domingo, 23 de junio de 2024

La familia, ¿qué tan importante es para ti?

 



Hechos 16:31 Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos.

    La familia es definida como una unidad social fundamental compuesta por individuos relacionados por consanguinidad, matrimonio o adopción de roles y responsabilidades compartidas entre sus miembros. Su importancia radica en la responsabilidad y capacidad que tiene de forjar y contribuir con el desarrollo personal y social de los individuos que la componen.  Es el lugar donde debemos desarrollar y aprender valores, normas y comportamientos; es donde se forman el carácter y la personalidad.

    La familia debe ser ese espacio que proporcione seguridad y apoyo emocional, los cuales contribuirán con el desarrollo psicológico de sus miembros. Debe también proporcionar estabilidad económica y debe servir como red de apoyo, donde cada miembro este en la capacidad, y mejor disponibilidad de cuidarse unos a otros.  Allí también debemos fomentar el aprendizaje en valores, normas y comportamientos que nos ayudaran a tener una integración social y una participación comunitaria saludable.

    Enseñar y perpetuar valores éticos, morales y culturales en adición a la conservación y transmisión de las tradiciones y costumbres familiares, son rasgos que también caracterizan a las familias, en esto radica la importancia de la familia. La familia no la podemos moldear a nuestros antojos y conveniencias, la familia tiene directrices y pautas que se encuentran marcadas desde el principio de los tiempos y que las encontramos en la Biblia.

    Desde la fundación del mundo, Dios organizo y preparo un lugar para poder colocar al primer ejemplo de familia para la humanidad, desde allí se dieron las directrices de cómo debía ser el funcionamiento de la familia como modelo para las demás generaciones; con lo que primero podemos encontrarnos en la historia es con las instrucciones precisas que Dios mismo dio al hombre para que pudiera convivir en paz en aquel hermoso lugar que había sido preparado para que ellos (Adán y Eva, junto con toda la raza creada) habitaran.

    Dios proveyó un espacio armonioso, alimento, trabajo, y normas de comportamiento, les ordeno que debían hacer y lo que no; pero como siempre, la raza humana cree tener todas las respuestas, o simplemente creen que todos los demás lo están engañando. El primer pecado (y el más destructor de todos) fue la desobediencia (no entraremos en discusión de quien desobedeció primero, ese no es el caso ahora), por esta desobediencia vinieron una serie de condenaciones o castigos que hasta hoy nos alcanzan y no nos permiten disfrutar plenamente de lo hermoso de la vida.

    El enemigo de las almas se ha encargado de desvirtuar el significado, misión, características y funcionamiento de esa institución tan importante como es la familia; al grado de que ya tenemos tantas diversidades de familias que las futuras generaciones preguntaran ¿Cuál es el modelo a seguir?...

    El rol de la familia en la actualidad está siendo desvirtuado y constantemente bombardeado por el arma más mortal que utiliza satanás (y que le genera muchos resultados), las redes sociales; estas están marcando las pautas a seguir, no solo sobre la familia, sino también sobre el comportamiento, la forma de vestirnos, de actuar e incluso de sentir; porque indudablemente nuestros modelos a seguir son esas personas de las redes; somos capaces de conocer más de ellos que de nuestras propias familias.

    Las redes sociales nos instan a que seamos, a que actuemos, a que nos vistamos y pensemos bajo los propios estándares que ciertamente nos llevaran a la destrucción, no solamente de nuestro cuerpo, sino también de nuestro espíritu. Y esto sin duda es lo más mortal que existe para la raza humana.

    Pero todavía tenemos esperanza en este tiempo de tanta confusión, presión social y desvirtualización de la familia; tenemos herramientas poderosas y eficaces, que nos ayudaran a fortalecer nuestro núcleo familiar, y que nos ayudaran a reestablecer todos esos atributos que como familia debemos tener o debemos ejercer.  El manual de vida (que es la Biblia) nos ayuda a encontrar respuesta a cada interrogante, pero también nos ayuda a entender que está pasando, porque y para que están pasando todas estas cosas; nos ayudará a entendernos y a mejorarnos como personas y esto se transmitirá a nuestras familias.

