A veces, nos encontramos con personas
que nos preguntan: ¿Porque estas triste? y nosotros no sabemos la respuesta;
buscamos en nuestra mente y corazón y no sabemos cómo ni que contestar; si
hemos pasado por algún dolor reciente, nuestro cerebro se encarga de recordarlo
y el cuerpo reacciona a esto, y entonces nos volvemos a sentir triste. Pero en
realidad no estamos tristes; muchas veces solo estamos cansado.
Cansado de tener una rutina que no nos
permite disfrutar la luz del sol en libertad, cansados de no poder ver a las
personas que necesitamos ver, cansados de esperar aquello que no acaba de
llegar, cansados de escuchar las quejas de los demás, cansados de ver a
personas presumir de lo que no tienen y a otras de creerse lo que no son en
realidad, cansado de trabajar, cansados de estar enfermos, cansados de estar en
una relación toxica, cansados de hijos mal agradecidos, cansados de familiares hipócritas,
de amigos falsos... la lista puede ser realmente extensa, pero te pregunto:
hoy, estas triste o cansado?
No sabemos identificar realmente los
sentimientos de nuestro corazón, y es esto lo que nos hace cometer tantos
errores; nos preocupamos tanto por las cosas de este mundo, que llegamos a
descuidar nuestras propias cosas; lo realmente importante para nosotros debería
ser nuestra vida espiritual.
Dios, a través del viejo y nuevo
testamento, nos enseña que su Ley es lo que hace realmente feliz al hombre, y
lo que realmente aprovecha, es por esto por lo que desde el principio de los
tiempos se dijo:
“…porque
este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días
--declara el SEÑOR--. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones
la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.” (Jeremías 31:33)
Luego, el apóstol Pablo nos recordó en
Romanos 2:15
“…ya
que muestran la obra de la ley escrita en sus corazones, su conciencia dando
testimonio, y sus pensamientos acusándolos unas veces y otras defendiéndolos,”
Aquí nos asegura que aquello que Dios había
dicho y solicitado a su pueblo desde el principio, era, es y será siempre lo más
importante. Desde allí (los pensamientos), se generan las mejores y las peores
situaciones que puede afrontar el hombre, y que lo puede conducir incluso a la
muerte.
Debemos pues educar, cuidar y cultivar
nuestros pensamientos, nutriéndonos de la palabra de sabiduría que por largo
tiempo ha estado con nosotros; las sagradas escrituras han permanecido con
nosotros para que esté a nuestro alcance el reconocimiento de la gracia salvífica
de Jesucristo y para que aprendamos a vivir una vida plena en Cristo Jesús.
En el libro de Deuteronomio capítulo 4, Moisés
habla al pueblo y les recuerda que los estatutos y decretos que Dios le había dado
eran justos, buenos y eternos; sin duda un requerimiento para que el pueblo
pueda alcanzar inteligencia y sabiduría; les exhorta a que le den continuidad
por todas sus generaciones.
"Ahora,
pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los
ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de
vuestros padres os da. No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni
disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro
Dios que yo os ordeno. ...Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque
esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los
pueblos...Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te
olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos
los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de
tus hijos." Deut. 4:1-9).
El mismo Jesús nos dice que Él había
venido, no para abrogar la ley, sino para hacerla cumplir (Mat. 5:17), entonces
nos dejó ejemplo de vida para que pudiéramos alcanzar a disfrutar una vida de comunión
con nuestro Padre Celestial. El ejemplo de Jesús mostrado con su propia vida,
muerte y resurrección nos habla de un Padre amoroso, justo, recto,
misericordioso y eterno, al cual debemos toda gloria y honra por los siglos;
grandes han sido sus obras para con cada uno de nosotros, los que todavía
permanecemos en esta tierra, a pesar de tanto dolor, llanto, enfermedades,
maldad y muerte que a nuestro alrededor están.
Busquemos pues de corazón, acercarnos al
trono de la gracia mediante el conocimiento de la vida de Jesús, de su
ministerio, de los mandamientos y estatutos que son eternos, y decidamos con
amor y bondad, entregar nuestra vida completa en las manos de nuestro hacedor,
a fin de vindicar nuestra vida de pecado.
El pecado no son solo cosas malas, son
cosas que no entendemos ni conocemos a plenitud, o quizás cosas que hemos
aprendido a hacer, por cultura, raza, religión o por observación e imitación.
Conoceremos el significado del pecado cuando conozcamos verdaderamente la ley
de Dios y a Cristo Jesús.
La invitación de hoy es para que no estemos
tristes, para que no estemos cansados, es para que podamos aprender a descansar
en las manos de nuestro eterno Dios; Él nos hace un llamado a todos hoy, a través
de las palabras pronunciadas por Jesús cuando dijo: "Venid
a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad
mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera
mi carga." (Mat. 11: 28-30).
Dios te bendiga y haga resplandecer su
rostro sobre ti y tu familia; recuerda visitar nuestras redes sociales, nos
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