sábado, 25 de octubre de 2025

¿Qué es la prosperidad para un cristiano?

 


Cuando hablamos de "prosperidad" en la Biblia, a menudo pensamos solo en lo material, pero Dios tiene un concepto mucho más amplio y profundo. La prosperidad de Dios es integral y holística: abarca nuestro espíritu, alma y cuerpo; nuestras relaciones, nuestra salud, nuestra paz y, sí, también nuestras finanzas, pero siempre con un propósito divino. Él desea nuestro bienestar completo.

Veamos cómo Dios nos prospera y qué pide de nosotros para que podamos experimentar esa plenitud.

Meditemos en lo siguiente: ¿Cómo Dios nos prospera?

Dios nos prospera de diversas maneras, siempre con Su amor y sabiduría como fundamento:

  1. A través de Su Pacto y Sus Promesas: Dios es un Dios de pactos. Él ha prometido bendecir a aquellos que le aman y le obedecen. Su deseo es darnos vida abundante.

En el libro de Deuteronomio 28:1-2 (RV 1960) tenemos un ejemplo de esto:

"Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios."

Aquí vemos que la prosperidad (las bendiciones) es una consecuencia de escuchar y obedecer la voz de Dios a través de su Palabra (la Biblia).

  1. Proveyendo Todas Nuestras Necesidades: Dios no solo quiere que vivamos, sino que vivamos bien, con lo necesario para servirle y glorificarle.

Veamos que nos dice la Biblia sobre esto en el libro de Filipenses 4:19 (RV 1996):

"Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús."

Aquí su Palabra nos muestra que Él es nuestro proveedor fiel, y dice que suplirá TODO conforme a sus riquezas; piensa en lo que podría darnos si somos fieles, pues Él es el dueño del mundo, todo le pertenece, y quiere compartirlo con sus hijos.

  1. Dándonos Sabiduría y Discernimiento: La verdadera prosperidad a menudo viene de tomar decisiones sabias, y Dios nos da esa sabiduría.

En el libro de Proverbios 3:13-16 (RV 1960) encontramos muestra de esto:

"Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo cuanto puedes desear no se puede comparar a ella. Largura de días está en su mano derecha; en su izquierda, riquezas y honra."

La sabiduría es una forma de prosperidad que conduce a otras riquezas, que pueden ser tanto materiales como inmateriales; los antiguos lo creían y pudieron experimentarlos con sus propias vidas, y nos han dejado el legado para que tengamos ejemplo de cómo poder obtenerla en nuestros días.

  1. Prosperando Nuestra Alma: La prosperidad más importante es la espiritual, que nuestra relación con Él crezca y se fortalezca cada día.

En el libro de 3 Juan 1:2 (RV 1960) esta una de las expresiones más sinceras y que más me gusta de la Biblia; y aun esta promesa está condicionada por la prosperidad de nuestra vida espiritual:

"Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma."

Este versículo nos muestra el deseo de Dios de una prosperidad integral, con la prosperidad espiritual como la base todo; es una linda invitación a poder cuidar, cultivar y asegurar que nuestra vida espiritual este en la misma sintonía de los deseos de Dios para nuestras vidas.

Entones, luego de haber reflexionado en lo anterior: ¿Qué pide Dios de nosotros para esto?

Dios, en Su amor, nos invita a participar en Su plan de bendición. Lo que Él "pide" no son requisitos arbitrarios, sino principios que nos alinean con Su voluntad y nos posicionan para recibir Sus bendiciones.

  1. Obediencia a Su Palabra: Este es el fundamento de todo. Cuando vivimos según Sus mandamientos, abrimos las puertas a Sus bendiciones. Esto esta expresamente establecido en su Palabra:

"Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien." (Josué 1:8 RV 1960)

Con esto se nos invita a que escudriñemos y hagamos conforme a TODO lo que está escrito en su Palabra; no a una parte de ella, porque Dios es integral. La meditación y la obediencia a la Palabra son esenciales para la verdadera prosperidad y el "buen éxito" del ser humano.

  1. Buscar Su Reino Primeramente: Cuando priorizamos a Dios y Su voluntad para con nosotros, Él se encarga de nuestras necesidades (TODAS).

Mateo 6:33 (RV 1960) nos dice:

"Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas."

"Todas estas cosas" se refiere a nuestras necesidades materiales, que Él promete suplir cuando Él es nuestra prioridad. Lo escribió alguien que tenía todo (lo que en ese momento necesitaba) y precisamente lo dejo todo para seguir a Cristo.

  1. Generosidad y Fidelidad en los Diezmos y Ofrendas: Dios nos invita a honrarle con nuestros bienes, y Él promete abrir las ventanas de los cielos.

El siguiente verso nos relata una promesa hecha por Dios para todo aquel que ejerza la fidelidad; esto ha sido mal interpretado por muchos e ignorados por otros, pero Dios en su Sabiduría infinita nos invita a “Probarlo” en esto:

"Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde." (Malaquías 3:10 (RV 1960).

También el libro de Proverbios 3:9-10 (RV 1996) nos muestra cómo hacerlo, asegurándonos de obtener las recompensas por medio de la obediencia:

"Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto."

Esta es una invitación a ejercer la fe y la confianza en Sus promesas y en Su provisión.

  1. Trabajo Diligente y Responsable: Dios bendice el trabajo de nuestras manos. La prosperidad no es pasividad, sino el resultado de nuestra labor bendecida por Él. No pretendamos alcanzar a disfrutar de las bendiciones de nuestro Dios sin la aplicación de nuestro trabajo, eso es presunción.

Los siguientes versos lo explican de una forma sencilla pero poderosa:

"La mano negligente empobrece; más la mano de los diligentes enriquece. (Proverbios 10:4 RV 1960).

"Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros; y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; sí, la obra de nuestras manos confirma." ("Salmos 90:17 RV 1996).

 

  1. Confianza y Fe en Él: Debemos creer que Él es capaz (ejercer nuestra fe) y que desea bendecirnos, esto es esencial para poder recibirlas.

En el libro de Jeremías 17:7-8 (RV 1960) se confirma esta promesa fruto del ejercicio de nuestra fe:

"Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto."

La prosperidad viene de una relación de confianza con nuestro Padre Celestial. Te invito a meditar en estos puntos estudiados anteriormente, con el fin de poder comprender cual es el propósito de Dios para con nosotros; Léelo una vez más, pero hazlo luego de orar a Dios para obtener entendimiento y discernimiento sobre este estudio; te prometo que te sorprenderás con los resultados.

 Oración del día: "Amado Padre celestial, gracias porque entiendo y confío en que Tu deseo es que yo prospere en todas las cosas, comenzando por mi vida espiritual. Ayúdame a ser obediente a Tu Palabra, a buscar Tu reino en primer lugar, a ser generoso con lo que me das, y a trabajar con diligencia. Que mi vida sea un reflejo de Tu bendición y Tu gloria. En el nombre de Jesús, Amén."

Pensamiento Positivo: Recuerden mis amados: La verdadera prosperidad no se mide por lo que posees, sino por lo que eres en Cristo y por la paz que inunda tu corazón. Dios no quiere solo darte cosas, Él quiere darte a Sí mismo, y en Él, tienes todo lo que necesitas para una vida plena y abundante. Confía en Su plan perfecto para ti. Y recuerda que todavía hay Oloracielo.

 


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