Son
tiempos muy difíciles, donde no sabemos que nos espera cada día; nos levantamos
con las mejores de las intenciones de poder hacer una lista de cosas que
tenemos pendiente, pero al ir pasando las horas nos damos cuenta que tendremos
que pasar para el día siguiente gran parte de nuestros planes.
Aquí
en este país no se puede salir a realizar más de dos diligencias en
instituciones públicas o empresas privadas; entre las medidas de salud para
evitar la propagación del COVID, y la burocracia y el exceso de trámites que
hay que realizar, podríamos realizar con suerte dos; es una locura.
Yo
por ejemplo, tengo una agenda diaria, y diariamente la tengo que modificar; en
la biblia nos dice que cada día trae su propio afán, y nada más cierto que
eso.
También
nos relata la biblia en Mateo 24 que:
"6 Y
oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es
necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
7 Porque
se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y
hambres, y terremotos en diferentes lugares.
8 Y
todo esto será principio de dolores."
Y cada
día al encender la televisión o la radio, o al hurgar en las redes sociales lo
que encontramos son justo estas noticias; por ejemplo, en Lucas 12: 53 dice: "Se
enfrentarán el padre contra su hijo y el hijo contra su padre, la madre contra
su hija y la hija contra su madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra
su suegra»; no es eso acaso lo que vemos a diario?....
Aun así,
la biblia nos ofrece una promesa, en el libro de 2Pedro 9 dice: "El
Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es
paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento."
Y te
preguntaras ¿Cuál es esa promesa?, pues la promesa, según relata su
palabra es: "...esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que
habite la justicia". (2Pedro 3;13)
Habrá
justicia hermanos queridos, la justicia que se ha perdido a través de los años
y siglos; donde solo vemos la aplicación de la misma a conveniencia de los que
se supone deben hacer valerla. Pero Dios te dice hoy que no temas, pronto
vendrá, y en lo que aguardamos su regreso quiero que medites en esta pregunta:
"Ya
que todo será destruido de esa manera, ¿no deberían vivir ustedes como Dios
manda, siguiendo una conducta intachable y esperando ansiosamente la venida del
día de Dios? Ese día los cielos serán destruidos por el fuego, y los elementos
se derretirán con el calor de las llamas. Pero, según su promesa, esperamos un
cielo nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia. (2Pedro
3:11-13)".
Amados,
tengamos presente que Dios no es hombre para mentir, ni hijo de hombre para que
se arrepienta. Dios es el Alfa y el Omega, entiéndase “el principio y el fin”.
Por esto hoy te invito a reflexionar en que Dios ciertamente no retarda su promesa;
Dios está dispuesto a regalarnos esa promesa, y lo cumplirá, pero faltas tú,
pero falto yo, por un arrepentimiento sincero, por una vida en santidad, por
una comunión genuina con el Padre Celestial, por una Fe sincera, por un deseo
fervoroso de sentir y vivir por el Espíritu Santo...
Dios
te bendiga rica y abundantemente.
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