El acto de
elegir, es algo que diariamente realizamos, hasta inconscientemente; al momento
de despertarnos, después de una noche de sueño reparador, tenemos que decidir si
nos levantamos o nos quedamos en la cama; debemos decidir qué desayunar;
decidir que comeremos; que haremos en la mañana; qué haremos en la tarde; con
cuales personas vamos a interactuar o no; y así se va pasando cada día de
nuestras vidas, entre decisiones. Recuerda que el hecho de no hacer nada
también es una decisión.
Así también deberíamos entender que debemos, o
que nos toca, decidir en nuestras vidas cristianas; Dios cada día hace un
llamado y nos regala una promesa; pero está en nosotros decidir que vamos a
hacer.
Cabe destacar que cada promesa de Dios lleva
con sigo una petición para nosotros; si aceptamos hacer lo que Dios requiere de
nosotros, entonces están dispuestas para disfrutar todas y cada una de las
promesas de Dios.
Veamos un ejemplo de esto en el libro de Deuteronomio 30: 1-10, ¿Qué promesas tiene Dios para nosotros?, y ¿Qué pide Dios de nosotros para poder obtenerlas?
Dice, "Cuando te vengan todas estas cosas, la bendición y
la maldición que he puesto ante ti, y medites en tu corazón en medio
de las naciones donde el Señor tu Dios te haya echado. Y te conviertas
al Señor tu Dios, y obedezcas a su voz, conforme a todo lo que
te he mandado hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma...el
Señor tu Dios te volverá a la tierra... y la prosperará... te
hará bien... te multiplicará... circuncidará tu corazón... Y
tú obedecerás de nuevo la voz del Señor, y pondrás por obra todos
sus mandamientos... el Señor tu Dios prosperará toda obra de tus
manos... cuando obedezcas la voz del Señor tu Dios, para
guardar sus mandamientos y sus normas escritos en este libro de la Ley; cuando
te conviertas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma".
Es impresionante leer estos versículos y
encontrar que Dios solo pide dos cosas al ser humano, y en cambio tiene
innumerables promesas que ofrecernos y hacer cumplir en nuestras vidas. Dios
pide que nos convirtamos a Él (escuchando su voz) y que obedezcamos sus
mandamientos, en cambio nos ofrece cuidados, nos ofrece prosperarnos, multiplicarnos,
librarnos de nuestros enemigos, pelear nuestras batallas, cuidar nuestras
descendencias...
Son innumerables sus promesas, y solo una su
petición, pero nos toca a nosotros decidir, elegir ¿Qué vamos a hacer?;
¿escucharemos su voz?, ¿nos convertiremos a Él?
No sé si te lo tienes que pensar un poco más,
Dios no lo pensó al enviar a su unigénito a morir por ti y por mi (Juan 3:16),
fue un sacrificio de amor, la mayor decisión que cualquier padre pudiera tomar;
es por esto que el amor de Dios, dice la biblia, que se asemeja (un poco) al
amor de las madres por sus hijos.
Yo decido hoy convertirme a Dios, escuchar su
voz y guardar sus mandamientos; ¿y tú, qué eliges?
Dios pueda bendecirte hoy y siempre. No
postergues tu felicidad genuina, decídete por Cristo. Bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario