Después de aquellos días, dice Jehová:
Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón… Perdonaré la maldad de
ellos, y no me acordaré más de su pecado. (Jeremías 31:33-34).
Cuando decidimos seguir a Cristo lo
hacemos con la convicción de que Él nos escucha, nos perdona y nos cuida, esta
misma convicción debería permanecer en todo creyente a lo largo de su vida
cristiana, pero tristemente, cuando llegan esos días difíciles, nos preguntamos
¿Dónde está Jesucristo? ¿Por qué me ha abandonado? ....
Esto es lo que el enemigo quiere que creamos,
esto es lo que nos hace creer; prepara todo y dispone todo para que nosotros
seamos capaces de dudar del cuidado y del amor de Cristo.
La duda, amigo mío, fue lo que daño la relación
de confianza y amor que Dios implemento en el Jardín del Edén, cuando coloco allí
al hombre para que lo cuidara y lo habitara. Este sentimiento de miedo y culpa
es el que prevalece en el hombre luego del pecado.
El enemigo de las almas prepara todo
para que parezca bueno a los ojos del ser humano, de tal manera que nos
sintamos atraído por el (pecado) caigamos en su trampa y entonces poder decir “el
hombre (humano, hombre o mujer) que creaste te fallo”.
Cuando todo aquello ocurrió en el Edén,
Dios ya tenía preparado un plan de salvación para la raza humana; dispuso todo
el proceso para interceder por nosotros en la tierra por medio de Jesucristo,
hasta el sacrificio de este (Cristo) por cada uno de nosotros. Luego de esto,
continuo su proceso de ministración en los cielos, a nuestro favor.
Por esto, cuando decidimos seguir a
Cristo, conocer su ley, amarla y cumplirla, entonces el dispone del ministerio
de intercesión y perdón continuamente. Dios está en la mejor disposición de
perdonarnos y amarnos eternamente, siempre y cuando tú y yo no rechacemos ese
llamado, ni rechacemos su perdón.
Hoy Cristo continúa ministrando por ti y
por mí en el Santuario celestial, hasta que venga por segunda vez a buscar a su
pueblo. Él no quiere recordar nuestros pecados constantemente; no caigas en la
trampa del enemigo, cuando el diablo te recuerde tu pasado (pecado) recuérdale
su futuro, y continúa confiando en Dios.
¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo
mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho. (Apoc. 22:12), esa recompensa de amor es para
nosotros, los que hayamos quedado firmes en el amor de Cristo.
Y ahora, queridos hijos, permanezcamos
en él para que, cuando se manifieste, podamos presentarnos ante él
confiadamente, seguros de no ser avergonzados en su venida. (1Juan 2:28). La invitación de hoy es para que permanezcamos
firmes en la fe de que existe un Dios en los cielos que es dueño de todo y que
ante El, esta Jesucristo ministrando a nuestro favor, pidiendo el perdón de
nuestros pecados y la misericordia del Padre para con cada uno de nosotros.
No permitas que nadie te quite ese
privilegio de creer y esperar en Dios. Vengo pronto. Aférrate a lo que
tienes, para que nadie te quite la corona. Apocalipsis 3:11
Dios te bendiga y te guarde, recuerda Jesucristo continúa ministrando por nosotros, recuerda también que hay Oloracielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario