Cada vez que alguien muere
solemos pensar que “pasó a su última morada”; si estudiamos detenidamente la
biblia descubriremos que el ataúd no es ni será nunca nuestra última morada. El
mismo Jesucristo al referirse a la muerte hablo de ella como estar en un sueño.
El problema es que como no conocemos ni sabemos nada sobre las promesas de Dios
para sus hijos, no podemos entender que ciertamente la muerte un sueño es.
En el evangelio de Juan
encontramos la historia de la muerte de Lázaro; en ella Jesús se refiere a la
muerte de su amigo como un sueño, pero para que no quedara duda entre los
presentes les aclaro que ciertamente Lázaro estaba muerto (hacía cuatro días),
Jesus sabía eso, pero también sabía y estaba seguro de que mas allá de la
muerte hay algo más; algo que desde el principio de los tiempos fue creado para
nosotros, la vida eterna junto a nuestro creador.
La muerte es la
consecuencia del pecado, es lo que acarreamos todos y cada uno de nosotros a consecuencia
de la entrada del pecado en este mundo y a la comisión de él mientras estamos
en este mundo. No podemos planificarla, ni mucho menos nos gustaría
adelantarla; muchos dicen que es lo mas seguro que tenemos, ¡que equivocado están!
¿A caso no conocen la historia de la biblia? A caso no dijo Jesucristo en el
evangelio de Juan 14 “…voy, pues, a preparar lugar para vosotros”. Esa
es la morada última del ser humano, las mansiones celestes, preparadas desde el
principio de la creación para cada uno de nosotros, los que creemos en Dios y
cumplimos su palabra; aunque, también hay recompensas para los que hacen lo
contrario.
Mientras tanto, los días que nos toque estar aquí
en esta tierra, Dios quiere que seamos felices, por esto nos regalo los secretos
y las herramientas que necesitamos para poder ser felices en tanto estemos aquí.
Lee tu biblia, encontraras innumerables tesoros
en ella; pero antes de abrirla, pide ayuda al Espíritu Santo para que te ayude
a entender y a escuchar la palabra de Dios a través de su lectura.
Hoy te invito a ser feliz, a no tener miedo a
la muerte, y a jamás pensar que esta es nuestra última morada; hay esperanza en
Jesucristo; hay vida nueva en su palabra. Descúbrela. Bendiciones.