¿Por
qué nos dio ojos, oídos y boca?
“Dios
dio a los hombres ojos para que contemplasen las maravillas de su ley. Les dio oídos,
para que escuchasen la predicación de su mensaje. Dio a los hombres el talento
del habla para que presentasen a Cristo como el Salvador que perdona los
pecados. Con el corazón el hombre cree para obtener justicia, y con la boca,
formula su confesión para ser salvado”. (El hogar cristiano, pág. 364).
Es
así de simple como el ser humano ha sido dotado de cosas buenas e interesantes,
las cuales nos facultan para que adoremos a nuestro Dios. Pero es así también de
simple, como el hombre coloca esos sentidos, dones y talentos a la merced del
enemigo de las almas, y en poco tiempo se ve destrozado, triste, y reprimido.
Es
por esto que debemos cuidar esas avenidas del alma, si es que queremos
verdaderamente estar conectados permanentemente con nuestro Señor y redentor
Jesucristo, debemos de cuidar qué vemos, qué oímos y qué hablamos. Pues esta es
la vía o el mecanismo de distracción que más le gusta utilizar al adversario, a
los fines de que desviemos nuestra atención hacia las cosas sagradas y santas.
No
permitamos que satanás tome el control de esas vías, que son especiales medios
de comunicación, estemos atentos; abramos nuestros ojos y veamos las cosas
buenas que el Señor nos ha regalado y demos gracia, cuidémosla, con amor y entusiasmo;
estén abiertos nuestros oídos para escuchar el mensaje de salvación, meditemos
en él y apliquémoslo en nuestras vidas; Y este lista nuestra boca para que
(siempre) esté dispuesta a proclamar el mensaje de salvación, para que lleve
aliento a los desalentados, esperanza y paz a aquellos que están perdidos en
las confusiones de este mundo.
Seamos
pues propagadores de las buenas nuevas, y que los portales del alma estén vigilados
y bien cuidados; no los expongamos a música que no da esperanza, ni consuelo;
no digamos palabras que no alienten, que no perdonen y que no edifiquen; y
definitivamente abramos nuestra boca para alabar el nombre de Dios.
Que
Dios te colme en este día de las más ricas bendiciones, y que llene tu espíritu
de ese gozo que sólo Él nos da. Bendiciones.
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