Definamos primero este término:
El término médico “Depresión” hace referencia a
un síndrome o conjunto de síntomas que afectan
principalmente a la esfera afectiva: como es la tristeza constante,
decaimiento, irritabilidad, sensación de malestar, impotencia, frustración a la
vida y puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la actividad
vital habitual, independientemente de que su causa sea conocida o desconocida.
Por esto es considerado un acto de
valentía y amor querer ayudar a alguien que atraviesa la oscuridad de la
depresión. Es importante recordar que la depresión es una condición compleja
que puede afectar el cuerpo, la mente y el espíritu, y no es un signo de
debilidad o falta de fe. Muchos siervos de Dios en la Biblia experimentaron
momentos de profunda tristeza y desesperación.
La biblia nos ofrece consuelo,
esperanza y dirección basada en las propias enseñanzas de nuestro Salvador, y
nos muestra ejemplo de situaciones similares y cómo podemos afrontarlas. A continuación,
te comparto algunos consejos y verdades bíblicas poderosas que pueden ser de
gran ayuda:
1. Buscar Ayuda Profesional y
Médica:
Primero, es decisivo entender que
la depresión puede tener componentes químicos y biológicos. Dios ha dado
sabiduría y conocimiento para desarrollar la medicina y la terapia. Buscar la
ayuda de un médico, un psiquiatra o un terapeuta cristiano es un acto de fe y
obediencia, no de debilidad. Dios puede usar a estos profesionales para traer
sanidad.
2. Clamar a Dios con Honestidad
y Sin Filtros:
La persona deprimida necesita saber
que puede ser completamente honesta con Dios sobre su dolor, su confusión y su
desesperanza, que puede hablar con lujos de detalles sobre lo que está
sintiendo o viviendo. Dios no se asusta de nuestras lágrimas ni de nuestras
preguntas. Los Salmos están llenos de lamentos sinceros hechos por personas
como tú y como yo.
Salmos 34:18 (RV 1960):
"Cercano está Jehová a los
quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu."
Salmos 42:11 (RV 1960):
"¿Por qué te abates, oh alma
mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de
alabarle, Salvación mía y Dios mío."
Como cristianos podemos ayudar a la
causa, animándole a derramar su corazón ante Dios, incluso si siente que no
tiene fuerzas para orar. A veces, un gemido es la oración más profunda.
3. Anclarse en la Palabra de
Dios (Aunque sea difícil):
Cuando la mente está nublada, la
verdad de la Escritura es un ancla segura, tiene la capacidad de penetrar hasta
lo más profundo del alma, además de un poder transformador capaz de discernir
los pensamientos y las intenciones del corazón. Aunque al principio pueda
parecer difícil o sin sentido, la Palabra de Dios es viva y eficaz.
Isaías 41:10 (RV 1960):
"No temas, porque yo estoy
contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te
ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia."
Juan 14:27 (RV 1996):
"La paz os dejo, mi paz os
doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo."
En esta ocasión les puedo sugiere
leer pasajes cortos, quizás los Salmos de lamento y esperanza (como Salmos 23,
27, 46, 91, 139), o los evangelios para recordar el amor sincero, puro y eterno
de Jesús.
4. No Aislarse; Buscar la
Comunidad Cristiana:
La depresión a menudo empuja al
aislamiento, pero Dios nos creó para vivir en comunidad. Estar rodeado de
hermanos en la fe que puedan orar, escuchar y ofrecer apoyo práctico es transcendental;
oremos para que Dios nos permita, en su misericordia, poder llegar a ser una
herramienta útil para las personas que puedan estar padeciendo esta condición.
Gálatas 6:2 (RV 1960):
"Sobrellevad los unos las
cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo."
Eclesiastés 4:9-10 (RV 1996):
"Mejores son dos que uno,
porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a
su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo
levante."
Podemos anímale a compartir su
lucha con un amigo de confianza, un líder espiritual o un grupo pequeño de
apoyo. No nos quedemos callados.
5. Cuidar el Cuerpo, Templo del
Espíritu Santo:
El cuerpo y la mente están
interconectados. Fomentar hábitos saludables, aunque pequeños, puede tener un
impacto significativo en nuestras vidas y sobre todo en estos procesos.
1 Corintios 6:19-20 (RV 1960):
"¿O ignoráis que vuestro
cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis
de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales
son de Dios."
Estos hábitos incluyen:
ü Descanso
adecuado: La falta de sueño agrava la depresión.
ü Nutrición:
Comer alimentos saludables.
ü Ejercicio
ligero: Una caminata al aire libre, si es posible.
ü Luz
solar: Ayuda a regular el estado de ánimo.
6. Recordar la Fidelidad y el
Amor Inquebrantable de Dios:
En medio de la oscuridad, es fácil
olvidar que Dios sigue siendo bueno y que Su amor no depende de nuestros
sentimientos, ni de nuestra condición.
Romanos 8:38-39 (RV 1996):
"Por lo cual estoy seguro de
que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo
presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor
nuestro."
Lamentaciones 3:22-23 (RV 1960):
"Por la misericordia de Jehová
no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son
cada mañana; grande es tu fidelidad."
Necesitamos recordar constantemente
que nuestro valor no disminuye por nuestra condición, y que Dios está con nosotros
en cada paso del camino, incluso en el valle de sombra de muerte.
Oración del día: "Amado
Padre celestial, te presento a todas las personas que están luchando con la
oscuridad de la depresión. Te pido que extiendas Tu mano sanadora sobre sus
mentes, cuerpos y espíritus. Que puedan sentir Tu presencia cercana, que
encuentren consuelo en Tu Palabra y fuerzas en Tu Espíritu. Guíales a la ayuda
que necesitan y rodéales de amor y apoyo. En el nombre de Jesús, Amén."
Pensamiento Positivo:
Recuerda, amado hermano la
depresión no es un destino final. Dios es el Dios de la esperanza y la
restauración. Aunque el camino parezca largo y oscuro, Él está contigo y
conmigo, sosteniéndonos. Permite que Su luz disipe las sombras que en esos
momentos podamos estar percibiendo, y confía en que, con Su ayuda y la de
otros, podremos encontrar el camino hacia la sanidad y la paz. No estamos solos
en esto, la mano poderosa de Cristo nos sostiene. Todavía hay Oloracielo.
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