Sobre
este tema de la ira ya he escrito anteriormente, pero es menester recordar
ciertos aspectos a considerar de manera urgente con la finalidad de que podamos
aplicarlos en nuestras familias (primeramente) y en todos los lugares que
nosotros habitemos.
Al
repasar los titulares de las noticias del día hoy, resaltaban, tristemente, los
hechos violentos cometidos por jóvenes, los cuales se han desarrollado por dar
riendas sueltas a la ira que se alimenta y crece en su interior. Una de las
noticias hablaba de una sentencia dictada a unos jóvenes que hace alrededor de
tres años dieron muerte a otro joven a golpes en argentina, a estos jóvenes los
condenaron a cadena perpetua, todo esto por dar riendas sueltas a esa ira.
Otra
noticia a nivel nacional era la decisión de unos de los tribunales de mi país
para dictar medida de coerción a otro joven por haber dado una golpiza a un
compañero de estudio en un centro universitario de este país, y no solo dar la
golpiza, sino también grabar el hecho y difundirlo.
Este
tipo de noticias producen mucho dolor en mi corazón, ver como los jóvenes
pierden su libertad, y malgastan sus vidas, por dar riendas sueltas a la ira, a
la soberbia, a la prepotencia, a todos esos sentimientos de egoísmo que se
forjan, crecen y alimentan desde lo más profundo de nuestros corazones; no es
en vano que en la biblia nos dice “La ira del hombre no obra de justicia de
Dios” (Santiago:1:20), cuando permitimos que la ira domine nuestros sentidos y
dirija nuestras acciones, estas serán las consecuencias que tendremos que enfrentar,
consecuencias que son contrarias al deseo de vida y felicidad con la cual Dios
quiere que nosotros vivamos.
Si
queremos verdaderamente disfrutar de la libertad con la cual Dios nos creó,
deberíamos prestar atención a nuestras acciones, deberíamos colocar nuestras
emociones y deseos, así como las respuestas que debemos dar a las acciones de
los demás, a merced de nuestro Dios creador; al momento que nosotros le demos o
le otorguemos ese control y dominio a nuestro Dios, les aseguro que
comenzaremos a experimentar la verdadera libertad y felicidad para la cual
fuimos creados.
Hoy te
invito a reflexionar en esos sentimientos de ira que muchas veces sentimos y no
sabemos cómo controlar; te invito a que se los entregue a Dios y a que oremos
para que Dios nos enseñe, en su misericordia a amarnos y amar a los demás.
Que
Dios te bendiga rica y abundantemente en el nombre de Jesucristo; que tengas un
día maravilloso y próspero. Comparte amor y recibirás amor. Escríbenos tu
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