A
veces amanecemos así, que no vemos nada a nuestro alrededor. Te caes, lloras,
te levantas; vuelves a caer, vuelves a llorar y te vuelves a levantar…. Y así
van pasando lentamente tus días en esta tierra… Pero llega un momento en que lo
piensas para levantarte, quisieras quedarte allí, restregando tus lágrimas una
y otra vez, sin importar a quien le hagas daño con esto (aparte de ti mismo).
Pero,
¿sabes qué?, hoy te quiero regalar 7 herramientas poderosas que harán que puedas mantenerte en pie, y harán que
cuando caigas sea para orar agradeciendo a Dios por los milagros en tu vida.
Recuerda
lo que dijo Pablo: Cree en Jesucristo y serás salvo tú y tu casa (Hechos 16:31);
Espero en Dios todo poderoso que estas herramientas te sirvan para retomar el rumbo de tu vida, y
transformar tu lamento en canto.
Oración:
para que entendamos que necesitamos de Dios y que confiamos en que Él nos
ayudara, y cuando recibamos el favor de Dios, seamos capaces de agradecer.
Perdonar: de
esta manera podemos sacar todo lo que nos estorba, todo aquello que llena el
lugar que debería estar ocupado por Dios, para que pueda existir el espacio
suficiente para recibir los favores de nuestro Dios, y para que podamos
experimentar la paz que sólo él nos da.
Amar:
porque es el único capaz de acabar con los sentimientos de fracaso, de dolor, de tristeza, de derrota, y de todo aquello que
pone al ser humano de espaldas a Dios.
Ayudar:
es la única manera de demostrar que estamos llenos del amor de Dios, que
estamos agradecidos de los favores recibidos, que amamos a Dios y que amamos a
nuestro prójimo.
Testificar:
es la mejor manera de expresar los cambios o las transformaciones de las que
hemos sido testigos al andar de la mano con nuestro Señor Jesucristo.
Bendecir:
es un acto fruto del agradecimiento, capaz de atraer los mejores deseos a la
vida de las personas que amamos; Y el amar a nuestro prójimo es un mandamiento
dado y escrito por la misma mano de Dios.
Ayuno:
esto nos ayuda a purificar nuestra vida, nuestro entorno, nuestros
pensamientos; Y no implica solamente el abstenernos de comer algo, no, es también
abstenernos de sentir algo, de ver algo, de hacer algo; es constreñir nuestro
espíritu para doblegarlo a la influencia del Espíritu Santo.
Que
Dios te llene de sus favores en este día. Bendiciones.
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