El
ser humano lleva una carrera constante en contra de sí mismo y de la vida. Me dirás
“eso no es cierto”, pero lamento decirte que sí. Cuando te levantas y decides
desde ese momento salir a la calle, obviamente no sales con el pensamiento de
realizar una competencia, pero cuando te montas en el trasporte ya sea público
o privado, en tu mente se desata desde ese momento una lucha en contra del
tiempo, comienzas a decir “tengo poco tiempo para llegar”, “que debería ir más rápido”,
que “porque el chofer hace tantas paradas?”, que “porque esa persona no se
queda junto con la otra aunque este a una esquina de distancia?”, etc, etc, etc…
Cuando
llegas a tu destino (si es que no encontraste un problema de camino por no
haber dado paso a otro vehículo, o por discutir con otra persona), ya sea a tu
trabajo, al banco, al súper, donde quiera que tengas que ir, entonces comienzas
a pelear porque quieres hacer lo que tú quieras, sin importar las reglas o lineamientos
ya sea del empleador, de las instituciones a las que te has dirigido, o quieres
ser el primero en la fila del banco, o quieres escoger solo para ti los mejores
productos, no importa que tengas que manosear y estropear todos los demás…
estas amigo mío, simplemente peleando con la vida y contigo mismo.
En
estos días, ya no hay manera de satisfacer los deseos del hombre; si tienes un vehículo
quieres otro mejor, si tienes una casita, quieres mejor un apartamento; si
tienes unos muebles bonitos, quieres cambiarlo porque viste unos que son más
bonitos y más caros; tienes ropa en el closet, pero a la hora de salir dices
que no tienes que ponerte; hay comida en tu despensa, pero quieres el filete
que preparan en el restaurant; incluso tienes esposa, pero la vecina se ve muy
bien…
Ayer
les decía que Dios desde el principio colocó con sumo esmero, cuidado y amor,
todas las cosas que el hombre necesitaría para su subsistencia en este mundo.
Todo para su alimentación, para su recreación, para su desarrollo, para todo.
Pero el hombre no ve lo que tiene, simplemente ve todo lo que no tiene y se
esfuerza sobre manera para obtenerlo, sin saber si al conseguir lo que quiere
le va a ser de perdición o maldición.
Dios
continúa hablando diariamente a nuestros corazones, a través de su palabra, a través
de otras personas que sirven de canal de bendición de parte del mismo Dios,
pero nosotros estamos tan ciegos, tan ocupados, tan ofuscados en querer tener
cosas materiales, que olvidamos lo que realmente es importante.
Hoy
vemos como un virus ha podido paralizar literalmente, a todo el mundo; ayer veía
una publicación en Facebook que decía que “New York si duerme”, y presentaba
una foto de unas de las calles de New York literalmente vacía, paralizada,
cuando lo que estamos acostumbrados es a la frase que dice “New York nunca
duerme”, y eso me llevo a reflexionar en como este proceso nos ha obligado a
parar todas nuestras actividades rutinarias que realizábamos fuera de casa;
ahora tenemos o debemos de pasar mucho más tiempo en casa, y no estábamos preparado
para esto; ya estábamos programados a un estilo de vida fuera de casa, ya sea
trabajando, estudiando, haciendo diligencias, etc.
Y me
pregunto ahora ¿Quién gana?... días anteriores
nos creíamos súper poderosos porque teníamos poder de dinero, de tiempo, de
ventajas, entre muchas otras; podíamos atropellar, menospreciar, discriminar, sobornar,
incluso obstruir el crecimiento o desarrollo de los demás, o aprovecharnos de
ellos, ya sea por envidia, por egoísmo, por ineptitud, por desconocimiento de
la palabra, por lo que usted quiera, pero lo hacíamos. Y me pregunto otra vez ¿Quién
gana?.
Esta
vida no se trata de ganar o perder, bien lo sabía Pablo cuando dijo: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el
morir es ganancia. (Filipenses 1:21)”; nada de lo que nos pueda ofrecer
este mundo (material) puede llenar nuestra vida espiritual, ni puede hacer que
nos podamos sentir felices todo el tiempo. Pablo, a pesar de estar encarcelado
nunca se sintió solo, ni triste; El cantaba y predicaba porque entendía cuál
era el significado de la vida y había conocido lo que era vivir una vida Cristo
céntrica realmente; su propósito era compartir el gozo que le daba vivir en
Cristo, compartir los mensajes de esperanza que ya él mismo había experimentado.
¡Gloria a Dios por eso!.
Pablo
desde el principio de su relación con Dios supo qué pregunta hacer (Señor ¿qué
quieres que haga? Hechos 9:6), y eso justamente era lo que enseñaba a los demás,
cuando el carcelero le pregunto “¿qué debo hacer para ser salvo?, Pablo y Silas le contestaron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo,
tú y tu casa” (Hechos 16:31). Ellos lo habían experimentado en sus vidas, sabían
cuál era el resultado y querían compartirlo con los demás. Ellos no querían ganar
para ellos, no querían tener la razón, no querían imponer nada a nadie, solo querían
compartir el gozo que para ellos significaba el vivir en Cristo.
Hoy
te invito a que paremos un poco, no es que dejemos de ver noticias ni de
informarnos sobre los avances de la pandemia, pero quiero que pares, que te
veas en un espejo y que te preguntes ¿Quién gana?, ¿para qué ganar? ¿Por qué quiero
ganar?, ¿Qué gano con ganar?... interesantes te van a resultar las reflexiones
que puedas hacer y a las conclusiones que puedas llegar con hacer este
ejercicio.
No
se trata de ganar, te repito, se trata
de vivir en Cristo; ¿no sabes cómo hacerlo?; pide sabiduría como lo hizo Salomón;
Dios da en abundancia para su causa. Pruébalo, pide la dirección del Espíritu
Santo y ven a vivir una vida junto a Jesucristo, entendiendo su palabra,
viviendo la palabra, compartiendo la palabra. Dios es bueno todo el tiempo, no lo dudes, sólo créele a Dios.
Bendecido
día, y recuerda www.oloracielo.blogspot.com
desea acompañarte en este proceso de oración. Comparte tu experiencia y tu
pedido de oración, estaremos listo para orar por ti. Dios te guarde.
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