El
favor de Dios.
En el
caminar por la vida, nos encontraremos tantas personas difíciles, que a veces
nos harán pensar por un instante si valió la pena el trabajo interno que
dejamos que Dios realice en nosotros cada día.
Todo
ser humano tiene un monstruo por dentro, que vive amarrado y que tratamos de
domesticarlo; los cristianos también lo tenemos, con la diferencia de que no lo
estamos domesticando solos, Dios nos ayuda.
Pero
no quiere decir que en algún momento, en el que nos encontremos bajo mucha
presión, o bajo mucho abuso, no podamos dejarlo salir. En el día de ayer, me encontré
con una persona que, al parecer, había dejado salir a pasear a su monstruo
interno, y me atacó de una forma que me lastimó emocionalmente, por un momento
me hizo buscar en mis pensamientos y preguntarme ¿Cuáles herramientas había yo
utilizado para dañarle, ofenderle, hacerle sentir mal, etc?, pero luego de unos
breves minutos pude recordar, que eso era prueba superada en mi vida; pues he
decidido que ya no viva yo, sino que Cristo viva en mí; y Jesucristo transforma
por completo.
Entonces,
simplemente deje que esa persona echara toda la basura que quiso con sus
palabras, al parecer estaba muy lleno de eso; y procedí a limitarme y controlar
mis expresiones y mis palabras; al final, él no encontró con quien pelear y yo
puede llegar a donde tenía que llegar.
La moraleja
de esa historia es, que día a día te encontraras personas que actúan como
camiones de basura, y quieren esparcir su mal olor y su suciedad hacia otras
personas, quizás porque no saben cómo cambiar, cómo ser mejores personas, cómo expresar
amabilidad, y obviamente no han conocido ni han tenido una relación con Dios
directamente.
Es
por esto que cada día más me aferro a Dios, a sus promesas, y entrego por
completo mi corazón; el vivir en Cristo es vida y ganancia, y el no tenerlo es
muerte.
No
cuesta nada ser amable, aprender a escuchar y tratar a las personas como
queremos que nos traten a nosotros. Muéstrales a los demás el favor de Dios en
tu vida, en tus acciones y en tus palabras. Todos los días debemos orar por
personas como esa, para que puedan encontrar el verdadero sentido de la vida, y
para que Dios transforme sus corazones.
Recuerda
que Dios es bueno todo el tiempo, todo el tiempo Dios es bueno. Dios te bendiga.
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