miércoles, 8 de febrero de 2023

Cómodamente incomodo.

Hoy, al igual que todos los días que han antecedido en mi vida, (de veinticinco años para acá) me he levantado a tiempo pero cansada; desde hace más de veinte años, mi rutina ha sido levantarse temprano, preparar cosas en la cocina, arreglar la cama, recoger la habitación, tomar el transporte para dirigirme a mi lugar de trabajo, comenzar mis labores y responsabilidades cotidianas, desayunar y comer según me dé el tiempo en la oficina; al terminar mis obligaciones laborales (si estoy estudiando, al salir del trabajo salgo directo a la universidad), llego a la casa a realizar las tareas que no pude realizar durante el día en la casa; hablo y atiendo a mis hijos; incluyo dar un poco de atención a mis familiares y amigos (de ser posible), preparo los alimentos, recojo la cocina, me preparo para ir a dormir para dentro de seis o siete horas empezar mi rutina otra vez.

A medida que nos van pasando los años, aprendemos a organizar un poco mejor nuestro tiempo y logramos incluir actividades, y excluir otras que no nos benefician, incluso reformamos otras para mejorar los resultados. Esto también lo debemos hacer cuando nos sentimos cómodamente incomodos.

Una vez escuche una historia sobre un carnicero y su perro, relataba el arduo trabajo del carnicero día a día para mantener a su familia, y la vida de su fiel amigo, que mientras él trabajaba, estaba echado detrás de su dueño esperando que terminara su labor para volver a casa; mientras esto sucedía, el canino pasaba todo el rato emitiendo sonidos de dolor; cuando su dueño terminaba, el perro se incorporaba y se iba junto a él a la casa; un día el carnicero (cansado de escuchar a su mascota llorar) se agacho para revisar bien (una vez más) al perro para verificar si le pasaba algo, luego miro al suelo y vio un gran clavo que salía del piso de madera de la carnicería; esta era la razón que hacía que el animalito gritara todo el día mientras su dueño trabajaba.

Un día uno de sus clientes le pregunto, que porqué lloraba tanto su perro, a lo que el carnicero respondió “sin lugar a duda le gusta el sufrimiento”. Esta acción nos puede hacer reflexionar en dos cosas: primero el hecho de que nos acomodamos a lo incomodo haciéndolo parte de nuestro día a día, al punto de que si no estamos incomodos nos sentimos extraños. O segundo nos acostumbramos a eso malo que conocemos porque creemos que es lo bueno.

Nosotros tristemente actuamos como esa mascota en la mayoría de las etapas de nuestras vidas. Nos creamos un calendario con horarios estrictos para hacer cosas (muchas veces) para edificación o destrucción propia.

No estamos dedicando tiempo a lo importante, porque no somos capaces de identificar lo que realmente es importante y bueno para nosotros mismos. Nos volvemos inválidos de acciones para nuestro crecimiento, y se nos está yendo la vida demasiado rápido.

Si no me crees, toma un lápiz y comienza a realizar anotaciones diarias durante una semana, de las cosas que estás haciendo rutinariamente. Deja un espacio para colocar los sentimientos que te producen las mismas, y otro espacio para anotar las eventualidades de tu día a día. Cuando pase la semana, valora todo lo que has hecho e identifica ¿qué tanto te ha beneficiado todo lo que hiciste durante esa semana? También verifica ¿qué aportes has realizado al crecimiento de las personas que te rodean o conviven contigo?, valora ¿qué tan feliz eres y qué tan feliz puedes ayudar a ser a las personas que amas?.

Estos son los propósitos por los cuales Dios nos creó, para que vivamos, seamos felices y seamos fuente de bendición para los demás. Recuerda que de todos los sentimientos que estaban en contra del amor, el único que lo pudo matar fue la monotonía.

Hoy intenta realizar tareas diferentes, empieza aquello que dijiste hace mucho tiempo que harías. Visita a esa persona que tienes pendiente visitar, realiza esa llamada que tanto has postergado, saluda a tu vecino, pregúntale ¿Cómo ha estado?...

No confíes en lo que tu mente te dice, ella siempre supone (por lo general) que todo está bien. Si dejas que tu cuerpo te engañe, diciéndote que no puedes hacer algo, debes con urgencia hacerlo (no solamente intentarlo). Serás capaz de hacer todo lo que QUIERAS hacer. Siéntete realmente cómodo SIN incomodidades.

Que Dios te bendiga rica y abundantemente en el nombre de Jesucristo; que tengas un día lindo, maravilloso y próspero. Comparte amor y recibirás amor. Escríbenos tu pedido de oración y comparte esperanza. Síguenos en las redes sociales como Olorcielord, visita nuestro canal de YouTube, suscríbete y activa las notificaciones. Bendiciones.

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