La espiritualidad es el arte de
poder mostrar la transformación de nuestro espíritu por medio del amor de
Jesucristo. Es haber aceptado el perdón de Dios y aceptar el reto de testificar
con el ejemplo de la vida de Cristo aquí en la tierra. Es la comunión estrecha
de cuerpo y espíritu con nuestro Dios.
La vida de Jesus aquí en la tierra,
indudablemente fue ejemplo de amor, misericordia, justicia y fidelidad hacia
Dios y a sus prójimos. Esto, al igual que todas sus acciones son ejemplo a
seguir para una vida en comunión con nuestro padre celestial.
Jesus veía su vida como una
asignación, un tiempo de prueba, y por lo tanto era para él algo transitorio y
temporal. (Aprendan de mí, pág. 116). Si nosotros llegáramos a entender que
estamos de paso en este mundo, que hay cosas más importantes que las posesiones
materiales; que las cosas de mayor valor son aquellas que no podemos tocar,
pero que, si podemos practicar, entonces estaríamos cada vez más cerca de
asemejarnos a nuestro Maestro Jesucristo.
Recordemos que él vendrá a buscar a
aquellos que se asemejen a él. Porque ejemplo nos ha dado, como dice en su
palabra: "Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he
hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no
es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si
sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis". (Juan
13:15-17).
Hoy te invito a que medites en estas palabras
de Jesucristo y a que permitas que Dios obre el amor, la misericordia, la justicia
y la fidelidad en ti. Con amor seamos cada día mas semejantes a nuestro
maestro. Recordemos que Dios es amor, y que el amor puede cambiar el mundo.
Vivamos la espiritualidad en su máxima
expresión, disfrutemos de la compañía de nuestro padre eterno y seamos
misericordiosos con todos los que nos rodean. Vive y comparte el amor de Dios.
Bendiciones.
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