Para definir de manera simple las emociones, podemos decir
que se definen como el conjunto de reacciones orgánicas con las que respondemos
a estímulos externos. Estas reacciones nos permiten adaptarnos a las diferentes
situaciones con las que nos encontramos, sean buenas o malas.
Las siete emociones básicas universales
son la sorpresa, la
tristeza, el desprecio, el miedo, la ira, la alegría y el asco. De ellas se derivan las emociones sociales o
secundarias, en las que influyen factores sociales y culturales.
Partiendo de esta definición podemos argumentar que somos
seres neta o esencialmente emocionales, ya que respondemos en base los estímulos;
es por esto que la biblia refiere los sentimientos como un complemento de un
todo; el salmista lo presenta como sentimientos que emanan del corazón,
conectando a la Divinidad con la humanidad a través de esto.
Paradójicamente los sentimientos nacen en la mente de las
personas (tanto los buenos como los malos), por esto cuando se dio instrucción al
pueblo de Israel para que guardaran la ley de Dios, pide que se guarde en su
frente y en sus manos, era con el sentido de que pudiera generar un sentimiento
desde nuestro cerebro, activando las emociones (estímulos) que son las que
motivaran a la acción.
En nuestro cerebro se encuentran los llamados centros de
la afectividad, donde se procesan las distintas emociones y el hombre
experimenta penas, angustias, alegrías intensas, y todas las demás emociones
existentes.
Es por esto
que, cuando permanecemos en comunión con Dios a través de la oración, la
lectura de biblia y el estudio de su palabra, nuestras emociones se activan y
podemos experimentar sentimientos de paz, alegría, seguridad, adoración,
jubilo, admiración, etc. Nuestro cerebro emocional se activa mediante estas prácticas
tan necesarias para el ser humano.
Para definir de manera simple las emociones, podemos decir
que se definen como el conjunto de reacciones orgánicas con las que respondemos
a estímulos externos. Estas reacciones nos permiten adaptarnos a las diferentes
situaciones con las que nos encontramos, sean buenas o malas.
Las siete emociones básicas universales
son la sorpresa, la
tristeza, el desprecio, el miedo, la ira, la alegría y el asco. De ellas se derivan las emociones sociales o
secundarias, en las que influyen factores sociales y culturales.
Partiendo de esta definición podemos argumentar que somos
seres neta o esencialmente emocionales, ya que respondemos en base los estímulos;
es por esto que la biblia refiere los sentimientos como un complemento de un
todo; el salmista lo presenta como sentimientos que emanan del corazón,
conectando a la Divinidad con la humanidad a través de esto.
Paradójicamente los sentimientos nacen en la mente de las
personas (tanto los buenos como los malos), por esto cuando se dio instrucción al
pueblo de Israel para que guardaran la ley de Dios, pide que se guarde en su
frente y en sus manos, era con el sentido de que pudiera generar un sentimiento
desde nuestro cerebro, activando las emociones (estímulos) que son las que
motivaran a la acción.
En nuestro cerebro se encuentran los llamados centros de
la afectividad, donde se procesan las distintas emociones y el hombre
experimenta penas, angustias, alegrías intensas, y todas las demás emociones
existentes.
Es por esto
que, cuando permanecemos en comunión con Dios a través de la oración, la
lectura de biblia y el estudio de su palabra, nuestras emociones se activan y
podemos experimentar sentimientos de paz, alegría, seguridad, adoración,
jubilo, admiración, etc. Nuestro cerebro emocional se activa mediante estas prácticas
tan necesarias para el ser humano.
Por esto en Proverbios 4:23 se nos insta a cuidar lo
que entramos a nuestro cerebro; cuidemos las informaciones que procesamos, de
lo que alimentamos nuestro espíritu: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu
corazón; Porque de él mana la vida”. Este pasaje termina diciendo que del corazón
mana la vida, es por esto que es tan importante cuidarlo.
Si queremos vivir emocionalmente sano y ser felices, debemos
prestar atención a las emociones y a las informaciones con las que alimentamos
nuestro cerebro. Dios nos regalo el libre albedrío para que elijamos por
nosotros mismos; por esto hoy te invito a que elijas bien; disfruta de la vida
plenamente aferrado a las promesas del padre celestial. Dios te bendiga, y te
permita desarrollar todas las emociones positivas a plenitud.
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Bendiciones.