En el libro 1Corintios 11:1
nos dice "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo." Esta frase es
muy conocida y repetida por todos, ya sea por haber estudiado la biblia o por
haberlo escuchado de alguien que la haya estudiado.
Mas, sin embargo, esta frase no
se entiende quizás con la profundidad con la que pablo la escribió; esta carta
a los Corintos fue escrita en medio de una lucha que estaba experimentando el
autor para poder mostrar el amor de Cristo que él había conocido, y fortalecer el
conocimiento y la fe de los nuevos creyentes, además de ayudarles en sus luchas
por abandonar las prácticas del pasado y que se aferraran a sus nuevas
creencias.
Esta lucha, nuevamente vuelve
a estar en primer lugar como prioridad para todas las iglesias, para todos
aquellos que acogieron el llamado de “ir y predicar el evangelio a toda nación,
tribu, lengua y pueblo; para todas aquellas personas que entienden y aceptan el
llamado de Dios, con la finalidad de proclamar el evangelio de esperanza.
En estos tiempos, es aún más difícil
predicar el mensaje, no por falta de conocimiento o contenido doctrinal, sino
por los constantes bombardeos que recibe el mensaje de Dios, y el poco interés
que hay en las personas por conocer, abrazar y disfrutar de la verdad de Dios.
Fíjense que no he dicho solamente
“la verdad”, he dicho “la verdad de Dios”; cada uno a esta altura de la
historia del mundo, tiene una verdad personal, acomodada a lo que cada uno ve,
siente y cree que es la verdad. Esto no significa que sea la verdad absoluta, aunque
sabemos que la verdad absoluta reposa en Dios; pero queremos muchas veces hacer
caso omiso de esto; esto de seguro será el tema de otro artículo.
Por ahora quiero concentrarme
en el eminente deterioro de la creación de Dios, por la proliferación del
pecado, que es tanto, que ya las cosa buenas parecen malas, y no tenemos tiempo
para practicar la misericordia.
Aunque sabemos que todo esto
tiene necesariamente que acontecer para poder ver cara a acara a nuestro creador,
no nos desesperemos ni acobardemos de continuar impulsando la obra de salvación
que el mismo Dios puso en marcha desde el jardín del Edén.
No desmayes, porque a menos
que aprendamos a sostenernos de la mano de Dios durante todo este proceso,
podremos ver entonces el rostro de Jesus y le escucharemos decir “Bien, buen siervo
y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu
señor (Mateo 25:23).
Te invito a reanimar tu fe, a fortalecer tu espíritu
y a disfrutar de la presencia de Jesucristo en tu vida. Dios te bendiga.
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