“Si
decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está
en nosotros”. (1 Juan 1:9)
Quizás
conozcas a alguna persona que cree en sus adentros que no tiene de qué
arrepentirse, o tal vez conozcas a alguien que diga no necesitar el perdón,
porque ya Dios le perdono para siempre, y que insiste en mostrarle los pecados
de los demás delante de la iglesia.
En
el versículo de hoy Dios es muy claro al respecto del tema del pecado; todos
somos pecadores, y no deberías siquiera pensar que somos superiores a otros, en
ninguna cosa, pues es allí donde está el peligro; es un fino hilo que divide la
altanería, egocentrismo y vanagloria, de lo que realmente el Señor quiere
mostrarnos a través de este verso.
En el
versículo 9 continúa diciendo: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel
y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”; aquí
se nos da una noticia magnifica que a su vez es una instrucción, dice allí que
si confesamos entonces Dios nos perdonara.
Debemos
pues mirarnos internamente y solicitar el perdón de nuestro padre Dios
diariamente; y pedir que nos ayude a no ver la paja en el ojo ajeno, más bien
nos permita vernos en un espejo antes de emitir cualquier tipo de juicio para
alguien.
Te
invito a que me acompañes a orar: Padre eterno, que tu morada es el cielo, la
tierra y todo lo que podemos ver y aun mas allá; te damos las gracias por estas
palabras de esperanzas que nos regalas en el día de hoy; gracias por
recordarnos que Dios es Dios y que de El emana la vida, la esperanza, la
sanidad, la salvación y sobre todo el perdón. Ayúdanos a vernos primero a
nosotros mismos y luego ayúdanos a orar por los demás, sin necesidad de juzgar
sus accione. Gracias por amarnos, y porque hoy nos das una nueva oportunidad de
salvación; queremos ser instrumentos de buenas nuevas de salvación; pon tu Espíritu
en nosotros y permítenos ser útiles para la obra de salvación. Míranos con ojos
de piedad, misericordia y perdón. En el nombre de Jesús, Amen.
Si has hecho esta oración, te felicito; el primer paso para sanar, cambiar, o ser transformado, es reconocer que lo necesitamos. Dios nos regale un hermoso día en la compañía del Espíritu Santo y nos dé el privilegio de alabarle mediante la oración y canticos de alabanzas. Dios te bendiga.
Feliz día.
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