miércoles, 18 de marzo de 2020

Emergencia...COVID-19




¿Estamos en estado de emergencia?

Una emergencia es una situación crítica de peligro evidente para la vida del paciente y que requiere una actuación inmediata. También se pueden definir las emergencias como un asunto o situación de imprevisto que requieren una especial atención y deben solucionarse lo antes posible.

Tristemente hoy mi país se levanta con un estado de Emergencia anunciado y activado por el poder Ejecutivo a través de la persona del Presidente de la República. Esta situación es por el tema del Coronavirus o COVID-19; Esta es una enfermedad infecciosa causada por un virus llamado SARS-Cov-2, el cual produce síntomas parecidos a los de la gripe, y hasta hoy no hay un tratamiento específico ya autorizado para contrarrestarlo; con lo que cuenta la población mundial es con las diferentes recomendaciones que nos hacen los gobernantes a través de las instituciones especializadas y autorizadas para esto.

Es una situación de la cual yo personalmente no tengo recuerdos de haberla vivido antes; el hecho de ver entre las medidas el cierre total de nuestras fronteras de aire, mar y tierra, ver la docencia suspendida tanto a nivel inicial media o universitaria, la suspensión de todos los eventos sociales, las actividades incluso políticas en un año electoral, los servicios médicos suspendidos, entre otros es realmente alarmante.

Si recuerdo la ocasión cuando el huracán George (1998) coloco al país en una situación de crisis, ya que todos los servicios quedaron afectados, dicen que murieron más de 600 personas y que los daños se estimaron en aproximadamente 6 millones de dólares en esa época. Existen reportes que de este virus ya hay más de 7,000 muertes y 180,000 contagios (https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-51919935). Son indudablemente cifras aterradoras. Prendes el televisor y solo ves enfermedades, guerras, muerte, catástrofes, y todo esto no nos hace pensar en el Dios de amor, solo vemos lo que pasa, nos sumergimos en las prisas, en las quejas o en la vanagloria; no aplicamos la sabiduría de Dios en nuestras vidas, no confirmamos que Dios nos está llamando, nos está avisando, nos está dando una oportunidad más para renovar nuestra relación con El.

Todavía hoy vemos el egoísmo de la gente, el querer la comida, los medicamentos y los servicios solo para ellos, no nos atrevemos a pensar en el prójimo, solo sabemos pensar en el YO, que el final de los tiempos es el arma más poderosa del enemigo, que usa en contra de la misma humanidad. El enemigo de las almas solo nos entretiene a su antojo, tanto con la tecnología, las preocupaciones, las prisas, en definitiva, con todo lo que no nos permita sacar tiempo para cultivar y alimentar nuestra relación con nuestro creador.

Es impresionante ver cómo, a pesar de haber pasado por situaciones y calamidades en otros tiempos, de haber tenido historia de gente muy cercana las cuales murieron, enfermaron, o económicamente quebraron, por alguna de estas situaciones, no somos capaces de recapacitar como pueblo, no entendemos lo que es obediencia. No entendemos lo que es obedecer las instrucciones del hombre, no sabemos tomar precaución con relación a nuestro cuidado personal, ni el cuidado incluso de nuestras familias.

Es triste ver cómo nos burlamos de las cosas que suceden en el mundo, de la gente que muere por este u otro virus, y ni siquiera nos inmutamos a tomar las medidas para que no llegue a nuestros hogares; vemos todo tan lejos de nosotros, que es impresionante como incluso existen personas que alardean de que Dios ha dicho que plaga no tocara su morada (refiriéndose a un texto de la biblia en el Salmos 91:10)…, bueno no digo que no debemos confiar en la palabra, lo que digo es que hay que escudriñarla, estudiarla, razonarla. Dios le dijo al pueblo que el ángel destructor iba a pasar por enfrente de sus casas y que sus primogénitos no iban a morir, pero para que esto se cumpliera, antes de esto les pidió que tintaran los lindeles de las puertas con sangre de cordero, y con unas especificaciones muy claras, Dios pidió algo que el pueblo debía hacer para que sus primogénitos no muriesen (Éxodo 11). Y según cumplieron los requerimientos de Dios, se cumplió su palabra.

Pues te digo mi herman@ querid@, que hoy no es diferente. Dios te dice que cuidara tu morada y que plaga no tocara tu casa; Pero debemos de procurar haber hecho lo que Dios dijo primero, y puede ser que te lo estén diciendo a través de las autoridades de salud pública, o a través de las instrucciones de la Organización Mundial de la Salud, o a través del jefe de estado del país donde vives; pero no te ha dicho que uses la presunción, no alardees, la gracia, misericordia, perdón y salvación no se compran; es otorgada por el mismo Dios para cada uno de nosotros.

Tengo dos versículos que me encanta y creo que es propicio para estos tiempos y lo comparto con ustedes hoy, dice así:

Romanos 13:1-7
Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación. Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella...

Tito 3:1
Recuérdales que estén sujetos a los gobernantes, a las autoridades; que sean obedientes, que estén preparados para toda buena obra...

Debemos pues, en lugar de alardear, entender que es un tiempo de orar, de reconocer quienes somos en el Señor, de perdonar, de ayudar; y no hay mejor manera de ayudar que esta, acatar las recomendaciones que nos dan nuestras autoridades terrenales, y seguir confiando en el Señor nuestro Dios.

Dios continúa estando al control de este mundo, pues le pertenecemos; pero hay un trabajo que debe realizar el hombre; el problema en el jardín del Edén fue la desobediencia, hoy hay problemas con la obediencia, y es lo que nos acortara nuestros días en la tierra.

Postremos nuestros corazones ante la presencia de nuestro Señor Jesucristo, oremos sin cesar por cada una de las personas afectadas, por cada una de las personas que han perdido sus seres queridos por causa de este virus, o de cualquier otra enfermedad que le haya sobrevenido en estos últimos días; oremos por nuestro país, acatemos las recomendaciones de las autoridades, pero sobre todo confiemos en la providencia divina de que Dios está al control. Mantengamos la clama, la prudencia, la obediencia, pidamos sabiduría de parte de Dios, y seamos bendición para las personas que nos rodean.

En tiempos de emergencia, recordemos lo que nos dice la palabra en el libro de Isaías 10: “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”. Bendiciones desde oloracielo.blogspot.com, y recuerda que la vacuna para esta enfermedad (en este momento) eres tú, cuídate y cuida a tu prójimo.

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