Desde
muy pequeña tenía muy claro que quería llegar a ser una gran profesional, tener
mi propio espacio de trabajo, ganar dinero y ayudar a los que me necesitaran.
Pensaba que todo esto lo haría ejerciendo la profesión que durante muchos años
dije que ejercería, que era la pediatría.
Pero
al llegar al segundo grado de bachillerato, empecé a interesarme mucho en los números
y extrañamente en la historia. Digo extrañamente porque la historia y los números
en el área profesional no tienen muchas cosas en común (o por lo menos eso creo
yo). Luego, cursando el cuarto de bachillerato, mi profesor de matemáticas empezó
a alimenta mucho más la pasión que ya había comenzado a crecer en mí, me
gustaba mucho como el profesor Ramón Castro explicaba la clase, lo entendía a la perfección, y fue
tanto mi emoción por los números, que empecé a juntarme con una amiga que
estaba en otra sección, pero que era mi vecina y también tomaba clases de matemática
con el profe. Esa amiga era súper inteligente, y siempre estaba dispuesta a
estudiar conmigo. Pasábamos muchas horas estudiando y practicando todos los
ejercicios y problema que se nos planteaban en el Colegio. Nos preparamos tan
bien que cuando tomamos las pruebas nacionales, fuimos seleccionadas dentro del
grupo de las mejores calificaciones (gloria a Dios).
Al
salir del cole, el profesor me comento que a él le parecía que me podría ir muy
bien en el área de Contabilidad, y yo desde luego y como me gustaban los números,
elegí la carrera de Contabilidad, además en mi familia habían Abogados, Médicos,
Ingenieros, Arquitectos, Licenciados en Informática, etc., pero extrañamente
(de los parientes jóvenes) no conocía un Contador. Pues me embarqué en la
aventura de estudiar Contabilidad y todos los empleos por los que pasaba
estaban relacionados con los números (que bendición).
Tiempo
después (mucho tiempo después) empezó a llamarme mucho la atención la historia,
la política, y todo lo relacionado con el ámbito social; Tanto así que me
plantee seriamente el hecho de ponerme a estudiar Derecho; Pensé: bueno ya
tengo mi familia, tengo años y experiencia acumulada de la carrera de Contabilidad
y… quería incursionar en algo nuevo.
Pues
así lo hice, me inscribí a estudiar Derecho (una carrera más larga aun que la
de Contabilidad). Al comienzo de la carrera comencé a ver lo apasionante que
era para mí todo lo relacionado al Derecho, y me pregunte: ¿Por qué no estudie
esto antes?, me di cuenta que dentro de mi había algo que no me permitía ser
parecida a nadie más, no quería ser una más del montón (decía yo, pues eran muchos
más los Abogados en la familia que los de otra profesión).
Así
que comencé a estudiar y a adentrarme al mundo de la Abogacía a tal punto que
hoy ya estoy trabajando en el monográfico de mi segunda carrera. Hasta ahora lo
que has podido ver o imaginarte a través de esta lectura se ve bonito, se ve
bien, se ve fácil; Pero déjame decirte que durante los años que transcurrieron
desde que Salí del colegio hasta hoy, he tenido que ver mi vida envuelta en
situaciones difíciles, llena de angustia, sacrificio, carencias, decepciones,
soledad, enfermedad, etc… todo lo que puedas imaginarte que le pueda pasar a una
persona, que le sean razones suficientes para detenerse, renunciar a todo y
desistir de los sueños que pueda tener.
En
el transcurso de todos esos años, conocí a Jesucristo, no como te lo presentan
las costumbres de la mayoría de las familias Dominicanas; lo conocí de forma
diferente, y desde entonces Él ha sido testigo de todos mis altibajos, de todas
mis frustraciones, de todos mis desencantos, de las veces que me han engañado,
mentido, calumniado… pero también ha sido testigo y protagonista de todos los
momento de felicidad que he experimentado, como por ejemplo el nacimiento y
crianza da cada uno de mis hijos, ellos han sido un milagro de Dios en
versiones diferentes.
Al parecer quería el reconocimiento de alguien, o que quizás alguien me dijera "lo has hecho muy bien", pero eso no ocurría y por eso nunca me detuve, ni a tomar impulso. Pero a pesar de todo esto, pude descubrir,
que yo ya era diferente, que Dios me había transformado desde el momento en que
le conocí y le entregue mi corazón. Tanto así, que haga lo que haga, Él nunca
me abandona, nunca me ha dejado sola, pues entiendo que no he sido yo con
fuerzas humanas que he logrado todo lo que me he propuesto. El ser humano busca
siempre el reconocimiento de sus semejantes, amigos o parientes, yo tenía ya
algo más importante que eso, el amor de Dios, por lo que ya no necesitaba el reconocimiento de nadie mas.
Conseguí
tener lo que desde mi niñez soñaba, me costó mucho claro está, y todavía me está
costando mucho (con demasiado como dicen los jóvenes), pero independientemente
de todos los pedazos rotos y de todas mis heridas (por haber caminado convencida
de que se puede ser diferente cuando en ti habita el poder de Dios, cuando la manifestación
de Espíritu Santo toca tu vida día a día), que me levanto a diario con el deseo
de continuar, y cuando no tengo fuerzas, Dios me la da, no me permito rendirme,
pues este mundo necesita gente diferente.
Hace
un tiempo leyendo un libro me encontré con unas frases con las cuales me
identifico enormemente y dicen: “frente
a algunos acontecimientos de la vida, solo podrás permanecer de pie gracias al
sustento que viene de Dios” y a pesar de que “…toda obra de excelencia provoca la envidia del hombre contra su prójimo…”
yo he entendido que “Dios usara tus
momentos más oscuros, para sacar de ellos tus mejores mensajes”… y estoy
segura de que “Los procesos, son
permitidos por el Señor, para formarnos y equiparnos, para lo que más adelante,
Él ha determinado entregarnos…”. (Lo escrito entre comillas y en negrita está en el
libro “Reconstruye con los Pedazos”.
Por
eso, hoy te invito a construir juntos
un mejor hogar, un mejor vecindario, un mejor lugar de trabajo, una mejor ciudad,
una mejor región, un mejor país, un mejor
mundo, para nosotros y para nuestros descendientes. Permite que el amor de
Dios te alcance (no de boca, no digas que ya lo conoces), vive plenamente como
Dios quiere que vivamos, amate para que puedas amar a los demás, no importa las
veces que te hayan fallado…. Recuerda que “Cuando asciendes en el mundo físico,
debes también fortalecer tu vida espiritual”. (Yesenia Then). Fortalecerte con
el estudio de la palabra de Dios y con la oración es la mejor opción.
Que
tengas un excelente día, y recuerda, no importa lo que veas, enfócate en lo que
Dios quiere para ti. Si no lo sabes aún, pídele que te lo revele y El lo hará, por amor a su nombre.
Bendiciones
de oloracielo.blogspot.com para ti.