Es,
pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
(Hebreos 11:1)
Cuando hablamos de Fe,
hablamos de creencia, de esperanza, de convencimiento. Aunque muchas veces
necesitamos más que eso para continuar; y en otras ocasiones necesitamos menos
de eso para sentirnos devastados.
En los tiempos del diluvio
hubo mucha gente que escucho la promesa de Dios para los que obedecieran su
palabra; escucharon también el pago o recompensa de sus hechos de
maldad; no obstante, sólo las personas que creyeron en la promesa pudieron
salvar sus vidas.
Luego de esto, Dios nueva
vez nos regalo una promesa y una señal, condicionada a la obediencia
y la Fe. La promesa es no volver a destruir el mundo con agua, y la señal es el
arcoíris; de esa misma manera se nos pide que obedezcamos la voz de Dios y que
guardemos sus mandatos. Esto no es difícil, cuando entendemos que Dios es el
mismo Dios de ayer, de hoy y que lo seguirá siendo por los siglos.
Aunque, debo confesar, que
en este tiempo es un poco difícil alimentar nuestra fe diariamente,
si desviamos nuestra atención de la promesa y de la señal; Dios cada
día nos regala una oportunidad para que fortalezcamos nuestra fe, pero
nosotros solemos estar tan ocupados que las pasamos por alto.
Desde que nos levantamos
tenemos un itinerario tan ajustado que muchas veces las cosas importantes se
van postergando día tras día, hasta que llega un momento en que miras
atrás y te preguntas ¿Qué hice con mi tiempo, en que aplique mi fe?
Para mí, particularmente
creo que si es posible tener fe, pero debemos de hacer unos ajustes importantes
en nuestras vidas, y como dicen algunos hermanos, debemos volver a las sendas
antiguas; esas sendas antiguas hacen referencia a cuando tenías tiempo para
orar antes de salir de tu casa; cuando iban todos juntos a la iglesia como
familia; cuando en la casa se escuchaban y veían programas de
edificación familiar; cuando te interesabas por tu prójimo y lo
ayudabas; cuando dedicabas tus talentos y dones a la glorificación del nombre
de Dios; cuando Dios era más importante que un youtuber, titoker, o cualquier
personaje de este tiempo que distrae tu atención e incluso te roba tu
autenticidad, pues ya no quieres ser tú, quieres ser como ellos aparentan ser.
Dios nos hizo únicos, y
coloco en nosotros un corazón y la razón; con estos elementos el ser
humano es capaz de cada día tomar decisiones para bien o para mal. No
fue por casualidad que las instrucciones al pueblo de Dios desde la
antigüedad era que grabaran los mandamientos de en sus mentes y en su
corazón.
Así que,
como es una decisión que se toma con la mente y el corazón, estoy
convencida de que sí, es posible tener fe, aun en este tiempo tan difícil.
No postergues el llamado de
Dios, escucha hoy su voz; recibe sus promesas. Dios es fiel. Bendiciones.
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