Diariamente
vemos anuncios en los periódicos, en la televisión, en carteles en la calle, o
cualquier otro medio, en los cuales se expanden informaciones de muchos tipos;
estas informaciones frecuentemente la vemos y solo leemos los títulos y si no
es de nuestro interés no leemos su contenido.
En
la actualidad, y con mucha razón, ya ni siquiera nos arriesgamos a tomar
ninguna nota, ningún anuncio impreso, ninguna literatura de la iglesia; y ni
hablar de los periódicos, desde hace unos años ya la gente no compra los periódicos
porque los puede leer gratuitamente en la internet.
Es
por esto que quizás a los cristianos nos cuesta mucho propagar el mensaje de salvación
con tantas restricciones; era más fácil cuando podíamos repartir literatura, cuando
las personas se detenían por un momento a escucharte y quizás esa literatura
llegaba a su casa y el mensaje podría ser visto por alguien más, de maneras y
formas más divertidas.
Así
mismo, me pongo a analizar y actualmente ya ni campañas evangelistas
multitudinarias podemos hacer, con la finalidad de interactuar con cada persona
de manera personal; lo hacemos virtual claro que sí, y las reuniones de la
iglesia también, pero sinceramente no es igual.
Cuanto
extraño ir a la iglesia y ver la bella sonrisa de la persona que te recibe en
la puerta, de los hermanos que pronto se te acercan para preguntarte como
estas, y para desearte un hermoso día, también para hacerte participe de las
actividades en que están involucrados en el momento, entre otras cosas.
Por más
que queramos lo virtual en ninguna manera sustituye lo personal; los seres
humanos necesitamos afecto, abrazos, un apretón de mano, una mirada fija… es difícil
a veces expresar mediante un aparato tecnológico las emociones internas
actuales.
Pero
gracias a Dios que hay una promesa escrita en la biblia que dice: “El cielo y
la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. (Mateo 24:35)”. Esto me
asegura que por más artimañas que el enemigo quiera buscar o crear para detener
la obra de Dios, nunca podrá hacerlo; la obra habrá de ser concluida, porque
dice su palabra “Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como
testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin. (Mat. 24:14)”; y si
la biblia lo dice, yo lo creo.
Por
eso tenemos que buscar la forma de llevar el mensaje de salvación a toda nación,
tribu, lengua y pueblo, utilizando las herramientas que tenemos a nuestro
alcance.
Hoy, aunque no lo lean, te invito a utilizar tus herramientas; que Dios pueda bendecirte y prosperar tu
camino. Feliz día.
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