Un
presupuesto hace referencia a la cantidad de dinero que se necesita
para hacer frente a cierto número de gastos necesarios para realizar un
proyecto; es como una estimación tanto de los ingresos como los egresos que se
presume utilizar para la realización de algo.
Esta
es una herramienta necesaria para toda persona, ya sea para uso personal como
para uso colectivo o empresarial. Esta herramienta nos indica el lugar donde
(económicamente) nos encontramos y nos proyectas a donde queremos estar.
Esto,
si lo llevamos al plano espiritual, podríamos definirlo como el plan descrito
de una vida cristiana para alcanzar la salvación y vida eterna. Paradójicamente
las personas normalmente no utilizan esta herramienta en su vida cotidiana, y
muchas otras veces a nivel colectivo no realizamos las proyecciones de manera
correcta.
Esto
provoca que nos veamos desorientados ante los imprevistos de la vida. Teniendo
en cuenta que estos imprevistos de la vida también pueden ser presupuestados,
entonces podríamos decir que no estamos utilizando correctamente esta
herramienta tan importante.
Sin
miedo a equivocarme puedo inferir que las mayorías de las personas conocen el
significado de un presupuesto, saben que es una manera fácil de llevar las
cuentas o informes de sus recursos monetarios, pero tristemente pocos utilizan
un presupuesto escrito como parte de sus finanzas personales o familiares.
Son
pocas las familias que tienen por costumbre realizar un presupuesto
periódicamente para el manejo de sus dineros en el entorno familiar. Esto
provoca que nos sintamos vulnerables, y que suframos las consecuencias de las problemáticas
cotidianas.
Al
inicio de la historia de la humanidad, se nos encomendó y se nos instruyó a los
fines de que pudiéramos administrar todo lo que Dios había creado, esto incluye
plantas, animales y cosas. Esta administración requiere necesariamente del uso
adecuado y oportuno de un presupuesto, y una relación muy estrecha con nuestro
creador; incluso con el (presupuesto), podríamos medir más efectivamente el uso
de nuestro tiempo.
Actualmente existen muchas formas y estructuras diferentes para la confección de un presupuesto, pero de una manera sencilla quiero compartirles un breve esquema que pudiera ayudarles a administrar sus recursos como buenos mayordomos; a continuación les muestro los ingredientes: sólo necesitan identificar y clasificar los ingresos y los gastos en una planilla que puedan rellenar con la información que ustedes entiendan importante y conveniente para ustedes. Luego de identificar y clasificar solo deben aplicar la formula siguiente: Ingresos (-) Gastos (=) Disponibilidad.
Pueden quitar o agregar cualquier otro
concepto para los renglones de ingresos y gastos, al igual que pueden
realizarlo con la periodicidad que más les convenga. Acomódenlo a su necesidad.
Recuerden
que una buena administración no solamente incluye la parte económica o
monetaria, sino, saber administrar todo cuanto nos rodea, material o
inmaterial.
El
éxito de José como administrador (historia bíblica en Génesis 37-50), radicó en
su relación con Dios y la fidelidad a Él. Por eso la invitación en este día es
para que verifiquemos nuestra relación con Dios y organicemos nuestra vida
tanto física como espiritual, utilizando la herramienta que les compartí en el párrafo
anterior. Nuestro presupuesto lo podemos enfocar en cantidades monetarias o en
tiempo.
Dios
te bendiga, te guarde y te permita disfrutar de una vida plena en Jesucristo.
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