martes, 26 de marzo de 2019

Nuestro caminar.




Muchas veces, o se puede decir que la mayoría de las veces, no nos detenemos a vernos ni a analizar las cosas que vamos a hacer; Mucho menos las que vamos a decir. Cierto es que nuestros impulsos suelen ser mayores que nuestro razonamiento, y más ahora que vivimos en un mundo que carece de tiempo y de oportunidades. Donde dicen que las oportunidades son calva y ni siquiera tienen cabeza.

Nuestras propias acciones nos han hecho lo que somos y han convertido este mundo en lo que es hoy; Por esto deberíamos detenernos a pensar antes de hablar y actuar; Comencemos a realizar ejercicios de razonamiento con nuestras acciones, sabiendo que estas dañaran o salvaran la vida de las personas que nos rodean.

Leía en una meditación sobre las condiciones que nos hace producir efectos negativos en la forma de cómo nos conducimos a través de nuestras acciones; Y decía el escritor que algunas de esas condiciones son:

Ø  Nuestra falta de perdón
Ø  El enojo esporádico
Ø  Las mentiras
Ø  Las conversaciones llenas de chismes
Ø  Difundir los rumores.

Estas son solo algunas de esas condiciones, si nos ponemos a profundizar en el tema, encontraremos muchas más diferentes acciones son las que nos hace ser piedra de tropiezo para las personas que nos rodean.

Con relación a este tema, en la palabra de Dios encontramos un pasaje interesante que las personas pocas veces leen o comparten, que dice: “Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.

!!Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero !!Ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!. Mateo 18:6-7”

 La gente observa todo lo que hacemos, y de qué manera nos comportamos ante ciertas situaciones; ¿quién de nosotros no ha pecado, o tropezado?; Podemos tratar de excusarnos afirmando que la mayor parte de nuestros tropiezos o pecados son triviales y que quizás no serán notados por los demás, y mucho menos les hará tropezar a ellos también.

Pero sería bueno considerar, después de haber leído la lectura de hoy, en cómo nuestro caminar, nuestro reaccionar ante diferentes situaciones, puede llevar a otros por el mal camino y eso nos convertiría en verdaderas piedras de tropiezo.

Hoy te invito a que levantes tu cabeza y reflexiones antes de hablar o actuar, que podamos preguntarnos “¿Cómo es mi caminar?”; medita en la lectura bíblica de hoy, y piensa en los resultados que serias capas de arrojar al final del día; Depende de ti que sean buenos o malos.

Feliz y bendecido día.

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