Hoy,
al igual que todos los días que han antecedido en mi vida, (de veinticinco años
para acá) me he levantado a tiempo pero cansada; desde hace más de veinte años,
mi rutina ha sido levantarse temprano, preparar cosas en la cocina, arreglar la
cama, recoger la habitación, tomar el transporte para dirigirme a mi lugar de
trabajo, comenzar mis labores y responsabilidades cotidianas, desayunar y comer
según me dé el tiempo en la oficina; al terminar mis obligaciones laborales (si
estoy estudiando, al salir del trabajo salgo directo a la universidad), llego a
la casa a realizar las tareas que no pude realizar durante el día en la casa;
hablo y atiendo a mis hijos; incluyo dar un poco de atención a mis familiares y
amigos (de ser posible), preparo los alimentos, recojo la cocina, me preparo
para ir a dormir para dentro de seis o siete horas empezar mi rutina otra vez.
A
medida que nos van pasando los años, aprendemos a organizar un poco mejor
nuestro tiempo y logramos incluir actividades, y excluir otras que no nos
benefician, incluso reformamos otras para mejorar los resultados. Esto también
lo debemos hacer cuando nos sentimos cómodamente incomodos.
Una
vez escuche una historia sobre un carnicero y su perro, relataba el arduo
trabajo del carnicero día a día para mantener a su familia, y la vida de su
fiel amigo, que mientras él trabajaba, estaba echado detrás de su dueño
esperando que terminara su labor para volver a casa; mientras esto sucedía, el
canino pasaba todo el rato emitiendo sonidos de dolor; cuando su dueño
terminaba, el perro se incorporaba y se iba junto a él a la casa; un día el
carnicero (cansado de escuchar a su mascota llorar) se agacho para revisar bien
(una vez más) al perro para verificar si le pasaba algo, luego miro al suelo y
vio un gran clavo que salía del piso de madera de la carnicería; esta era la
razón que hacía que el animalito gritara todo el día mientras su dueño
trabajaba.
Un día
uno de sus clientes le pregunto, que porqué lloraba tanto su perro, a lo que el
carnicero respondió “sin lugar a duda le gusta el sufrimiento”. Esta acción nos
puede hacer reflexionar en dos cosas: primero el hecho de que nos acomodamos a
lo incomodo haciéndolo parte de nuestro día a día, al punto de que si no
estamos incomodos nos sentimos extraños. O segundo nos acostumbramos a eso malo
que conocemos porque creemos que es lo bueno.
Nosotros
tristemente actuamos como esa mascota en la mayoría de las etapas de nuestras
vidas. Nos creamos un calendario con horarios estrictos para hacer cosas
(muchas veces) para edificación o destrucción propia.
No
estamos dedicando tiempo a lo importante, porque no somos capaces de
identificar lo que realmente es importante y bueno para nosotros mismos. Nos
volvemos inválidos de acciones para nuestro crecimiento, y se nos está yendo la
vida demasiado rápido.
Si no
me crees, toma un lápiz y comienza a realizar anotaciones diarias durante una
semana, de las cosas que estás haciendo rutinariamente. Deja un espacio para
colocar los sentimientos que te producen las mismas, y otro espacio para anotar
las eventualidades de tu día a día. Cuando pase la semana, valora todo lo que
has hecho e identifica ¿qué tanto te ha beneficiado todo lo que hiciste durante
esa semana? También verifica ¿qué aportes has realizado al crecimiento de las
personas que te rodean o conviven contigo?, valora ¿qué tan feliz eres y qué
tan feliz puedes ayudar a ser a las personas que amas?.
Estos
son los propósitos por los cuales Dios nos creó, para que vivamos, seamos
felices y seamos fuente de bendición para los demás. Recuerda que de todos los
sentimientos que estaban en contra del amor, el único que lo pudo matar fue la
monotonía.
Hoy
intenta realizar tareas diferentes, empieza aquello que dijiste hace mucho
tiempo que harías. Visita a esa persona que tienes pendiente visitar, realiza
esa llamada que tanto has postergado, saluda a tu vecino, pregúntale ¿Cómo ha
estado?...
No
confíes en lo que tu mente te dice, ella siempre supone (por lo general) que
todo está bien. Si dejas que tu cuerpo te engañe, diciéndote que no puedes
hacer algo, debes con urgencia hacerlo (no solamente intentarlo). Serás capaz
de hacer todo lo que QUIERAS hacer. Siéntete realmente cómodo SIN
incomodidades.
Que
Dios te bendiga rica y abundantemente en el nombre de Jesucristo; que tengas un
día lindo, maravilloso y próspero. Comparte amor y recibirás amor. Escríbenos
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