En
el libro de los Salmos en su capitulo 51:10 nos dice “Crea en mí, oh Dios, un
corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”; al meditar en estas
palabras del salmista, no hago mas que pensar en la transformación por la cual
debo pasar como hija de Dios que intenta agradarle. Pero indiscutiblemente para
poder lograr esto, necesito sacar de mi todo lo que por años he visto y aprendido,
necesito desaprender hábitos, costumbres e incluso afirmaciones de conductas no
gratas al Señor.
En
el momento que decido hacer esto, debo estar también dispuesta a entregar mi corazón
a Dios por completo; esta transformación no es para que Dios remiende mi corazón
y remiende mis pedazos rotos; Dios no hace remiendos ni hace disparates.
Todo
lo que Dios toca lo transforma, esto fue lo que sucedió con el Salmista, llego
un momento de su vida donde, a pesar de tener todo, estaba vacío, destruido,
arrepentido…. Es allí donde entra el poder transformador de Dios, cuando
reconocemos que lo necesitamos a Él sobre todas las cosas que podamos tener.
Dios
no busca sacrificios humanos, el único sacrificio que Dios acepta es un espíritu
quebrantado, tal como lo dice en el vehículo 17 del mismo capitulo 51 del libro
de Salmos. Entonces, esta es la invitación, desaprender para aprender, y
lo que aprenderemos es lo mejor de lo mejor, la verdadera excelencia.
En
el libro a los Gálatas se encuentra detallado ese regalo perfecto que nos
otorga Dios cuando aceptamos ser transformado por su poder, “Mas el fruto del
Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales
cosas no hay ley” (Gálatas 5:22-23).
Hoy te invito a
dejar morir el YO, y a permitir que Cristo viva en ti… alberguemos la
esperanza de un mundo mejor, el cual debe empezar por cada uno de nosotros, en
nuestros hogares, en nuestro lugar de trabajo, en las escuelas, universidades,
donde quiera que nos encontremos.
Seamos coherentes
de mente, acción y corazón. Que Dios te bendiga y te guarde y que el sol de
justicia alumbre tu vida hoy y siempre. Recuerda que hay oloracielo.
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