Mis queridos hermanos/as!, el tema de hoy es de vital
importancia, aunque es un poco doloroso y complicado para entenderlo, dada la
necesidad de reconocimiento previo que debemos hacer para poder trabajar en
ello; La envidia es una emoción poderosa y destructiva que, si no se maneja a
la luz de la Palabra de Dios, puede corroer el alma y dañar nuestras
relaciones. La Biblia es muy clara al respecto, y nos ofrece tanto advertencias
como el camino para superarla.
¿Qué es la Envidia según la Biblia?
La envidia es más que simplemente desear lo que otro tiene.
Es un sentimiento de descontento o pesar por el bien ajeno, a menudo acompañado
de un deseo de poseerlo o, peor aún, de que el otro lo pierda. Es una emoción
que se regocija en la desgracia ajena y se entristece con el éxito del prójimo.
La Biblia la clasifica como una de las "obras de la carne".
Gálatas 5:19-21:
"Y manifiestas son las obras
de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes
a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que
los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios."
Aquí vemos que la envidia no es un pecado menor; está en la
misma lista que pecados graves como el homicidio y la idolatría, porque su raíz
es la misma: el egoísmo y la falta de amor.
Según la psicología: La envidia es una forma de experimentar una emoción negativa (furia, resentimiento, cólera, exasperación, indignación, fastidio, irritabilidad, hostilidad, pesar, melancolía, pesimismo, pena, autocompasión, abatimiento, desesperación) que se transforma en sentimientos y luego en pensamientos displacenteros. Hay quienes consideran a la envidia como un rasgo de personalidad (Taylor, 1988). Además, es definida como un sentimiento de displacer, de disgusto, por la alegría del otro. “El malhumorado y contraído, el amargado, no puede sufrir la risa del que está alegre y satisfecho, porque envidia en el fondo un sentimiento del que él es incapaz”. (Dorsch, 1994) (tomado de la página: https://www.psicoactiva.com/autor/barrera/).
Por esto los seres humanos somos capaces de envidiar la
alegría, la felicidad, el placer, las cualidades, los bienes, las metas de otra
persona, las personas que le rodean, las condiciones de trabajo, su apariencia,
su espiritualidad, su ropa, su estado de salud, su dinero, el amor que le
tienen, sus habilidades sociales, su suerte. Esto lo hace aún más peligrosa.
Los Peligros y Consecuencias de la Envidia:
La Palabra de Dios nos advierte repetidamente sobre el poder
destructivo de la envidia:
- Destruye
la Paz Interior y la Salud Física:
Proverbios 14:30:
"El corazón apacible es vida
de la carne; Mas la envidia es carcoma de los huesos."
La envidia carcome por dentro, robando la alegría, la paz y afectando incluso
nuestra salud.
- Genera
Contiendas y Todo Tipo de Mal:
Santiago 3:14-16:
"Pero si tenéis celos amargos
y contención en vuestros corazones, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;
porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal,
diabólica. Porque donde hay envidia y contención, allí hay perturbación
y toda obra perversa."
La envidia es la semilla de muchos conflictos y males en la sociedad y
en la iglesia.
- Es
Cruel y Despiadada:
Proverbios 27:4:
"Cruel es la ira, e impetuoso
el furor; Mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?"
La envidia puede ser más implacable y difícil de apaciguar que la ira misma.
- Cegó
a Personajes Bíblicos:
ü
Caín envidió a Abel y lo asesinó (Génesis
4).
ü
Los hermanos de José lo envidiaron y lo
vendieron como esclavo (Génesis 37).
ü
El rey Saúl envidió a David y buscó
matarlo (1 Samuel 18).
ü
Los líderes religiosos envidiaron a Jesús
por Su popularidad y milagros, lo que los llevó a conspirar contra Él (Mateo
27:18).
Ahora bien, ¿Cómo Combatir y Vencer la Envidia?
La Biblia no solo nos advierte, sino que también nos da las
herramientas que necesitamos para superar esta obra tan peligrosa de la carne:
- Cultivar
el Amor Genuino (Ágape):
El amor es el antídoto directo de la envidia. El amor verdadero se goza con el bien del prójimo.
"El amor es sufrido, es
benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se
envanece;" 1 Corintios 13:4
- Regocijarse
con los que se Regocijan:
En lugar de sentir pesar por el éxito de otros, somos llamados a celebrar con ellos.
"Gozaos con los que se gozan;
llorad con los que lloran.", Romanos 12:15
- Contentamiento
y Gratitud:
Aprender a estar satisfechos con lo que Dios nos ha dado y agradecer por nuestras propias bendiciones.
"No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación;", Filipenses 4:11
"Pero gran ganancia es
la piedad acompañada de contentamiento;", 1 Timoteo 6:6
- Humildad
y Reconocimiento de la Soberanía de Dios:
Entender que todo lo que tenemos y somos proviene de Dios, y que Él distribuye Sus dones y bendiciones según Su perfecta voluntad. No hay lugar para comparaciones cuando reconocemos que somos hechura Suya, únicos y con un propósito específico.
"Porque ¿quién te distingue?
¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías
como si no lo hubieras recibido?", 1Corinrios 4:7
- Mirar
a Cristo y Su Ejemplo:
Jesús, siendo Dios, se despojó de Sí mismo y tomó forma de siervo. Él nunca envidió a nadie, sino que siempre buscó el bien de los demás. Cuando nuestros ojos están fijos en Él, nuestros deseos cambian.
"Nada hagáis por contienda o
por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como
superiores a sí mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual
también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo
también en Cristo Jesús…", Filipenses 2:3-5
Oración del día: "Amado Padre celestial,
reconozco que la envidia es una obra de la carne que daña mi corazón y mis
relaciones. Te pido perdón si he permitido que este sentimiento se anide en mí.
Por el poder de Tu Espíritu Santo, ayúdame a arrancar de raíz toda envidia,
celos y contención. Llena mi corazón de Tu amor ágape, de gratitud y de
contentamiento. Que pueda gozarme con el bien de mis hermanos y hermanas, y que
mi vida refleje la humildad y el amor de Cristo. En el nombre de Jesús,
Amén."
Pensamiento Positivo:
Recuerda, amigo/a: Dios te ha creado de manera única, con
dones, talentos y un propósito específico que nadie más puede cumplir. No hay
necesidad de compararte ni de envidiar lo que otros tienen, porque en Cristo,
tú eres completo y tienes todo lo que necesitas para vivir una vida abundante y
glorificarle. ¡Celebra la bondad de Dios en tu propia vida y en la vida de los
demás, y encontrarás una libertad y una alegría que la envidia nunca podrá
robarte!, y disfruta de la vida porque todavía hay Oloracielo.
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