Cuantas
veces esperamos que los demás hagan uso de esa palabra con nosotros, en
cualquier situación que nos encontramos; lo que más deseamos, por ejemplo,
cuando nos equivocamos, es que la otra persona tenga un mínimo de tolerancia y
nos permita tener una segunda oportunidad.
Pero
que decepción sentimos cuando en vez de hacer uso de la tolerancia, nuestro
prójimo se empeña en enseñarnos todo lo malo que hicimos o lo mal que lo
hicimos; y pensamos que es injusto. Pero qué tal si el papel se invierte y
llega un momento en el que nosotros somos lo que tenemos que hacer uso de esa
palabra?
Estaríamos
dispuesto a utilizarla de la forma más correcta y conveniente para el
mantenimiento de la paz, o seríamos precursores del desorden, de la falta de
tolerancia, de la insensatez, del irrespeto, del egoísmo, entre otros
sentimientos más, que son capaces de destrozar un corazón herido?
Hoy
reflexionaremos en lo tanto que haríamos uso de esa palabra, comenzando en
casa, con nuestros seres queridos; seriamos capaces de no molestarnos a la
primera, porque algún miembro de nuestra familia haga algo como a nosotros no
nos gusta?; sería interesante intentarlo; que tuviéramos la capacidad y la
oportunidad de poder ver en qué fallamos nosotros, y como somos capaces o
incapaces de hacer uso de la tolerancia.
Recordemos
lo que dice la biblia: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre
vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. El que hurtaba, no hurte más, sino
trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir
con el que padece necesidad. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra
boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia
a los oyentes. Y no contristéis al
Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la
redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y
maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”.
(Efesios 4:26-32).
Dios
es bueno y misericordioso, no lo hagamos entristecer; que el Espíritu de Dios
nos ilumine y que lleguemos a ser unas mejores personas, llenas de su amor y de
su perdón. Feliz día, y que Dios te bendiga hoy y siempre.
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