lunes, 6 de mayo de 2019

Los dichos de Dios.



Esta mañana, mientras leía un poco de la biblia, me encontré con este versículo que se encuentra en Salmos 119: 11 “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”, reflexionaba el cómo en los tiempos antiguos el pueblo de Dios se ocupaba de repetir en cada oportunidad (incluso lo incluyeron dentro de sus leyes) que la ley de Dios debía ser grabada en la mente y en el corazón; La familia del salmista habían hecho un buen trabajo enseñándole esto, y el hizo un buen trabajo dejándolo como ejemplo en sus escritos.

Cada jefe de familia en la actualidad debería hacer una reflexión con relación a los valores inculcados a nuestros niños y adolescentes; esta reflexión de seguro nos arrojara una realidad difícil de entender, ya que nos justificaremos con las frases de “tengo que traer el sustento a casa; si no trabajo moriremos de hambre; quién pagará las cuentas; cómo haré para sobrevivir; debo comprar medicamentos; debo darles de vestir; entre muchas otras. Pero lo cierto es que después de justificarnos nos invadirá un sentimiento de culpa incontrolable (si hacemos uso correcto del juicio y la razón), y querremos remediar la situación haciendo algo diferente; pero al hacer algo diferente veremos (quizás) que ya es demasiado tarde.

No por casualidad los adultos con influencias en los medios de comunicación digan en sus comentarios, que nuestros jóvenes no están en querer tener un mejor país, ni mejorar el medio ambiente, ni mejorar su salud física y mental, no, no están es eso, es verdad. Nuestros jóvenes están distraídos con tanta tecnología, que ya ni comen, ni se bañan, ni salen, ni juegan, ni hacen las tareas, ni saben hacer más nada si no les acompaña la tecnología materializada la mayoría de las veces en un teléfono celular; a veces no ven la televisión porque es mejor ver la pantalla del celular; no es por casualidad que escuche de alguien que dijo que de momento van a desaparecer las tv, los teléfonos fijos de las casas, incluso las computadoras de mesa. Y esto en lugar de dar aliento o esperanza debería espantarnos, porque hasta ahora en ninguno de esos aparatos se encuentra la meditación en la palabra de Dios. A veces veo incluso cómo cristianos han dejado de llevar sus biblias y sus himnarios a las iglesias con el pretexto de que las tiene descargada en el celular, y esto es realmente peligroso créanme.
El énfasis en estas últimas semanas a través de este medio ha sido un llamados a las familias, a que se integren, a que vuelvan a las sendas antiguas de cantar, jugar, caminar, cocinar, y hacer un sin números de actividades con sus hijos, de que volvamos a recrear los picnic familiares, las competencias familiares (sanamente y al aire libre), libres de la terrible interrupción de la tecnología. Pruébenlo y cuéntenme sus experiencias.

Recuerda hacer lo que recomienda el Salmos 119:11 “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”, estudia la palabra de Dios, compártela con tus seres queridos, aplícala en tu vida, y da testimonio de ella.

Dios te bendiga.

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Sea tu si, si y sea tu no, no.