Muchas
veces, o se puede decir que la mayoría de las veces, no nos detenemos a vernos
ni a analizar las cosas que vamos a hacer; Mucho menos las que vamos a decir.
Cierto es que nuestros impulsos suelen ser mayores que nuestro razonamiento, y más
ahora que vivimos en un mundo que carece de tiempo y de oportunidades. Donde
dicen que las oportunidades son calva y ni siquiera tienen cabeza.
Nuestras
propias acciones nos han hecho lo que somos y han convertido este mundo en lo
que es hoy; Por esto deberíamos detenernos a pensar antes de hablar y actuar;
Comencemos a realizar ejercicios de razonamiento con nuestras acciones,
sabiendo que estas dañaran o salvaran la vida de las personas que nos rodean.
Leía
en una meditación sobre las condiciones que nos hace producir efectos negativos
en la forma de cómo nos conducimos a través de nuestras acciones; Y decía el
escritor que algunas de esas condiciones son:
Ø Nuestra
falta de perdón
Ø El
enojo esporádico
Ø Las
mentiras
Ø Las
conversaciones llenas de chismes
Ø Difundir
los rumores.
Estas
son solo algunas de esas condiciones, si nos ponemos a profundizar en el tema,
encontraremos muchas más diferentes acciones son las que nos hace ser piedra de
tropiezo para las personas que nos rodean.
Con relación
a este tema, en la palabra de Dios encontramos un pasaje interesante que las
personas pocas veces leen o comparten, que dice: “Y cualquiera que haga
tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le
colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo
profundo del mar.
!!Ay
del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero !!Ay
de aquel hombre por quien viene el tropiezo!. Mateo 18:6-7”
La gente observa todo lo que hacemos, y de qué
manera nos comportamos ante ciertas situaciones; ¿quién de nosotros no ha
pecado, o tropezado?; Podemos tratar de excusarnos afirmando que la mayor parte
de nuestros tropiezos o pecados son triviales y que quizás no serán notados por
los demás, y mucho menos les hará tropezar a ellos también.
Pero
sería bueno considerar, después de haber leído la lectura de hoy, en cómo
nuestro caminar, nuestro reaccionar ante diferentes situaciones, puede llevar a
otros por el mal camino y eso nos convertiría en verdaderas piedras de tropiezo.
Hoy
te invito a que levantes tu cabeza y reflexiones antes de hablar o actuar, que
podamos preguntarnos “¿Cómo es mi caminar?”; medita en la lectura bíblica de
hoy, y piensa en los resultados que serias capas de arrojar al final del día;
Depende de ti que sean buenos o malos.
Feliz
y bendecido día.
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