Esta
frase se encuentra en el libro Sanando las heridas del alma, del escritor
Rafael Ayala, en el capitulo tres. Y es
una frase poderosa que todos olvidamos y cuando la volvemos a leer nos parece
espectacular.
Cuando
estamos atravesando por situaciones desesperantes, en las cuales ya no puedes
ver diferentes opciones, solo vez una y resulta que es la más re\radical de
todas, la que traerá mayores consecuencias fatales a tu vida, y en eso te
enfocas o mejor dicho te ofuscas. Cuando pasan los días, después de haberte
torturado tanto pensando en problemas y en que no puedes solucionarlos sin
pensar en esa idea fastidiosa que te martilla la mente a cada instante;
terminas agotad@, y entonces es cuando zassss vuelves a abrir ese libro que
tanto te gusta y lees esa frase que subrayaste más de una vez que te dice: “Mi propósito
no es encontrar los culpables de nuestras heridas del alma, sino las soluciones
a ellas” , es entonces cuando sientes un balde de agua fría en un día caluroso...
Definitivamente
pienso que no podemos arreglar el pasado, pero podemos con nuestro presente
disfrutar nuestro futuro, es por eso que me encanta una recomendación que hace
ese mismo libro en el capítulo 5 que dice:
Los
pasos para perdonar:
A)
Reconocer las situaciones y personas
que nos han lastimado a lo largo de la vida y a las que nosotros hemos herido.
B)
Decidir perdonarles a [pesar de lo que
sentimos y pensamos respecto de ellas.
C)
Declarar el perdón verbalmente.
D) Decidir
no hablar mal de las personas que hemos perdonado.
E)
Pedir a Dios que se lleve los
sentimientos negativos que continúan en nuestro interior.
Todo
esto sin olvidar que perdonar es recordar sin dolor (esto lo leí en otro libro
y me encanto, nunca lo olvido). Cuando perdonamos no estamos obligados a
olvidar lo que nos hicieron pero si tenemos el deber de no sentir dolor al
recordarlo.
Es
por eso que hoy la invitación es para que comiences de nuevo, una vez más, pregúntate
a ti mismo si ya estas lista o listo para comenzar de nuevo, sino lo estas, levántate
de donde estés órale a Dios y pídele que te permita perdonar así como el nos
perdona a diario.
Que
tenga un bendecido día y que el amor de Dios sobreabunde en tu corazón.
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