viernes, 7 de enero de 2022

Un mal que no tiene cura...

 



Unos de los males más difíciles de erradicar en el ser humano es la soberbia, el egoísmo y el ser obstinado; todo esto es fruto de la misma naturaleza y el acariciar sentimientos y costumbres pocas prácticas y provechosas para la conducta del ser humano.

Muchas veces invertimos tanto tiempo en busca del conocimiento (pero no para aplicarlo), solamente para tener la información, y cuando esta información nos sirve para avergonzar a alguien o para burlarnos de alguien, la utilizamos sin contemplación.

Solemos demostrarle al mundo lo mucho que sabemos de temas diversos, pero al final terminamos solos, y demostrándole a los demás lo miserable que somos. Pues tenemos la información, pero no hacemos nada con ella para nuestro provecho y beneficio.

Solemos quejarnos de lo que no tenemos, de lo que no hemos podido hacer, o de lo que no nos dan; simplemente vivimos en enemistad con el mundo y con el prójimo, pues el prójimo no sabe hacer nada, no sabe de nada; solo sabemos nosotros, sabemos cómo funcionan las cosas y vivimos criticando las técnicas y formas que los demás utilizan para realizar cualquier cosa.

No somos capaces de aprender para enseñar, ni mucho menos de desaprender para aprender cosas nuevas; estamos tan sumergidos en nuestra zona de confort, que nos cuesta pedir ayuda, consejo, ideas, e incluso nos cuesta un montón pedir disculpas o perdón.

No nos gusta que nos ayuden, pues todo lo sabemos, ya lo hemos vivido; pero seguimos teniendo los mismos resultados de siempre, pues nada de lo que hemos “aprendido” lo “aplicamos” en nuestras propias vidas.

Queremos mejorar al mundo entero, pues el mundo entero está equivocado; nadie sabe por lo que yo he pasado, lo que he tenido que vivir, lo que he tenido que sufrir, lo que he tenido que aguantar…. Estas son frases típicas de las personas más inteligentes del mundo y a la vez las más miserables.

Gente que ha tenido que dejar de vivir, por miedo a ellos mismos; no son capaces de darse cuenta de que no son perfectos, de que las cosas no son siempre como ellos quieren que sean, y que no son capaces de perdonarse ni perdonar a los demás.

Estas personas sobreviven en mundo frio, oscuro y solo, donde ellos mismos son la victiman, el villano y el héroe; se les pasan los días acariciando la forma más amarga y triste de vivir; atesoran la soberbia, el egoísmo y se vuelven cada día mas obstinados. Esto les provoca un profundo dolor, pero ese dolor les gusta, no pueden por sí mismo cambiarlo.

Hoy te invito a que si conoces a alguien con estas características, que este pasando por situaciones similares, no lo dejes solo, búscale, ayúdales a orar, recuerda que ello viven en la oscuridad.

Aprende de ellos a no ser, ni hacer lo que ellos hacen, porque de lo contrario tendrás los mismos resultados que han tenido ellos a lo largo de sus vidas. Todo esto al final se transforma en una vida sumergida en una terrible enfermedad, que en la actualidad mata más personas que cualquier otra enfermedad que puedas imaginar, “la depresión”.

Las letras de una canción dicen:

No hay
esperanza alguna
Para un mundo
Donde Dios no está

No hay
Esperanza de amor y de paz
Donde el odio
Causa llanto y dolor…

Así que demostrémosle al mundo que todavía hay esperanza. Volvamos a las sendas antiguan, donde éramos capaces de resolver nuestros asuntos hablando, donde cuidábamos de nuestro entorno, de nuestra casa, de nuestros hijos; donde compartíamos en familia, donde no había tiempo para deprimirnos.

La cura de este mal es buscar a Jesucristo de todo corazón, Él está ansioso de entrar a tu vida, de caminar contigo, pero depende de ti. Búscale de todo corazón; entrégale tu vida, tus problemas, tus necesidades, tu familia, tu trabajo… Ven a Jesucristo, hoy es el día que hizo el Señor, hoy es el día de Salvación.

Dios te bendiga.

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sea tu si, si y sea tu no, no.