Todos,
a lo largo de nuestra vida, vamos acumulando secretos, los cuales muchas veces
llegan a ser muy oscuros; estos secretos nos hacen recordar lo malos que somos
o lo muy malos que podemos llegar a ser si no refrenamos y controlamos nuestros
impulsos y deseos.
No
es por casualidad que la Biblia nos recuerda que “Porque todos tropezamos de
muchas maneras. Si alguno no tropieza en lo que dice, es un hombre perfecto,
capaz también de refrenar todo el cuerpo.” (Santiago 1:2), esta lectura debería
hacernos reflexionar en nuestro andar (actuar), en nuestro pensar y en nuestro
hablar.
Si
por casualidad estás pensando en lo oscuro de la vida de tu prójimo, te invito
que primero te pares frente a un espejo y busques (a la luz de la Biblia) que
cosas oscuras has hecho tu; de seguro que algo encontraras, de lo cual no te
sientas orgulloso. Son estas pequeñas cosas que debemos de aprender a sanar y a
reconocer que solo Dios tienen el control de transformarlas en obras para santificación.
Esos
hechos pasados (que no nos enorgullecen) son los recuerdos que el enemigo de
las almas les gusta recordarnos, restregarnos y hacernos creer que no podemos transformarlos.
Pero si nos apoyamos en la Biblia, en el estudio de la palabra, en la oración,
en ejercitar el arrepentimiento, en reconocer a Dios como nuestro salvador y
sanador, entonces tendremos la capacidad de sanarnos, y a la vez recordarle al
enemigo su triste futuro.
Hoy
la invitación es para que, a pesar de nuestro pasado, estemos en la disposición
de dejarnos transformar (mediante un verdadero arrepentimiento) por el único que
puede reparar un alma herida, el único que puede cambiar vidas, el único que
pueda sanar luego de un diagnóstico desahuciador de un médico, el único que
puede transformar y unir un matrimonio destruido, el único que puede reestablecer
la fe en nuestras vidas… ese es Cristo Jesús.
No
importa que tan oscuro fue, hay una promesa más en la biblia que dice: “Mas
a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus
alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la
manada. (Malaquías 4:2), y cuando nazca ese sol de justicia en nosotros, ya
no habrá más llanto ni dolor. Te invito a que pruebes con Jesucristo.
Dios
te bendiga y te guarde, recuerda que hay Oloracielo.
Oración
del día: Bendito Dios, tú
que sanas los corazones quebrantados, hoy venimos delante de tu presencia, pidiendo
perdón por nuestros pecados, todos aquellos pecados que oscurecen nuestro
pasado, pedimos perdón y rogamos por la transformación de nuestro carácter,
para que podamos permanecer fieles a ti hasta tu venida en gloria, y de esta
manera podamos disfrutar de una vida eterna junto a ti. Danos tu perdón, tu
misericordia y la gracia de reconocernos hijos tuyos, en el nombre de Jesús,
Amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario