Desde el principio de los tiempos, Dios hizo provisión de todo de lo que
hoy podemos disfrutar; esto incluye todo ser viviente y todo lo que sustenta al
ser viviente. El amor de nuestro Dios es tan grande que lo manifestó desde el
principio arreglando, organizando, colocando cada cosa en su lugar, proveyendo
lo necesario para que no existiera necesidad de absolutamente nada; fue paso
por paso dando todos los pasos para crear un verdadero paraíso.
Luego de todo esto, Dios identificó que no era bueno que el hombre
estuviera solo, sin una ayuda idónea, pues hasta el momento Dios había creado todos
los animales según su género, (Genesis 1:21), para que se reprodujeran y
multiplicaran en toda la ancha faz de la tierra.
No se había creado una ayuda idónea para el hombre, y por idóneo se
entiende “algo que es ideal, adecuado, apropiado, apto, capaz…”, por lo que sucedió
algo maravilloso:
“Entonces Jehová
Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras este dormía, tomó una de
sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó
del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso
de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a
su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. (Genesis 2:21-24)”
Crear una ayuda idónea para el hombre fue desde el principio el deseo de
Dios para con la mujer; algunos de los sinónimos de la palabra femineidad son:
suavidad, delicadeza, finura, ternura, sutileza, elegancia, gracia, etc.; todos
estos ingredientes que adornar hasta hoy el mundo, son elementos que permiten
la convivencia armoniosa y amorosa de la humanidad. Nosotras irradiamos energía
positiva tan potente, que es capaz de mover, endulzar y ablandar hasta el corazón
más duro o rebelde.
No permitamos que nos sean quitados nuestros dones y talentos; que seamos
degradadas, pisoteadas o despreciadas; ejerzamos con amor nuestra función,
asumamos con amor nuestro papel; identifiquemos a las personas y las circunstancias
para las cuales debamos ser ayuda idónea, y funcionemos como tal.
Dios nos regala un día nuevo hoy, que el hombre ha denominado “día internacional
de la mujer”, pero que ya Dios había predestinado todos los días de nuestras
vidas para ejercer nuestras funciones, características, dones y talentos
especiales que nos definen. Ejerzamos nuestro papel de mujer, que nunca falte
en nosotras ese toque de femineidad con la que Dios nos creó. Seamos esa ayuda idónea
para nuestros hombres.
El hombre es la maquina por la cual se mueve el mundo, y la mujer el
combustible que necesita para que el trabajo sea optimo, suficiente y eficiente.
Feliz día internacional de la mujer a ti hermana y amiga, y que Dios molde
nuestro carácter para que podamos ejercer nuestro rol desde el amor a Dios y al
prójimo. Bendiciones.
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