¿Estamos
en estado de emergencia?
Una emergencia es
una situación crítica de peligro evidente para la vida del paciente y que
requiere una actuación inmediata. También se pueden definir las
emergencias como un asunto o situación de imprevisto que requieren una especial
atención y deben solucionarse lo antes posible.
Tristemente
hoy mi país se levanta con un estado de Emergencia anunciado y activado por el
poder Ejecutivo a través de la persona del Presidente de la República. Esta situación
es por el tema del Coronavirus o COVID-19;
Esta es una enfermedad infecciosa causada por un virus llamado SARS-Cov-2, el
cual produce síntomas parecidos a los de la gripe, y hasta hoy no hay un
tratamiento específico ya autorizado para contrarrestarlo; con lo que cuenta la
población mundial es con las diferentes recomendaciones que nos hacen los
gobernantes a través de las instituciones especializadas y autorizadas para
esto.
Es una
situación de la cual yo personalmente no tengo recuerdos de haberla vivido
antes; el hecho de ver entre las medidas el cierre total de nuestras fronteras
de aire, mar y tierra, ver la docencia suspendida tanto a nivel inicial media o
universitaria, la suspensión de todos los eventos sociales, las actividades
incluso políticas en un año electoral, los servicios médicos suspendidos, entre
otros es realmente alarmante.
Si
recuerdo la ocasión cuando el huracán George (1998) coloco al país en una situación
de crisis, ya que todos los servicios quedaron afectados, dicen que murieron más
de 600 personas y que los daños se estimaron en aproximadamente 6 millones de dólares
en esa época. Existen reportes que de este virus ya hay más de 7,000 muertes y
180,000 contagios (https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-51919935).
Son
indudablemente cifras aterradoras. Prendes el televisor y solo ves
enfermedades, guerras, muerte, catástrofes, y todo esto no nos hace pensar en
el Dios de amor, solo vemos lo que pasa, nos sumergimos en las prisas, en las
quejas o en la vanagloria; no aplicamos la sabiduría de Dios en nuestras vidas,
no confirmamos que Dios nos está llamando, nos está avisando, nos está dando
una oportunidad más para renovar nuestra relación con El.
Todavía
hoy vemos el egoísmo de la gente, el querer la comida, los medicamentos y los
servicios solo para ellos, no nos atrevemos a pensar en el prójimo, solo
sabemos pensar en el YO, que
el final de los tiempos es el arma más poderosa del enemigo, que usa en contra
de la misma humanidad. El enemigo de las almas solo nos entretiene a su antojo,
tanto con la tecnología, las preocupaciones, las prisas, en definitiva, con
todo lo que no nos permita sacar tiempo para cultivar y alimentar nuestra relación
con nuestro creador.
Es
impresionante ver cómo, a pesar de haber pasado por situaciones y calamidades
en otros tiempos, de haber tenido historia de gente muy cercana las cuales
murieron, enfermaron, o económicamente quebraron, por alguna de estas
situaciones, no somos capaces de recapacitar como pueblo, no entendemos lo que
es obediencia. No entendemos lo que es obedecer las instrucciones del hombre,
no sabemos tomar precaución con relación a nuestro cuidado personal, ni el
cuidado incluso de nuestras familias.
Es
triste ver cómo nos burlamos de las cosas que suceden en el mundo, de la gente
que muere por este u otro virus, y ni siquiera nos inmutamos a tomar las
medidas para que no llegue a nuestros hogares; vemos todo tan lejos de
nosotros, que es impresionante como incluso existen personas que alardean de
que Dios ha dicho que plaga no tocara su morada (refiriéndose a un texto de la
biblia en el Salmos 91:10)…, bueno no digo que no debemos confiar en la
palabra, lo que digo es que hay que escudriñarla, estudiarla, razonarla. Dios
le dijo al pueblo que el ángel destructor iba a pasar por enfrente de sus casas
y que sus primogénitos no iban a morir, pero para que esto se cumpliera, antes
de esto les pidió que tintaran los lindeles de las puertas con sangre de
cordero, y con unas especificaciones muy claras, Dios pidió algo que el pueblo debía
hacer para que sus primogénitos no muriesen (Éxodo 11). Y según cumplieron los
requerimientos de Dios, se cumplió su palabra.
Pues
te digo mi herman@ querid@, que hoy no es diferente. Dios te dice que cuidara
tu morada y que plaga no tocara tu casa; Pero debemos de procurar haber hecho
lo que Dios dijo primero, y puede ser que te lo estén diciendo a través de las
autoridades de salud pública, o a través de las instrucciones de la Organización
Mundial de la Salud, o a través del jefe de estado del país donde vives; pero
no te ha dicho que uses la presunción, no alardees, la gracia, misericordia, perdón
y salvación no se compran; es otorgada por el mismo Dios para cada uno de
nosotros.
Tengo
dos versículos que me encanta y creo que es propicio para estos tiempos y lo
comparto con ustedes hoy, dice así:
Romanos 13:1-7
Sométase
toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de
Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por consiguiente, el que
resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han
opuesto, sobre sí recibirán condenación. Porque los gobernantes no son motivo
de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas,
pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella...
Tito 3:1
Recuérdales
que estén sujetos a los gobernantes, a las autoridades; que sean obedientes,
que estén preparados para toda buena obra...
Debemos
pues, en lugar de alardear, entender que es un tiempo de orar, de reconocer
quienes somos en el Señor, de perdonar, de ayudar; y no hay mejor manera de
ayudar que esta, acatar las recomendaciones que nos dan nuestras autoridades
terrenales, y seguir confiando en el Señor nuestro Dios.
Dios continúa
estando al control de este mundo, pues le pertenecemos; pero hay un trabajo que
debe realizar el hombre; el problema en el jardín del Edén fue la desobediencia,
hoy hay problemas con la obediencia, y es lo que nos acortara nuestros días en
la tierra.
Postremos
nuestros corazones ante la presencia de nuestro Señor Jesucristo, oremos sin cesar
por cada una de las personas afectadas, por cada una de las personas que han
perdido sus seres queridos por causa de este virus, o de cualquier otra
enfermedad que le haya sobrevenido en estos últimos días; oremos por nuestro país,
acatemos las recomendaciones de las autoridades, pero sobre todo confiemos en
la providencia divina de que Dios está al control. Mantengamos la clama, la
prudencia, la obediencia, pidamos sabiduría de parte de Dios, y seamos bendición
para las personas que nos rodean.
En
tiempos de emergencia, recordemos lo que nos dice la palabra en el libro de Isaías
10: “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy
tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”.
Bendiciones desde oloracielo.blogspot.com, y recuerda que la vacuna para esta
enfermedad (en este momento) eres tú, cuídate y cuida a tu prójimo.
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