jueves, 15 de septiembre de 2022

Nuestra naturaleza.

 



"Somos ricos cuando nos hacemos conscientes de que tenemos piernas para llevar el evangelio a los demás; brazos para extenderlos hacia el que procure nuestra ayuda; y ojos para ver la necesidad de nuestro prójimo y trazar planes para ir en su auxilio". (Como él nos ve, Vladimir Polanco, Pag. 161).

Esta frase se encuentra en uno de mis libros favoritos. Este libro lo he leído y releído, pero siempre caigo en textos y frases como estas; procuro centrar mi atención en no olvidar lo afortunada que soy cada día, de poder levantarme, respirar, caminar, ver, escuchar, y tener la oportunidad de ayudar a quien lo necesite. Pero, también procuro no hacer alarde de esto; la historia nos recuerda que Jesucristo caminaba y realizaba el bien a sus prójimos, pero nunca escribió ni público lo que hacía; este trabajo lo realizaron otros, y se realizó para que quedara como ejemplo, y trascendiera por los siglos de los siglos.

Debemos enfocarnos en extender nuestras manos y nuestros sentimientos de amor y caridad a todo aquel que lo necesite, y procurar tener presente el versículo que dice: "Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa." Mateo 6:1-2

Si leemos completo ese capítulo 6 de Mateo, este hace referencia a que el protagonista de toda misericordia y bondad que podamos brindar a los necesitados es el mismo Jesucristo. No hay por qué alardear de la desgracia de los demás, ni hacernos ver como los más generosos. No busquemos brillar por fuera, procuremos que la luz de Cristo brille siempre dentro de nosotros. En este capítulo se busca resaltar las cosas importantes para nuestra relación con Dios; primero debemos morir a nuestro yo, a esa naturaleza humana que busca siempre mostrar lo que no somos, pues si fuéramos no tendríamos necesidad de mostrar que tenemos.

Luego, está el ingrediente de la oración, permitir que Jesucristo sea el protagonista, debemos acercarnos a Él con amor, humildad, arrepentimiento y deseo de hacer su santa voluntad; no que repitamos frases automáticamente, sino que hablemos con Él y le mostremos y entreguemos nuestro corazón. Habla del ayuno, de los tesoros de los cielos, de lo importante de enfocarnos en las cosas celestiales, de lo importante de priorizar el vivir y disfrutar el día presente y no afanarse por lo que no ha llegado, así como también, de que no debemos juzgar a los demás.

Tristemente nuestra naturaleza pecaminosa nos lleva a estar siempre haciendo las cosas contrarias a las que Dios ha dispuesto para que hagamos y alcancemos la felicidad genuina; por eso nos sentimos tan faltos de cosas que muchas veces no logramos identificar o no logramos obtener. Y lo ilógico de esto es que lo único que necesitamos es tener a Dios en nuestros corazones; y no solo tenerlo, sino dejarlo que dirija nuestras vidas.

No es en vano que dice la biblia en el mismo capítulo 6 de Mateo: “Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Ver. 33). Hoy podemos experimentar ese gozo de tener el corazón lleno del amor de Dios, y compartir con los que necesitan, sin esperar tener el protagonismo, sino, dándole el protagonismo a Dios Rey del Universo.

Hoy prueba dar, regalar, brindar, ayudar, sin publicar ninguna foto, sin enviarla por los chats a tus contactos; Dios ve la intensión de nuestros corazones y la intencionalidad de nuestras acciones. Él quiere darte todo lo que tiene preparado para ti, que es bueno en gran manera; abre tus brazos y recíbelo; abre tu corazón y habla con El sinceramente como lo haría un hijo agradecido con su padre o progenitor. Recuerda que no tenemos mayor ejemplo de amor, humildad, generosidad, caridad, fortaleza, bondad, misericordia, coraje, y humanidad que la que nos enseñó Jesucristo cuando moro en esta tierra.

Abre tu corazón, abre tus brazos, abre tu mente. Vive la vida segundo a segundo; disfruta, comparte, perdona, sonríe y ayuda. Dios es bueno todo el tiempo. Bendiciones de parte de tus amigos de oloracielo.blogspot.com 

 


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Sea tu si, si y sea tu no, no.