La venganza la podemos describir como esa
acción con intensión que se realiza para devolver (de alguna forma) el daño que
hemos recibido; esta acción viene acompañada por los sentimientos de ira,
resentimiento, dolor, decepción, enojo, frustración, etc.
Uno de los objetivos principales de la
venganza es hacer que el “otro” sufra, padezca, sienta o experimente todo el
mal que, en su momento, nos hicieron sentir a nosotros. Pensamos que haciendo
eso entonces podremos regresar a nuestro estado de equilibrio personal o
sentiremos algún tipo de retribución o bienestar.
La mayoría de las veces, cuando se actúa
bajo el sentimiento de ira, somos incapaces de visualizar un poco más allá de
nuestras narices; no podemos analizar las consecuencias que tendremos que
afrontar por los diversos tipos de comportamientos que se pueden adoptar cuando
estamos bajo los efectos del resentimiento, ira o dolor.
En lecturas anteriores les he compartido
un verso bíblico que me ha ayudado a mejorar de forma extraordinaria mi carácter
y que me ha enseñado a esperar en las respuestas que Dios tiene para mí; ese
verso dice: “Estad quietos y conoced que yo soy Dios…” (Salmos 46:10);
otra lectura similar se encuentra en el libre de Proverbios que dice: “No
digas: Yo me vengare; Espera a Jehová, y él te salvara.” (Prov. 20:22).
Este último versículo, más allá de
invitarnos a esperar la respuesta departe de Dios, es una invitación a la reflexión
sobre el hecho de que la venganza debe ser de jehová no nuestra; es un
recordatorio de que no tenemos lucha contra carne ni sangre, sino con
principados y potestades, es por esto que cuando estamos inundados por esos
malos sentimientos, y nos vemos tentados a tomar venganza por nuestras propias
manos, el resultado de eso es muerte.
Una muerte que puede ser física o
espiritual, de la cual surgen arrepentimientos dolorosos, que nos provocaran más
ira, más dolor, más frustración, más desaliento, más desesperanza…
Recordemos que quito jehová la aflicción
de Job, cuando hubo orado por sus amigos (recordemos que clases de amigos eran)
y aumento al doble todas las cosas que habían sido de Job (Job 42:10); acaso no
nos gustaría poder recibir bendiciones y en doble porción todo aquello bueno
que hemos perdido o que nos han quitado?, entonces la respuesta para
conseguirlo es que empecemos a orar por aquellas personas que nos hacen daño
(muchas veces inconscientemente) y que dejemos a Dios ser Dios.
La invitación de hoy es para que oremos
por todas aquellas personas que de una forma u otra nos han hecho sufrir o experimentar
sentimientos de dolor, frustración, enojo, ira, etc., y que le pidamos a Dios
que nos enseñe a esperar en sus promesas, recordando que son fieles y
verdaderas. No hay mejor medicina para el alma que el perdón, por lo que la venganza no es un remedio para el alma.
Que Dios te bendiga y te guarde y nos
ayude a identificar a todas aquellas personas que necesitan nuestro perdón.
Recuerda que hay Oloracielo.
Oración del día: Bendito Dios y padre
nuestro, estamos convencidos que la venganza, en vez de traer alegría a nuestras
vidas, puede ser capaz de traer aún más dolor del que se sentir en esas
situaciones que nos frustran y nos entristecen. Es por eso que te rogamos que
nos enseñes a esperar en tu respuesta y que nos des tu perdón. En el nombre de Jesús,
Amen.
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