jueves, 26 de marzo de 2020

¿Quién gana?



El ser humano lleva una carrera constante en contra de sí mismo y de la vida. Me dirás “eso no es cierto”, pero lamento decirte que sí. Cuando te levantas y decides desde ese momento salir a la calle, obviamente no sales con el pensamiento de realizar una competencia, pero cuando te montas en el trasporte ya sea público o privado, en tu mente se desata desde ese momento una lucha en contra del tiempo, comienzas a decir “tengo poco tiempo para llegar”, “que debería ir más rápido”, que “porque el chofer hace tantas paradas?”, que “porque esa persona no se queda junto con la otra aunque este a una esquina de distancia?”, etc, etc, etc…

Cuando llegas a tu destino (si es que no encontraste un problema de camino por no haber dado paso a otro vehículo, o por discutir con otra persona), ya sea a tu trabajo, al banco, al súper, donde quiera que tengas que ir, entonces comienzas a pelear porque quieres hacer lo que tú quieras, sin importar las reglas o lineamientos ya sea del empleador, de las instituciones a las que te has dirigido, o quieres ser el primero en la fila del banco, o quieres escoger solo para ti los mejores productos, no importa que tengas que manosear y estropear todos los demás… estas amigo mío, simplemente peleando con la vida y contigo mismo.

En estos días, ya no hay manera de satisfacer los deseos del hombre; si tienes un vehículo quieres otro mejor, si tienes una casita, quieres mejor un apartamento; si tienes unos muebles bonitos, quieres cambiarlo porque viste unos que son más bonitos y más caros; tienes ropa en el closet, pero a la hora de salir dices que no tienes que ponerte; hay comida en tu despensa, pero quieres el filete que preparan en el restaurant; incluso tienes esposa, pero la vecina se ve muy bien…

Ayer les decía que Dios desde el principio colocó con sumo esmero, cuidado y amor, todas las cosas que el hombre necesitaría para su subsistencia en este mundo. Todo para su alimentación, para su recreación, para su desarrollo, para todo. Pero el hombre no ve lo que tiene, simplemente ve todo lo que no tiene y se esfuerza sobre manera para obtenerlo, sin saber si al conseguir lo que quiere le va a ser de perdición o maldición.

Dios continúa hablando diariamente a nuestros corazones, a través de su palabra, a través de otras personas que sirven de canal de bendición de parte del mismo Dios, pero nosotros estamos tan ciegos, tan ocupados, tan ofuscados en querer tener cosas materiales, que olvidamos lo que realmente es importante.

Hoy vemos como un virus ha podido paralizar literalmente, a todo el mundo; ayer veía una publicación en Facebook que decía que “New York si duerme”, y presentaba una foto de unas de las calles de New York literalmente vacía, paralizada, cuando lo que estamos acostumbrados es a la frase que dice “New York nunca duerme”, y eso me llevo a reflexionar en como este proceso nos ha obligado a parar todas nuestras actividades rutinarias que realizábamos fuera de casa; ahora tenemos o debemos de pasar mucho más tiempo en casa, y no estábamos preparado para esto; ya estábamos programados a un estilo de vida fuera de casa, ya sea trabajando, estudiando, haciendo diligencias, etc.

Y me pregunto ahora ¿Quién gana?... días anteriores nos creíamos súper poderosos porque teníamos poder de dinero, de tiempo, de ventajas, entre muchas otras; podíamos atropellar, menospreciar, discriminar, sobornar, incluso obstruir el crecimiento o desarrollo de los demás, o aprovecharnos de ellos, ya sea por envidia, por egoísmo, por ineptitud, por desconocimiento de la palabra, por lo que usted quiera, pero lo hacíamos. Y me pregunto otra vez ¿Quién gana?.

Esta vida no se trata de ganar o perder, bien lo sabía Pablo cuando dijo: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. (Filipenses 1:21)”; nada de lo que nos pueda ofrecer este mundo (material) puede llenar nuestra vida espiritual, ni puede hacer que nos podamos sentir felices todo el tiempo. Pablo, a pesar de estar encarcelado nunca se sintió solo, ni triste; El cantaba y predicaba porque entendía cuál era el significado de la vida y había conocido lo que era vivir una vida Cristo céntrica realmente; su propósito era compartir el gozo que le daba vivir en Cristo, compartir los mensajes de esperanza que ya él mismo había experimentado. ¡Gloria a Dios por eso!.  

Pablo desde el principio de su relación con Dios supo qué pregunta hacer (Señor ¿qué quieres que haga? Hechos 9:6), y eso justamente era lo que enseñaba a los demás, cuando el carcelero le pregunto “¿qué debo hacer para ser salvo?,  Pablo y Silas le contestaron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31). Ellos lo habían experimentado en sus vidas, sabían cuál era el resultado y querían compartirlo con los demás. Ellos no querían ganar para ellos, no querían tener la razón, no querían imponer nada a nadie, solo querían compartir el gozo que para ellos significaba el vivir en Cristo.

Hoy te invito a que paremos un poco, no es que dejemos de ver noticias ni de informarnos sobre los avances de la pandemia, pero quiero que pares, que te veas en un espejo y que te preguntes ¿Quién gana?, ¿para qué ganar? ¿Por qué quiero ganar?, ¿Qué gano con ganar?... interesantes te van a resultar las reflexiones que puedas hacer y a las conclusiones que puedas llegar con hacer este ejercicio.

No se trata de ganar, te repito, se trata de vivir en Cristo; ¿no sabes cómo hacerlo?; pide sabiduría como lo hizo Salomón; Dios da en abundancia para su causa. Pruébalo, pide la dirección del Espíritu Santo y ven a vivir una vida junto a Jesucristo, entendiendo su palabra, viviendo la palabra, compartiendo la palabra. Dios es bueno todo el tiempo, no lo dudes, sólo créele a Dios.

Bendecido día, y recuerda www.oloracielo.blogspot.com desea acompañarte en este proceso de oración. Comparte tu experiencia y tu pedido de oración, estaremos listo para orar por ti. Dios te guarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sea tu si, si y sea tu no, no.