martes, 24 de marzo de 2020

¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Sal. 8:4


En el año 2011 murió Steve Jobs, quien fue el fundador de la compañía Apple, una empresa súper prestigiosa todavía en nuestros tiempos. Este hombre, estaba padeciendo una enfermedad catastrófica (cáncer de páncreas), cuando de repente tuvo una tremenda reflexión y llamó a la muerte como “el mejor invento individual de la vida”, y él explicaba la razón de su pensar, decía que esta era la etapa donde el ser humano se obligaba a lograr lo mejor que podría hacer de sí mismo en este mundo; pero yo pregunto ¿Por qué lograr lo mejor sólo cuando te das cuenta de que te falta tan poco? Quizás ni llegues a disfrutar de lo bueno que hagas o de las buenas consecuencia que dejen tus actos.

En fin, creo que él simplemente lo entendió al revés, la muerte lo que te muestra realmente es que no tienes el poder ni las capacidades necesarias ni suficientes para permanecer en este mundo para siempre. Deberíamos diariamente reflexionar sobre esto, pero lamentablemente algunas personas solo lo hacen cuando están en una cama mirando hacia el techo (porque se encuentran atravesando un problema de salud tan serio que no le permite estar más que en una cama de hospital), y las demás personas simplemente no tienen interés ni tiempo para hacerlo. ¡Triste realidad!.

Este hombre murió joven (56 años) y multimillonario; y al final (gracias a Dios) entendió algo muy importante, y dijo:

 “He llegado a la cima del éxito en los negocios.  A los ojos de los demás, mi vida ha sido el símbolo del éxito.
Sin embargo, aparte de mi trabajo, tengo pocas alegrías. Al fin y al cabo, la riqueza no es más que un hecho al que estoy acostumbrado.
En este momento, acostado en la cama del hospital y recordando toda mi vida, me doy cuenta de que todos los elogios y las riquezas de las que estaba tan orgulloso, se han convertido en algo insignificante ante la muerte inminente.
Podrás contratar a alguien para conducir tu coche, pero no puedes contratar a nadie para que lleve tu enfermedad.
Las cosas materiales perdidas se pueden recuperar. Pero hay una cosa que nunca se puede hallar cuando se pierde – “la vida”.
Cuando alguien entra en el quirófano, se da cuenta de que hay un libro que aún no ha leído: “El libro de la vida sana”.

Estos días, indiscutiblemente quedaran registrados en la historia como días tristes y días que llenaron de muerte y tristeza a muchas familias y que generaron impotencia a los gobernantes de todos los países del mundo, los cuales, a pesar de tener todo el poder, de poder disponer de todos los recursos de un país para poder ayudar (o intentar ayudar) a salvar la vidas de sus nacionales, simplemente no pueden hacerlo. Otros pocos han reconocido que no pueden y se han humillado ante la presencia de nuestro Dios, pidiendo misericordia y salvación para sus pueblos.

Creo personalmente, que nadie quisiera pasar de esa forma a la historia, que nos gustaría poder marcar diferencias (de manera positiva), nos gustaría poder aportar, dar, ayudar, a mucha gente; pero el mundo se encarga de enseñarnos que no nos toca decidir eso. Nuestro trabajo es reconocer el poderío de Dios y entregar nuestras vidas a Él.

Muchos otros podrán decir, que eso es una manera fácil de desviarnos del problema, de embarcarnos en algo intangible que podría no tener resultados tangibles. Y otros lo llaman ignorancia. Pero como siempre digo “para ser mundo, debe de haber de todo”.

Hoy, un gran sentimiento de tristeza embarga mi alma al escuchar de personas que tenían fama, dinero y “poder” terrenal, y que ahora forman parte de los titulares de las noticias y que han pasado a la historia de manera trágica, pues el que no muere de vejez, entonces se cree que ha muerto antes de tiempo; desconociendo que Dios es el dueño del tiempo.

En los días de Noé, Dios advirtió y le encomendó a Noé que diera el mensaje y de que construyera un arca para que pudieran salvarse la especie humana. Pero lo tildaron de loco, de excéntrico y  de muchas otras cosas más, pues ni siquiera conocían la lluvia en aquel momento. En este tiempo, al igual que aquellas personas, nosotros hacemos caso omiso a todo lo que tenga que ver con la palabra de Dios y la promesa de su regreso. A muchos les parece un cuento, una historia bien contada, mucha fantasía, e incluso se han dividido en tantas religiones que ya la gente simplemente no quiere creer en Dios, solo quiere llenar sus iglesias, inscribir miembros o bautizar personas, que tal vez no lleguen a estar inscritos en el libro de la vida.

Dios es único y soberano, aunque el hombre quiera darle tantos apellidos como se les ocurra, seguirá siendo Dios (el gran “YO SOY”). Quiera Dios que esta situación por la que pasamos a raíz de esta pandemia, nos ayude a tomarnos un tiempo y a estudiar, a la luz del Espíritu Santo, las sagradas Escrituras para que podamos conocer realmente a Dios, que podamos amarle, amarnos y amar al prójimo.

En estos precisos momentos ni siquiera podemos ir a los templos hechos por las manos del hombre, debemos entender el mensaje, Dios quiere que pongamos atención al templo del Espíritu Santo que es nuestro propio cuerpo ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1Corintios 3:16).

¡Vamos, levántate!, alimentemos y cuidemos nuestro templo; entonces vendrá la luz a nosotros y sabremos qué realmente hacer; amémonos para poder amar a nuestros prójimos. Comenzando por nuestras familias, oremos los unos por los otros, y pidamos que la misericordia de nuestro Dios revista este mundo, renueve nuestros corazones y vuelva nuestras mentes, pensamientos y deseos a hacer la voluntad de nuestro Padre Celestial.

Que Dios todo poderoso conforte nuestra alma, renueve nuestra mente y llene nuestros corazones de la paz que necesitamos en estos momentos de crisis mundial. www.oloracielo.blogspot.com te desea un bendecido día.


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Sea tu si, si y sea tu no, no.