miércoles, 25 de marzo de 2020

Seguir las reglas.


Desde mi niñez aprendí lo que era un equipo y trabajar como equipo. Cuando apenas tenía 9 años empecé a practicar tenis, era un deporte que me apasionaba, me parecía, primero, un deporte bonito, ya que cuando veía las chicas que lo jugaban con sus uniformes tan bonitos, me decía a mí misma “wau que lindas se ven con su uniforme”, y posteriormente me veía yo con un uniforme similar. 

Pensaba que era el uniforme que las hacia bonitas; luego cuando comenzaron las practicas, me di cuenta que no era el uniforme; empecé a ver que la disciplina era parte importante del deporte y me gustaba eso; más adelante entonces también me di cuenta que no solo se jugaba con un solo jugador de cada lado de la cancha, podíamos jugar en pareja ¡era genial (pensaba)!, pero a medida que practicábamos se me hacía un poco difícil entender por qué mi compañera o compañero (podían ser equipos de 2 hombres, de 2 mujeres o mixtos, y también de un solo jugador) de juego en ocasiones no hacia lo que yo pensaba que debía hacer o lo que yo quería que hiciera; entonces comencé a entender que debíamos trazar estrategias juntos y que debíamos cuidarnos el uno al otro, incluso pensar de manera estratégica en cada uno.

Pensé que era todo, pero no; cuando el juego empezaba y se comenzaban a dar los incidentes debíamos pensar rápido y actuar aún más rápido, conectarnos, animarnos, entendernos y defendernos mutuamente con el propósito de poder vencer al equipo contrario; pero todo esto era necesario hacer sin pensar en arruinar al compañero contrincante, pues también teníamos que pensar como él y quizás adivinar o descubrir cuál sería su estrategia.

Todo eso me dio las herramientas necesarias para poder entender lo que ere trabajar realmente en equipo; de hecho me gustaba mucho jugar en pareja; y mi primer premio como campeona nacional lo logré jugando en equipo con mi prima Ruderkis con apenas 10 años. Fuimos aprendiendo muy rápido y nos esforzábamos por ser muy buenas cada día. Hacíamos todos los ejercicios que nos mandaba nuestro entrenador (que nunca olvidare), teníamos que correr, hacer aeróbicos, entre otros; Él nos exigía bastante quizás para unas niñas con tan poca edad, pero en el fondo el sabia el potencial que teníamos todos los niños que en ese momento practicábamos con él; de hecho la mayoría de los chicos que entrenó, todavía hoy son deportistas, fueron o son entrenadores y tuvieron éxito en la rama del deporte (aunque no fuera en el tenis per se). Creo firmemente que lo que aprendimos allí nos ayudó a lograr lo que logramos después cuando fuimos adultos.

Yo continúe jugando por muchos años; incluso fui entrenadora en el Colegio donde me forme (y en la universidad también); allí me gustaba mucho jugar y de hecho llegue a jugar también otras disciplinas como el voleibol y basquetbol. La disciplina, el trabajar en equipo, el entender que era mejor hacer las cosas con ayuda idónea, para mí  era genial.

Ahora bien, en estos momentos que estamos viviendo, Dios, la vida misma o en lo que sea que usted crea, nos están diciendo “debes trabajar en equipo”; cuando te dicen “quédate en tu casa”, “no salgas”, te están diciendo cuídate y ayúdanos a cuidar a los demás; cuando te dicen “tápate la boca cuando estornudes”, realmente nos están diciendo, “piensa en tu compañero para que no lo infectes”; cuando te dicen “lávate las manos, la cara, los brazos, cuando llegues de la calle”, te están diciendo “debes cuidarte y con eso cuidas a tu familia”.

El mundo nos está diciendo “auxilio, ya no aguanto más”, el mundo ya no aguanta la contaminación, no aguanta el que tires una basura en la calle porque no puedes esperar a llegar a un zafacón; el mundo no aguanta más que los hoteles y negocios industriales continúen contaminando las aguas del mar; el mundo no aguanta que el hombre sólo piense en sí mismo, que no tenga amor por su prójimo, que crea que puede chocar, maltratar, discriminar, burlas, engañar e incluso matar a su prójimo, si este no hace lo que queremos, sin tener consecuencias futuras.

El mundo nos grita hoy “para, reflexiona”; hoy hemos tenido que parar, parar nuestra rutina de levantarnos, ir a trabajar, llegar a casa, dormir, despertar y volver a ir a trabajar; y cuando nos llega el día de recordar la creación de Dios, de descansar y compartir con la familia, estamos tan cansado que preferimos que los hijos salgan con sus amigos y que nos dejen en paz descansar en casa; otros preferirán ir a tomar, bailar, o lo que sea, menos compartir en familia, argumentando que se lo merecen, pues trabajan demasiado.

Hoy tenemos necesariamente que vernos las caras en la casa (o vernos a través de una pantalla), y nos daremos cuenta de todas las cosas de las que nos perdemos por estar prestando nuestro tiempo a otras cosas que no son tan importantes como lo son nuestras familias.

