martes, 4 de noviembre de 2025

¿Qué debo hacer con las personas que son malas conmigo?

 


Ser buenos con personas que no son tan buenas con nosotros es un reto total, ya que vivimos en la carne, y los deseos de la carne se contraponen a los deseos del Espíritu de Dios que debe habitar en nosotros como cristianos. Es una de las pruebas más grandes para nuestra fe y nuestro carácter, pero la buena noticia es que la Biblia nos da una guía clara y poderosa sobre cómo debemos responder cuando somos tratados injustamente o cuando las personas son "malas" con nosotros.

En estas circunstancias es natural sentir dolor, frustración o incluso ira cuando nos hieren. Sin embargo, como seguidores de Cristo, somos llamados a un estándar más alto, a un camino que refleja el amor y la gracia de nuestro Salvador.

Aquí te comparto algunas orientaciones basadas en la Palabra de Dios que podrían ayudarnos a mejorar nuestras relaciones interpersonales:

Amar a Nuestros Enemigos y Orar por Ellos:

Esta es quizás la enseñanza más radical de Jesús y el corazón de cómo debemos responder. No es fácil, pero es el camino que Él mismo nos mostró.

"Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;" (Mateo 5:44).

"Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian." (Lucas 6:27-28).

Esto significa que nuestra respuesta no debe ser la misma que la del mundo. En lugar de buscar venganza o devolver el mal, somos llamados a responder con amor, bendición y oración. La oración por quien nos hace daño puede transformar nuestro propio corazón y, a veces, también el suyo.

No Devolver Mal por Mal; Vencer el Mal con el Bien:

La tentación es responder de la misma manera que somos tratados, pero la Biblia nos exhorta a romper ese ciclo de negatividad con actos de bondad.

"No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, tened paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal." (Romanos 12:17-21).

Este pasaje es increíblemente poderoso. Nos enseña a dejar la venganza en manos de Dios, quien es justo. Además, nos anima a hacer el bien a quienes nos lastiman, lo cual puede generar un cambio en ellos (las "ascuas de fuego" pueden referirse a la vergüenza o al arrepentimiento que pueden sentir).

Perdonar como Cristo nos Perdonó:

El perdón es una piedra angular de nuestra fe. Perdonar no significa condonar la acción, sino liberar a la persona de la deuda que nos debía y, más importante aún, liberarnos a nosotros mismos de la amargura y el resentimiento.

"Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo." (Efesios 4:32).

"soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros." (Colosenses 3:13).

El perdón es un acto de obediencia a Dios, de liberación y un regalo para nuestra propia paz interior.

Poner Nuestra Confianza en Dios, No en la Venganza Propia:

Cuando somos heridos, es natural querer justicia. Pero la Biblia nos recuerda que Dios es el Juez justo y Él se encargará de todo.

"quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;" (1 Pedro 2:23).

Jesús es nuestro ejemplo supremo. Él sufrió injustamente, pero no buscó venganza. En cambio, confió Su causa al Padre. Nosotros también debemos seguir su ejemplo y hacer lo mismo.

Mantener la Paz y la Sabiduría:

Aunque somos llamados a amar y perdonar, esto no significa que debamos ponernos en situaciones de abuso continuo o ser ingenuos. A veces, la sabiduría implica establecer límites saludables o incluso distanciarse de relaciones tóxicas, siempre con una actitud de amor y sin rencor.

"La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor." (Proverbios 15:1).

"He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas." (Mateo 10:16).

La prudencia nos permite protegernos y actuar de manera que honre a Dios, sin caer en la trampa de la amargura o la retaliación.

 

Oración del día:

"Amado Padre celestial, hoy te presento mi corazón herido por las acciones de otros. Reconozco que es difícil amar a quienes me hacen daño y perdonar a quienes me ofenden. Te pido, Señor, que me des Tu amor sobrenatural para amar a mis enemigos, Tu gracia para bendecir a quienes me maldicen y Tu poder para orar por quienes me persiguen. Ayúdame a no pagar mal por mal, sino a vencer el mal con el bien, confiando en que Tú eres el Juez justo. Sana mi corazón y lléname de Tu paz. En el nombre de Jesús, Amén."

Pensamiento Positivo:

Recuerda, querido hermano/a: Cuando eliges responder con amor, perdón y bondad frente a la maldad, no solo estás honrando a Dios, sino que también estás protegiendo tu propio corazón de la amargura y la oscuridad. Eres un reflejo de la luz de Cristo en un mundo que desesperadamente necesita ver Su gracia. ¡Tu respuesta puede ser la semilla de un milagro!, Recuérdales que todavía hay Oloracielo.

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

No siento el perdón de Dios en mi vida….

Hablar del perdón de Dios para el ser humano es hablar del corazón mismo del Evangelio, de la esencia de Su amor y de la razón por la que te...