Todos
los días, desde que abrimos los ojos, somos responsables de las decisiones que
tomamos a lo largo de ese día. No importa si ésta es buena o mala; no importa
cuánto tiempo tardemos en decidir; no importa la intensión que tengamos al
momento de tomarla. Lo que realmente importa es “tomar la decisión”.
El ser
humano se pierde muchas cosas buenas en la vida por temor a no tomar una buena
decisión. En el día de ayer conversaba con mi madre sobre este tema, y recuerdo
que le dije “siempre tomamos una decisión, incluso cuando creemos no hacerlo”.
Si
David se hubiera enfocado en lo grande, fuerte y bien armado que era (y que
estaba) Goliat estoy segura de que no hubiera ganado la batalla; y si
estudiamos minuciosamente este relato, nos daremos cuentas que no le costó
mucho esfuerzo alcanzar la victoria; lo único que tuvo que hacer lo hizo, era
decir “sí”.
Este
“si” que dijo David, ante la soberbia de este gigante, representa la esperanza
y la fe que debemos manifestar los que decimos llamarnos hijos de Dios; David
no necesitaba las armaduras del Rey, ni la espada, ni nada de lo que querían
ataviarlo para que fuera a pelear con Goliat; lo único que necesitaba era lo
que justamente tenía en abundancia, confianza en Dios.
No en
vano dice la biblia en 1Samuel 17:37 “Y David añadió: El SEÑOR, que me ha
librado de las garras del león y de las garras del oso, me librará de la mano
de este filisteo”. David sabía perfectamente de todo lo que Dios le había
librado, todo lo que Dios le había dado, y estaba más que agradecido; tenía una
fe inquebrantable, firme y admirable; no miro nada de lo externo que adornaba al
gigante y a su pueblo, solo se enfocó en el Dios que él conocía.
Es
este Dios que yo también conozco y es el Dios que quiero presentarte a través
de estas meditaciones. Dios nos ha sustentado, nos ha fortalecido, nos ha
escuchado en nuestros momentos de aflicción, ha estado ahí diciendo “aquí estoy
hijo mío, solo confía”, es ese Dios que le dijo al mar hasta donde llegar, que
le dijo al sol cuando alumbrar, que les dijo a las plantas que darían frutos
para sustentarnos… ese mismo Dios de ayer, de hoy y de siempre.
Es
este Dios que hoy te dice, la mejor decisión que puedes tomar hoy es poner
mediante la oración, todas tus preocupaciones, ansiedades, miedos y tristezas,
en las manos de ese TODO PODEROSO, ese gran YO SOY. Ese que permite que hasta
hoy estés respirando, que te regaló un día más, con 24 horas para que comiences
o termines lo que tienes que hacer.
Recuerda
que estamos en este mudo para vivir y ser felices, no hay otro propósito, en la
medida que vivamos y seamos felices (reconociendo que todo esto lo obtenemos de
nuestro padre Dios) entonces podremos ayudar a otros a vivir y ser felices. Así
como nos mostró Jesucristo, cuando estuvo aquí en la tierra, dando ejemplo de
amor, bondad, caridad, paz, perdón, poder, sutileza, determinación, obediencia,
empatía, gracia, y muchísimas más características que le adornaban; así debemos
solicitar al padre que nos permita poder ser.
Asemejarnos
a Cristo, porque el vendrá por segunda vez a buscar a los que se asemejen a Él.
Dios te bendiga y te regale un día lleno de paz.
Recuerda
que todo es una decisión, tanto si la tomas como si no. Visita nuestras redes
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