    No pretendamos cambiar a nuestras familias primero, humanamente no podemos; lo que podemos hacer es transformarnos en lo que queremos recibir de los demás y entonces podremos ver como ese cambio se vuelve a favor de nosotros en nuestro entorno.

    Cuando dejemos de estar echándole la culpa a los demás de los que nos pasa, de pensar que los demás quieren constantemente engañarnos o dañarnos, cuando aprendamos a ser esa persona con la que queremos lidiar, entonces aprenderemos a vivir en familia y a sentir la paz con la que Dios quiso desde el principio que viviéramos.

    Los demás, definitivamente no tienen la culpa de nuestros malos comportamientos, de nuestros resentimientos, de nuestras heridas sin sanar, de nuestras desdichas o penas… ellos fueron la vía que se utilizó para que nosotros perfeccionáramos nuestro carácter, pero contrario a eso, vivimos llenos de rencor, envidia, desesperación de tener lo que no podemos tener, insatisfacciones, carencias espirituales y físicas, etc., y somos incapaces de mirarnos a nosotros mismos, quizás si lo hacemos, no nos va a gustar lo que vemos, pero la buena noticia es que podemos mejorarlo.

    Tu eres el responsable de como las personas te ven, te perciben y te tratan, no hay más culpable ni responsable que tú mismo. Así que, si no te gusta como alguien te está tratando, verifica primero como le estas tratando tú, corrige lo que este mal, y entonces disfrutaras de esa vida en familia que necesitamos, anhelamos y merecemos.

    Todos los seres humanos en esta tierra somos una gran familia, aunque no hablemos el mismo idioma o tengamos culturas diferentes; la sangre de Cristo habita en todos y cada uno de nosotros; esa sangre que fue derramada en la cruz del calvario para salvarnos de pecado, está haciéndonos un llamado a la unidad, a que volvamos a encontrarnos con nosotros mismos, a que aprendamos más de Dios y de su palabra y a que aprendamos a vivir una vida en santidad, como la que fue ideada en el Edén para nuestros primeros padres.

    Hoy hay esperanza para que podamos disfrutar de todo lo bueno que queremos, pero debemos aprender el verdadero significado de lo bueno; no es lo que los medios de comunicación te enseñan, no es lo que ves ni escuchas en las redes sociales, lo verdaderamente bueno está en la palabra de Dios, y el Espíritu Santo está dispuesto y disponible para hacernos entender las verdades del evangelio y de la vida eterna; solo tenemos que querer hacerlo.

    Hoy te invito a que puedas descubrir cuáles son esas normas, pautas y directrices que la Biblia (como manual de vida) está proporcionándonos cada día para ayudarnos a vivir prósperamente, felizmente y en paz con todos los miembros de esta gran familia que nos rodean. No necesitamos tener el mismo tipo de sangre, ni haber nacido del mismo vientre, somos TODOS hijos de un Dios de amor, Todopoderoso y Eterno, el cual hoy extiende su mano para ayudarnos a que seamos verdaderamente felices. Ese fue el propósito desde el principio en el EDEN.

    Disfruta tu familia, ama a tu familia, intégrate a tu familia, crece junto con tu familia, soporta y supera todo lo malo que pueda haber en tu familia, perdona a tu familia, restaura a tu familia, escucha a tu familia, conoce a tu familia, interactúa con tu familia, y sobre todo ayuda a que tu familia sea mejor siendo tu mejor primero; porque el deseo de Dios es que TODOS vivamos eternamente en el Cielo con El, cómo familia.

Dios te bendiga y te guarde y recuerda que hay Oloracielo.


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Sea tu si, si y sea tu no, no.