Pero
te digo, que si eres seguidor de Jesucristo, procura no burlarte de las
personas, procura no hacerte el de la vista gorda ante las situaciones que acontezcan
a tus amigos, allegados o familiares, no busques brillar tanto que termines
opacando y destruyendo la luz de los demás; piensa en todo lo que hizo Cristo
cuando estuvo en este mundo; imagínate que se hubiera hecho de la vista gorda
con la situación de la viuda de Sarepta, o con Jairo y su petición para su
hija, o con Marta y su hermano Lázaro, o con el leproso, o el paralítico de
Betesda.
Dios
nos dejó más de un ejemplo de cómo debemos ser con nuestros semejantes; nos
demostró cómo debemos caminar por este mundo; las cosas que son realmente
importantes no cuestan nada; aunque muchas veces, a muchas personas les puede costar
su orgullo, y para muchos, esto es algo de mucho valor. Pero si continuamos
repasando las historias de Jesucristo, nos daremos cuenta que aún los doctores
de la ley, los estudiados y sabios, buscaron a Jesucristo para poder tener
respuestas a sus interrogantes.
Definitivamente
no nos la sabemos todas, aunque hayamos estudiado mucho, o aunque tengamos
mucho tiempo realizando una misma tarea; cuando veas la oportunidad de ayudar a
alguien, ayuda como si estuvieras dando un servicio para el mismo Dios.
Dios
nos ha llamado a ser la sal de la tierra, recordando que la sal es un condimento
que si la utilizamos en exceso, podemos dañar la comida y enfermarnos; todo en
su justa medida. Pídele a Dios que te dé la sabiduría suficiente para no
enaltecerte en esta tierra; que nos ayude a identificar las mejores herramientas
para ayudar a nuestro prójimo, a fin de concluir la obra para la cual Dios nos
ha llamado: “Entonces les dijo: Vayan por todo el mundo y prediquen la
Buena Noticia a todos” (Marcos 16:15).
Cuando
todo esto acontezca tendremos la recompensa de la vida eterna en Cristo Jesús. Recuerda
lo que dice en Mateo 5:8-9, “Bienaventurados los de limpio corazón, porque
ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán
llamados hijos de Dios”.
Hoy
te invito a que le entregues tu corazón a Dios y le pidas que puedas
identificar a esa persona que necesita tu ayuda, y que te dé sabiduría para
poder hacer su obra. Dios es bueno todo el tiempo, sólo debemos abrir los ojos
espirituales para poder verlo; dejemos de ver este mundo por un minuto y
abramos nuestros ojos espirituales. Entrégate por completo a Él. Dios te
bendiga y te regale un hermoso día; son los deseos sinceros de tus amigos Oloracielo.blogspot.com
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