Ser buenos con personas que no son tan buenas con nosotros es un reto total, ya que vivimos en la carne, y los deseos de la carne se contraponen a los deseos del Espíritu de Dios que debe habitar en nosotros como cristianos. Es una de las pruebas más grandes para nuestra fe y nuestro carácter, pero la buena noticia es que la Biblia nos da una guía clara y poderosa sobre cómo debemos responder cuando somos tratados injustamente o cuando las personas son "malas" con nosotros.
En estas circunstancias es natural sentir dolor, frustración
o incluso ira cuando nos hieren. Sin embargo, como seguidores de Cristo, somos
llamados a un estándar más alto, a un camino que refleja el amor y la gracia de
nuestro Salvador.
Aquí te comparto algunas orientaciones basadas en la Palabra
de Dios que podrían ayudarnos a mejorar nuestras relaciones interpersonales:
Amar a Nuestros Enemigos y Orar por Ellos:
Esta es quizás la enseñanza más radical de Jesús y el
corazón de cómo debemos responder. No es fácil, pero es el camino que Él mismo
nos mostró.
"Pero yo os digo: Amad a
vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os
aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;" (Mateo 5:44).
"Pero a vosotros los que oís,
os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid
a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian." (Lucas 6:27-28).
Esto significa que nuestra respuesta no debe ser la misma
que la del mundo. En lugar de buscar venganza o devolver el mal, somos llamados
a responder con amor, bendición y oración. La oración por quien nos hace daño
puede transformar nuestro propio corazón y, a veces, también el suyo.
No Devolver Mal por Mal; Vencer el Mal con el Bien:
La tentación es responder de la misma manera que somos
tratados, pero la Biblia nos exhorta a romper ese ciclo de negatividad con
actos de bondad.
"No paguéis a nadie mal por
mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto
dependa de vosotros, tened paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros
mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está:
Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere
hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto,
ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino
vence con el bien el mal." (Romanos 12:17-21).
Este pasaje es increíblemente poderoso. Nos enseña a dejar
la venganza en manos de Dios, quien es justo. Además, nos anima a hacer el bien
a quienes nos lastiman, lo cual puede generar un cambio en ellos (las
"ascuas de fuego" pueden referirse a la vergüenza o al
arrepentimiento que pueden sentir).
Perdonar como Cristo nos Perdonó:
El perdón es una piedra angular de nuestra fe. Perdonar no
significa condonar la acción, sino liberar a la persona de la deuda que nos
debía y, más importante aún, liberarnos a nosotros mismos de la amargura y el
resentimiento.
"Antes sed benignos unos con
otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó
a vosotros en Cristo." (Efesios 4:32).
"soportándoos unos a otros, y
perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que
Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros." (Colosenses 3:13).
El perdón es un acto de obediencia a Dios, de liberación y
un regalo para nuestra propia paz interior.
Poner Nuestra Confianza en Dios, No en la Venganza
Propia:
Cuando somos heridos, es natural querer justicia. Pero la
Biblia nos recuerda que Dios es el Juez justo y Él se encargará de todo.
"quien cuando le maldecían, no
respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la
causa al que juzga justamente;" (1 Pedro 2:23).
Jesús es nuestro ejemplo supremo. Él sufrió injustamente,
pero no buscó venganza. En cambio, confió Su causa al Padre. Nosotros también
debemos seguir su ejemplo y hacer lo mismo.
Mantener la Paz y la Sabiduría:
Aunque somos llamados a amar y perdonar, esto no significa
que debamos ponernos en situaciones de abuso continuo o ser ingenuos. A veces,
la sabiduría implica establecer límites saludables o incluso distanciarse de
relaciones tóxicas, siempre con una actitud de amor y sin rencor.
"La blanda respuesta quita la
ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor." (Proverbios 15:1).
"He aquí, yo os envío como a
ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos
como palomas." (Mateo 10:16).
La prudencia nos permite protegernos y actuar de manera que
honre a Dios, sin caer en la trampa de la amargura o la retaliación.
Oración del día:
"Amado Padre celestial, hoy te presento mi corazón
herido por las acciones de otros. Reconozco que es difícil amar a quienes me
hacen daño y perdonar a quienes me ofenden. Te pido, Señor, que me des Tu amor
sobrenatural para amar a mis enemigos, Tu gracia para bendecir a quienes me
maldicen y Tu poder para orar por quienes me persiguen. Ayúdame a no pagar mal
por mal, sino a vencer el mal con el bien, confiando en que Tú eres el Juez
justo. Sana mi corazón y lléname de Tu paz. En el nombre de Jesús, Amén."
Pensamiento Positivo:
Recuerda, querido hermano/a: Cuando eliges responder con
amor, perdón y bondad frente a la maldad, no solo estás honrando a Dios, sino
que también estás protegiendo tu propio corazón de la amargura y la oscuridad.
Eres un reflejo de la luz de Cristo en un mundo que desesperadamente necesita
ver Su gracia. ¡Tu respuesta puede ser la semilla de un milagro!, Recuérdales
que todavía hay Oloracielo.
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