En los días del Rey Salomón, se hacían muchas
guerras, se peleaban por tierras, comida, personas, por autoridad, entre otras
cosas, y lo interesante de todo esto es que cada uno que iba a la guerra lo
hacía en nombre del dios en el cual creían; había una historia detrás de la
vida de Salomón que no le permitía hacer las cosas bajo su propio ego, deseo o
entendimiento, era el hecho de saber que Dios estuvo con su padre y con toda su
descendencia desde el principio de los tiempos.
Salomón conocía a ese Dios que había conocido
su padre, en el cual creía y confiaba; en la dedicación que hizo luego de terminar
de construir el templo, en oración exclamo “…tu oirás desde los cielos,
y actuaras, y juzgaras a tus siervos, dando la paga al impío,
haciendo recaer su poder sobre su cabeza, y justificando al justo al
darle conforme a su justicia”, quizás Salomón en ese momento no entendía la magnitud y el poder de esas
palabras; dice la biblia que cuando termino de orar, la gloria de Jehová lleno
la casa (2Cronicas 7:1) y todos allí estaban gozosos y desempeñaban sus
ministerios para alabar el nombre de jehová, porque entendían que la
misericordia de Jehová es para siempre.
Lo único que Dios pide de nosotros es
que nos humillemos ante El, que reconozcamos su poder, su amor y su perdón, que
invoquemos su nombre, que oremos en su nombre, que busquemos su rostro y que
nos convirtamos de todo corazón, a todo esto, El promete oír, perdonar y sanar.
Dios quiere elegirnos para morar en nosotros, pero hay algo que debemos hacer
primero; Salomón conocía esto y lo hacía conforme a lo que había visto en su
casa con su padre, al final dice que no hubo hombre como Salomón y durmió con
sus padres.
Dios no dejara sin recompensa ninguna
cosa que nosotros hagamos aquí en la tierra, es por esto que cada día debemos
estar atentos al llamado del Espíritu Santo, a la reconciliación con Dios, a
conocernos nosotros mismos, a perdonarnos y a no querer hacer ni tomar justicia
por nuestras propias manos. Dios ha prometido librar nuestras batallas, debemos
confiar en El; Dios ha prometido estar con nosotros todos los días de nuestras vidas, debemos creerle a Él; Dios ha
prometido perdonar nuestros pecados, debemos aceptar su perdón; pero sobre todo
debemos hacer lo que Él nos demanda “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual
mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus
malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonare sus pecados , y
sanare su tierra” (2Cronicas 7:14)
No dudemos nunca de la fuerza y el poder
de nuestro Dios; Él tiene el control de todo lo que nosotros le permitamos
tener el control; El librara las batallas que nosotros le permitamos que libre
por nosotros; pero debemos enfocarnos en darle lo que él requiere, simplemente nuestra
fidelidad, nuestro reconocimiento de que Él es Dios, y de que Él es Todo poderoso.
No intentes luchar tu solo, Dios te dará la victoria, aprendamos a entregarle a
Él nuestras batallas, nuestros problemas, nuestras circunstancias o como
quieras llamarlo.
Dios es Dios y es un Dios de poder; no
se queda con nada pendiente de nadie, EL proporciona la justa paga al pecado; no
dudemos de esto nunca, solo dejémoslo actuar por nosotros sin importar que
digan los demás; no te sientas cobarde ni débil, solo debes sentirte “hijo de
Dios”.
La invitación de hoy es a que dejes
cualquier lucha que tienes, cualquier preocupación, cualquier problema,
cualquier situación de derrota, tristeza, angustia, dolor… déjala en las manos
de Dios, mediante la oración entrega todo a Él; permite que el pelee tu
batalla, recuerda que el da justa paga (2Cronica 6:23); recibe la victoria y proclama
la grandeza de Dios.
Oración del día: Dios de justicia derrama tu gloria hoy
en nosotros, permítenos ver tus manos actuar a favor nuestro, no tenemos
fuerzas para pelear, no queremos continuar sin ti ¡oh, Dios!, ven hoy a nuestro
auxilio y regálanos la bendición de tu perdón, te lo rogamos en el dulce nombre
de Jesús, Amen.