Esta mañana,
mientras leía un poco de la biblia, me encontré con este versículo que se
encuentra en Salmos 119: 11 “En mi corazón he guardado tus dichos, para no
pecar contra ti”, reflexionaba el cómo en los tiempos antiguos el pueblo de
Dios se ocupaba de repetir en cada oportunidad (incluso lo incluyeron dentro de
sus leyes) que la ley de Dios debía ser grabada en la mente y en el corazón; La
familia del salmista habían hecho un buen trabajo enseñándole esto, y el hizo
un buen trabajo dejándolo como ejemplo en sus escritos.
Cada jefe de
familia en la actualidad debería hacer una reflexión con relación a los valores
inculcados a nuestros niños y adolescentes; esta reflexión de seguro nos
arrojara una realidad difícil de entender, ya que nos justificaremos con las
frases de “tengo que traer el sustento a casa; si no trabajo moriremos de
hambre; quién pagará las cuentas; cómo haré para sobrevivir; debo comprar
medicamentos; debo darles de vestir; entre muchas otras. Pero lo cierto es que después
de justificarnos nos invadirá un sentimiento de culpa incontrolable (si hacemos
uso correcto del juicio y la razón), y querremos remediar la situación haciendo
algo diferente; pero al hacer algo diferente veremos (quizás) que ya es demasiado
tarde.
No por casualidad
los adultos con influencias en los medios de comunicación digan en sus
comentarios, que nuestros jóvenes no están en querer tener un mejor país, ni
mejorar el medio ambiente, ni mejorar su salud física y mental, no, no están es
eso, es verdad. Nuestros jóvenes están distraídos con tanta tecnología, que ya
ni comen, ni se bañan, ni salen, ni juegan, ni hacen las tareas, ni saben hacer
más nada si no les acompaña la tecnología materializada la mayoría de las veces
en un teléfono celular; a veces no ven la televisión porque es mejor ver la
pantalla del celular; no es por casualidad que escuche de alguien que dijo que
de momento van a desaparecer las tv, los teléfonos fijos de las casas, incluso
las computadoras de mesa. Y esto en lugar de dar aliento o esperanza debería espantarnos,
porque hasta ahora en ninguno de esos aparatos se encuentra la meditación en la
palabra de Dios. A veces veo incluso cómo cristianos han dejado de llevar sus
biblias y sus himnarios a las iglesias con el pretexto de que las tiene
descargada en el celular, y esto es realmente peligroso créanme.
El énfasis en
estas últimas semanas a través de este medio ha sido un llamados a las
familias, a que se integren, a que vuelvan a las sendas antiguas de cantar,
jugar, caminar, cocinar, y hacer un sin números de actividades con sus hijos,
de que volvamos a recrear los picnic familiares, las competencias familiares
(sanamente y al aire libre), libres de la terrible interrupción de la tecnología.
Pruébenlo y cuéntenme sus experiencias.
Recuerda hacer lo
que recomienda el Salmos 119:11 “En mi corazón he guardado tus dichos, para no
pecar contra ti”, estudia la palabra de Dios, compártela con tus seres
queridos, aplícala en tu vida, y da testimonio de ella.
Dios te bendiga.
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