viernes, 11 de enero de 2019

Paralítico.

El paralítico de Betesda.

La historia del paralítico de Betesda, es una historia llena de drama, acción y una especie de romanticismo. Esta historia la encontramos en el libro de Juan 5:1-18, y nos relata la historia de un hombre que tenía muuuucho tiempo (38 años) esperando un milagro en su vida, viendo como todas las personas le pasaban por el lado y no lo ayudaban, que triste debía de sentirse ese hombre. El lugar donde se encontraba este hombre era un lugar donde todos los que estaban allí estaban enfermos (ese tipo de persona que solo sirve para quejarse), ciegos (aquellos que no ven las oportunidades), cojos (aquellos que necesitan ayuda para seguir caminando) y paralíticos (aquellos que no se mueven para nada, dependen totalmente de otro/s). Pero sin embargo en ese lugar había un estanque donde se realizaban los milagros, lleno de agua, esperando solo que el Ángel descendiera a mover las aguas.

Por allí pasaba Jesús y vio a este hombre y le pregunto algo que a simple vista parecería absurdo, ¿Por qué Jesús le pregunta si quiere ser sano?, ¿acaso no estaba él paralitico?, ¿Qué puede querer un enfermo más que el restablecimiento de su salud?, ¿no sabía Jesús que en ese lugar solo habían gente enferma esperando un milagro?...

Pudiéramos hacernos más preguntas, pero la verdad es que Jesús lo que quería era que este hombre (el paralitico) reconociera su estado, que tomara un momento para mirarse así mismo, y dejara de echarle la culpa a los demás (el hizo como todo buen humano, echarle la culpa a las personas que le pasaban por el lado y no lo ayudaban). Y es allí donde Jesús le da un mandato, una orden que tenía que ejecutar con tres acciones (ver verso 8):

Primero debía levantarse: esto significa que debes moverte de tu zona de confort, no hay forma de llegar a un lugar si no eres capaz de avanzar, a menos que no sepas a dónde vas, hay un dicho que dice “El que no sabe dónde va, ya llego”, y esto es muy cierto, pero el paralitico de esta historia sabia ¿Dónde quería llegar? Y parecería irónico, pero él decía que quería llegar, pero lo que hacía era culpar a las personas por no ayudarlo a llegar.

Segundo: debía tomar su lecho, esta frase de “tomar su lecho” nos refiere en este momento en que debemos encargarnos de nuestras propias necesidades primero, nos invita a que tomemos ese objeto, situación o persona que nos mantienen en esa zona de confort, y que nos hagamos cargo. A veces le tenemos miedo a esa palabra “hacernos cargo”, es una palabra muy fuerte y que puede implicar mucho esfuerzo, trabajo, dolor, tiempo o dinero; y por esto muchas personas le temen a hacerse cargo de su “lecho”.

La tercera acción es “Anda” (sinónimo de caminar, recorrer, avanzar, etc): Si ya identificaste tu zona de confort, si también ya tomaste tu “lecho”, lo único que resta es ahora avanzar, avanza hacia ese estanque lleno de agua de vida y sanidad que es Jesús.
Esto es justo lo que te dice Jesús hoy, y te invito a que leas varias veces el verso 11, para que entiendas ¿quién te dio la orden?

¿Qué esperas para ir por tus sueños, por alcanzar tus metas, por comenzar ese proyecto, por cambiar tu lamento en canto…? Vamos, ven ya, Cristo te está preguntando ¿quieres ser sano?, tu qué le contestaras?.


Bendecido viernes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sea tu si, si y sea tu no, no.