Hoy en medio de esta cuarentena, o del toque de queda, nos resistimos, no entendemos, nos sentimos ansiosos, acorralados, desesperados; pero nunca nos pusimos a pensar ¿qué estamos haciendo para mejorar nuestro entorno?. Dios nos ha hecho mejorar el entorno encerrándonos en nuestras casas; piénsalo, hasta las aguas de Venecia están cambiando, están más limpias, los animales están sintiéndose más seguros, los arboles están reverdeciendo; y pensar que todo eso fue creado primero que el “hombre”; el hombre fue la última creación de Dios, y esa última creación ha estado destruyendo el mundo completo, por años.

Es en estos momentos donde pensamos que la muerte puede estar más cera de lo que pensábamos, y muchos nos aferramos a la vida con todos nuestros recursos y fuerzas; otros piensan que el día que le toque morir descansaran; otros ni siquiera piensan en eso (tengo una compañera de trabajo que se enoja cuando hablan de la muerte, le tiene mucho miedo); pero una de las cosas más segura que tiene el ser humano es justamente eso, la muerte.

Mientras estamos vivos, no pensamos en las consecuencias de nuestras acciones, por lo que no tenemos tiempo de pensar, ni si quiera en la muerte; no pensamos ni en la esperanza de vivir mejor, solo vamos al ritmo que el mundo nos lleva, y el mundo solo trae cada día consigo, la consecuencia de las malas acciones y la mala administración del hombre, de los recursos que desde un principio Dios le dio para que lo cuidara y protegiera. La mano del hombre cada día daña, destruye, destroza todo lo bueno que Dios con tanto amor creo para nosotros.

Hoy quizás lloramos la partida de un ser querido (a tiempo o destiempo), de un amigo, de un conocido, pero eso ni siquiera nos mueve a reflexión. Quiera Dios que mientras tengamos vida encontremos el momento para reflexionar y determinemos en nuestros corazones ser mejores y brindar esperanza a nuestros semejantes. En el libro de Eclesiastés 9:4 dice “Hay esperanza para todo el que está entre los vivos, porque mejor es perro vivo que León muerto”.

Dice también que el amor, odio y envidia perecen cuando el hombre muere, y que nunca más participaran de lo que está debajo del sol; así que creo que lo que tengamos que hacer, debemos hacerlo ahora (y hacerlo bien),ahora que podemos respirar, que podemos ver, que podemos hablar, que podemos tocar…y ya que estas vivo, mira a tu alrededor, piensa en lo bueno que puedes aportar, mira a tu familia, habla con tus seres queridos (no sólo por teléfono o por computador), míralo a los ojos, diles que los amas; toca con tus manos y con tu espíritu las manos y el espíritu de tu pareja, de tus hijos, de tus padres, de tus hermanos, do todos los que estén a tu alrededor, siéntelo, ellos están ahí, disfrútalos mientras puedas; pero nunca olvides que debes seguir las reglas.

Dios desde el principio nos dio todo lo que a lo largo de nuestras vidas podríamos necesitar, alimento, luz solar, extensión de tierra, aire puro, agua cristalina, animales de todo tipo; y dijo Dios: Fructificad y multiplicaos. Llenad la tierra y gobernadla. Dominad los peces del mar, las aves del cielo, y todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Dijo también Dios: Os doy toda planta que da semilla, que está sobre la tierra, y todo árbol que lleva fruto y da semilla. Eso será vuestro alimento. (Génesis 1:28-29) y en el versículo 31 dice: Entonces Dios contempló todo lo que había hecho, y vio que era bueno en gran manera… luego creo al hombre, y en el capítulo 2 dice: “Tomo, pues, Dios el Señor al hombre y lo puso en el jardín del Edén, para que lo cultivara y lo guardara.” (Versículo 15).

Entonces, ¿crees que hemos hecho todo lo que Dios nos dijo que hiciéramos desde el principio?, obviamente no, pero estamos todavía vivos (o sea, tenemos tiempo), y si recuerdas el verso que te mencioné anteriormente de Eclesiastés recordarás que es mejor estar vivo, así que debemos ayudar a reconstruir un mejor mundo para nosotros mismos y para nuestros hijos. Vamos pongamos de nuestra parte; aprendamos a seguir instrucciones, primeramente la de Dios, cuidamos, protejamos nuestra casa común que es este mundo, el planeta tierra.

Dios ha sido bueno todo el tiempo, y dice la palabra que él no cambia ni se muda, lo dice en más de un versículo, veamos:

Malaquías 3:6
"Porque yo, el SEÑOR, no cambio; por eso vosotros, oh hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.”

Números 23:19 
“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta. ¿Lo ha dicho El, y no lo hará?, ¿ha hablado, y no lo cumplirá?”

Salmos 102:25-27 
“Desde la antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces; y todos ellos como una vestidura se desgastarán, como vestido los mudarás, y serán cambiados. Pero tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin.”

Por eso hoy te invito a que puedas descansa en el Señor nuestro Dios, vuélvete a Él, confía en EL, y El responderá cada una de nuestras oraciones. Que Dios colme nuestras vidas de paz y esperanza, son los más sinceros deseos de www.oloracielo.blogspot.com para ti.

Bendiciones.

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Sea tu si, si y sea tu no, no.