viernes, 3 de diciembre de 2021

El milagro de la vida, en el tiempo de Dios...

 



Ayer conocí a mi sobrino Daniel; un bebe hermoso por la gracia de Dios; que llegó en el tiempo que Dios dispuso para mi hermano.

Todo el tiempo me he preocupado por mis hermanos; vi nacer a dos de ellos y los ayude a crecer; a mi hermano mayor no lo vi nacer obviamente, pero siempre lo he cuidado como a los otros dos.

De vez en cuando medito y repaso la vida de ellos, tratando de ver la mano de Dios actuar en cada uno de ellos; veo con alegría como Dios ha dirigido sus pasos, sus trabajos, sus familias, sus vidas espirituales, su entorno, en fin todo.

Es ciertamente una promesa la palabra de Dios cuando dice en Proverbios 22:6

 

Instruye al niño en su camino,

                                    Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.

 

Porque he visto a Dios en cada uno de ellos; la llegada de mi sobrino Daniel, confirma la promesa de los favores de Dios recibidos en el tiempo oportuno.

Los niños han de recibir de los adultos que se encuentren a cargo de ellos, las mismas instrucciones que ellos han recibido; por esto es bueno pedir la dirección de Dios en cada cosa que pensemos hacer.

Enseñarles que hay un Dios de amor todo poderoso, perdonador y dador de vida, que nos escucha y nos ayuda; y esto es indispensable enseñárselos. Asegurándonos de que cuando ellos estén a cargo de cuidar sus propios hijos, les han de enseñar las cosas que ellos han aprendido, y que esas cosas sean buenas.

Doy gracias a Dios por todos mis sobrinos; el señor me ha bendecido y los ha bendecido a ellos; sé que aun cuando ellos (mis sobrinos) fueren viejos, no se apartaran del Dios. Pero esto no me exime de la responsabilidad de orar todos los días de mi vida por ellos y porque la mano de Dios este sobre ellos.

En el día de hoy pido oración y doy acción de gracia por todos los sobrinos alrededor del mundo; por todos los niños y los adolescentes que tienen el privilegio de contar con tíos, padres o familiares que oran por ellos incansablemente; les aseguro que esas oraciones son las que Dios contesta con mayor prontitud.

Orar por nuestros prójimos es mandato divido. Hoy te invito a que continuemos orando por la familias alrededor del mundo, por los niños, por los adolescentes, recordando que hoy es el día que nos regaló el Señor para hacer nuestra mayor demostración de amor; hoy es el día de salvación.

Dios puede bendecirnos y lo hará, pero recuerda. La vida es un milagro, y el tiempo es de Dios.

 

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