Cuando somos Jóvenes
nos molestamos al escuchar la frase “Todo tiene su tiempo”, pero luego nos
damos cuenta de que no hay nada más cierto que eso. Las palabras del Salmista
nos recuerdan hasta hoy, la sabiduría que nos brinda el tiempo y la fe que nos acompaña
y que nos permiten tener, si aprendemos a esperar.
Cada día sin
duda trae su propio afán, por lo que el preocuparse por el mañana puede parecer
un poco no provechoso; lo importante es que aprendamos a vivir plenamente cada día
como si fuera el último día de nuestras vidas. Esto sin duda nos ayudara a poder
saborear cada palabra de la frase inicial de esta lectura (Todo tiene su
tiempo).
Cuando no
podamos ver la solución a un problema, recuerda que “Todo tiene su tiempo”
Cuando te
sientas triste y abatido, recuerda que “Todo tiene su tiempo”
Cuando sientas
morir, recuerda que “Todo tiene su tiempo”
Cuando te
sientas vacío, recuerda “Todo tiene su tiempo”
Cuando sientas
que has perdido algo, recuerda “Todo tiene su tiempo”
Cuando no
encuentres palabras para hablar, recuerda “Todo tiene su tiempo”
Cuando sientas
que nadie te ama, recuerda “Todo tiene su tiempo”
Cuando sientas
que estas en medio de una Guerra, recuerda “Todo tiene su tiempo”
Y cuando te
falten fuerzas para continuar, demándala de Dios. Recuerda que Dios es Nuestro amparo
y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en la tribulación (Salmos 46).
Hoy la invitación
es para que leas nuevamente Eclesiastés 3:1-8, léelo bajo la dirección del Espíritu
Santo, pide sabiduría para entender lo que lees y por sobre todas las cosas, no
temas, sigue adelante, pelea con el poder y la sabiduría de Dios, sabiendo que “Todo
tiene su tiempo”, entre tanto ocúpate de tu vida espiritual, de tu salvación,
de tu relación con Dios, para que entonces Dios pueda usarte como un canal de bendición
para las naciones. Dios te bendiga y te guarde, recuerda que hay Oloracielo.
Oración del día:
Dios y padre Nuestro, alabo y glorifico tu nombre, porque en ti está el poder,
la sabiduría, el perdón y la vida eterna; pon en mi oh Dios el querer como el
hacer por tu buena voluntad; permíteme entender que “Todo tiene su tiempo” y
que lo mejor que puedo hacer mientras espero en ti, es acudir a ti para poder
ser Sanada, limpia, perdonada, ministrada, y vivificada en Espíritu. Gracias oh,
padre por tu palabra, gracias por tu sabiduría, y por el amor que tienes para
nosotros. Transforma mi vida y úsala para tu propósito, en el nombre de Jesucristo.
Amen.
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