En
el día de ayer, un compañero de estudios me sugirió escribir un tema
relacionado con la edad. Es por eso que el tema de hoy tratara de la edad, pero
desde una perspectiva diferente. Pues soy de las personas que sostienen, que la
edad es el estado de ánimo con el que nos sentimos la mayor parte de nuestro
tiempo, y la fuerza física que podemos aplicar para realizar algo. Teniendo en
cuenta estos dos factores, entonces procederé a realizar un comentario sobre el
asunto.
Muy
pocas veces nos detenemos a pensar y analizar el porqué de las acciones
incoherentes de algunas personas. Es más fácil pensar que es muy joven, que es
muy viejo, que no quemo su etapa, que es un viejo o vieja sinvergüenza, entre otros
calificativos despectivos. Es muy cierto que tenemos una edad biológica que no
podemos modificar por más que queramos, y que socialmente nos enmarca en ciertas
calificaciones respectivas a la edad, pues el mismo tiempo se encarga de pasar
factura a nuestro cuerpo, a nuestro pelo, a nuestras uñas, incluso a nuestra
mente.
Bíblicamente
fuimos creados para vivir eternamente según dice en el capítulo 1 a partir del
verso 26, pero a raíz de la maldad del hombre fue disminuido el tiempo que estaríamos
en la tierra según dice en Génesis 6:3, para vivir entonces 120 años; No
obstante a todo esto, y si seguimos leyendo un poco más a delante, encontramos
en el libro de los Salmos capítulo 90 verso 10 que nos dice: “Los días de
nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con
todo su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos”.
Pregunto yo entonces ¿Qué esperanza de vida tenemos? ¿Para qué sirven los años?
¿Qué debo hacer en el tiempo que me queda? ¿Cómo administro mi vida de tal
manera que cumpla el propósito para el cual fui creado, que fue para vivir y
ser feliz?; Y podría esquematizar todo un cuestionario muy extenso con relación
al tema de los años de vida.
Pero,
aun así, mantengo la teoría que les exprese en el principio. Y me dirás
entonces, que tal vez no concuerde con las enseñanzas de la biblia, y te contestaría
que sí, tiene todo que ver, porque a pesar de todo lo que nos acontece diariamente,
podemos hacer o no hacer, sentir o no sentir, incluso existen personas que se
toman atribuciones equivocadas y deciden vivir o no vivir. Pero gracias a las
promesas escritas en la Biblia podemos obtener la vida eterna que perdimos,
existe una esperanza para el ser humano que nos brinda el mismo autor de la
vida, tal y como dice en Tito 1:2 “…en la esperanza de la vida eterna, la cual
Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos”, y es
justo a esa vida eterna que debemos querer alcanzar; y fijar nuestra vista y
nuestras definiciones y análisis para cuando vayamos a hablar del tema de los
años.
El
mismo Juan en 1Juan 2:25 nos dice “Y esta es la promesa que Él nos hizo, la
vida eterna”.
No
hay límites entonces de edad si decidimos optar por la vida eterna. Aun con los
años acumulados y llenos de errores y pecados, podemos llegar a ser una nueva criatura
en Cristo Jesús. No permitas que una cifra límite tu vida, que un simple número
no puede ni debe determinar lo que eres capaz de hacer o sentir. A través de
mis años he conocido personas con avanzada edad biológica que comparten un espíritu
y animo de cualquier niño o adolecente; ¿Le limita esto a ellos? Es obvio que
no; De esa misma manera podría describirte personas que he conocido que a pesar
de no llegar ni siquiera a los famosos 30, tienen un espíritu envejecido lleno
de prejuicios y amargura, que no les permite vivir una vida plena, feliz y en
abundancia.
Qué
bueno que existe esperanza, así que hoy te invito a que tomes un tiempecito de
tu día y analices lo siguiente: ¿Cuántos años tienes biológicamente?, ¿Qué he
logrado a lo largo de estos años? ¿Qué cosas me gustaría hacer? ¿Dónde y cómo
te vez en diez años? ¿Qué opinas de las personas adultas mayores? ¿Porque los jóvenes
actúan de la manera que lo hacen? ¿Cuáles serían las consecuencias de creer o
no en la promesa que nos da la Biblia? ¿Qué pierdo con creer? ¿Estoy en una
zona de confort emocional?...
Sería
interesante que pudieras contestarlas todas, pero en caso que no la puedas
contestar todas, te sugiero que puedas juntarte con otra persona con la cual te
sientas a gusto de compartir estas ideas y puedas entonces considerar cada uno
de los puntos que hemos tratado en esta meditación de hoy.
Prepara
una frase de afirmación y motivación existencial, la cual te haga moverte de tu
zona de confort y transformarla en tu lugar de trabajo. Que la gracia del Dios
todo Poderoso te alcance, que la fortaleza del Espíritu Santo te llene y la
promesa de nuestro Señor Jesucristo te anime a alistarte en esa fila de los que
esperamos obtener la vida eterna tal y como lo prometió nuestro Señor Jesucristo.
Feliz
y bendecido dia.
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