martes, 10 de noviembre de 2020

Misericordia...

La misericordia de Dios acompaña al ser humano hasta que el mismo ser humano decide no recibirla más. Dios siempre esta dispuesto, pero el hombre no siempre esta presto. Que tristeza embarga mi alma, al darme cuenta que desperdiciamos cada día con nuestras malas acciones y actitudes, una dicha enorme de entender que Dios no niega el perdón y el amor a sus seres humanos que con tanto amor y dedicación creó del barro y sopló aliento de vida.

Simplemente el hombre no es capaz de ver las carencias de su vida propia, hasta que se encuentra en lo más profundo del abismo, sumergido por su insistencia y la creencia de que puede tener el control de todo lo que le rodea.

Existe un adagio popular que dice "El hombre propone y Dios dispone", y es cierto, nosotros nos pasamos la vida creyendo que tomamos las mejores decisiones, y hasta a veces queremos decirles a los demás lo que deberían hacer; ¡que ilusos somos!, si la mayoría del tiempo no sabemos qué queremos ni cómo lo queremos hacer

Es algo normal, que durante tu vida lleguen episodios de soledad, tristeza, vacío, desaliento, amargura...y muchos más, y llegan sin llamarlos, y es justo por eso, NO TENEMOS EL CONTROL, el control lo tiene Dios, así como lo dice en su palabra "¿No me teméis?» —declara el Señor. «¿No tembláis delante de mí, que puse la arena como frontera del mar, límite perpetuo que no traspasará? Aunque se agiten las olas, no prevalecerán; aunque rujan, no pasarán sobre ella." (Jeremías 5:22).

Así también como confirmación de su poder y su promesa y recompensa de parte de Dios a los que obedecen su palabra nos dice: "Todo esto lo hizo mi mano, y así todas estas cosas llegaron a ser --declara el SEÑOR--. Pero a éste miraré: al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra. (Isaías 66:2)

Hoy te invito a meditar en estos versos, y que también podamos hacernos esta pregunta: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Salmos 8:4; y luego medites en esta frase: "Mas ahora, oh SEÑOR, tú eres nuestro Padre, nosotros el barro, y tú nuestro alfarero; obra de tus manos somos todos nosotros" (Isaías 64:8).

Colócate en las manos del Señor y permite que pueda llenarte de misericordia y amor, que pueda moldearnos a su imagen y semejanza y entonces podremos disfrutar de una vida verdaderamente plena. No te niegues a Dios, entrégate al Él. Dios te bendiga.

 



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Sea tu si, si y sea tu no, no.