martes, 28 de octubre de 2025

Vida plena en Cristo.

 


Hablar de la "vida plena en Cristo" es adentrarse en el corazón mismo del evangelio, en la promesa más gloriosa que nuestro Señor nos ha hecho. Es un anhelo profundo que Dios mismo ha puesto en nuestros corazones.

Esta "vida en abundancia" o "vida plena" no se refiere a una vida sin problemas o llena de riquezas materiales (aunque Dios puede prosperarnos en todo sentido), sino a una vida rica en propósito, paz, gozo, significado y la presencia constante de Dios, sin importar las circunstancias externas. Es una vida que desborda en lo espiritual, emocional, relacional y, sí, también puede impactar lo físico y material. Veamos estos dos aspectos:

¿Qué conlleva la vida plena en Cristo?

ü  Paz que sobrepasa todo entendimiento: Es una paz interior que no depende de lo que sucede a nuestro alrededor, sino de nuestra relación con el Príncipe de Paz. (Filipenses 4:7)

ü  Gozo inefable y glorioso: Un gozo que no es meramente felicidad pasajera, sino una alegría profunda y duradera que proviene del Espíritu Santo, incluso en medio de las pruebas. (1 Pedro 1:8)

ü  Propósito y significado trascendente: Saber que nuestra vida tiene un plan divino, que somos amados y usados por Dios para Sus propósitos eternos. (Romanos 8:28)

ü  Libertad del pecado y la condenación: Cristo nos libera de la esclavitud del pecado y de la culpa, dándonos una nueva identidad como hijos de Dios. (Romanos 8:1-2)

ü  Amor divino que nos capacita para amar: Experimentar el amor incondicional de Dios y ser capacitados para amar a los demás con ese mismo amor. (1 Juan 4:7-8)

ü  Crecimiento y transformación continua: Ser moldeados a la imagen de Cristo, con un carácter cada vez más semejante al Suyo. (2 Corintios 3:18)

¿Cómo la puedo conseguir?

La vida plena no es algo que se "consigue" de una vez por todas como un objeto, sino que es un camino, una relación continua y creciente con Jesús. Aquí te presento los pasos y principios fundamentales:

1.      Recibir a Cristo como Salvador y Señor: Este es el punto de partida. La vida plena comienza cuando invitamos a Jesús a entrar en nuestro corazón, perdonar nuestros pecados y tomar el control de nuestra vida. (Juan 1:12)

2.      Permanecer en Él (Comunión Constante): La vida plena fluye de una relación íntima y diaria con Jesús. Esto se logra a través de:

ü  Oración: Hablar con Dios, derramar nuestro corazón, escuchar Su voz.

ü  Lectura y Meditación de Su Palabra: Alimentar nuestro espíritu con la verdad de Dios.

ü  Adoración: Expresar nuestra reverencia y amor por Él. (Juan 15:4-5)

3.      Obediencia a Su Palabra: La obediencia no es una carga, sino una expresión de amor y confianza que nos alinea con la voluntad de Dios para nuestro bien. (Juan 14:21)

4.      Ser guiado por el Espíritu Santo: El Espíritu Santo vive en nosotros y nos capacita para vivir la vida plena, nos da poder, consuelo, dirección y nos ayuda a producir el fruto de Cristo. (Gálatas 5:16)

5.      Servir a otros y compartir el evangelio: La vida plena no es egocéntrica. Se desborda en amor y servicio hacia los demás, y en compartir la esperanza que tenemos en Cristo. (Gálatas 5:13)

6.      Confiar plenamente en Él: Soltar nuestras preocupaciones y ansiedades, y descansar en la soberanía y el amor de Dios, sabiendo que Él tiene el control. (Proverbios 3:5-6)

Nota: Esto no quiere decir que no tendremos momentos difíciles que enfrentar, lo que si nos asegura es que, si permanecemos en El, peleara por nosotros, pues ha prometido estar con nosotros todos los días de nuestras vidas.

Oración del día: "Amado Señor Jesús, gracias por haber venido para que yo tenga vida, y para que la tenga en abundancia. Deseo vivir esa vida plena que Tú ofreces. Te pido que me ayudes a permanecer en Ti cada día, a obedecer Tu Palabra, a ser guiado/a por Tu Espíritu Santo y a servir a otros con Tu amor. Que mi vida glorifique Tu nombre y sea un testimonio de Tu poder transformador. En el nombre de Jesús, Amén."

Pensamiento Positivo:

Querido amigo, recuerda que la vida plena en Cristo no es un destino lejano e inalcanzable, sino una realidad que comienza hoy mismo, en el momento en que abres tu corazón a Él. Cada paso de fe, cada momento de obediencia, cada instante de comunión te acerca más a esa plenitud. ¡Dios desea dártela más de lo que tú deseas recibirla!, por eso, todavía hay Oloracielo.


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