Leí
una vez una historia que decía mas o menos lo siguiente: era una historia sobre dos hermanos que habían tenido una muy fea pelea por
un mal entendido; y que Vivían uno al lado del otro, cruzando el arroyo. Pero
por las dificultades y problemas que tenían, se habían distanciado lo suficiente
como para parecer enemigos. Un día el hermano menor tomo la decisión de desviar
el cauce del arroyo que alimentaba las dos granjas y una linda pradera que los dividía.
Entonces
un día al hermano mayor (llamado Luis) se le apareció un carpintero, que le
dijo que estaba buscando trabajo; y este le contesto que tenía trabajo para él;
quería que le construyera una gran cerca tan alta que no le permitiera ver
nunca más a su vecino.
Al
atardecer, después de todo un día de ardua labor para el carpintero, cuando el hermano
mayor regreso de sus labores en la granja, se topó con la sorpresa de que el
carpintero había terminado el trabajo, pero que sorpresa se llevó ya que no era
el trabajo que él le había solicitado. El carpintero en vez de haber construido
una cerca bien alta como se lo había pedido el granjero, le construyo un puente
que unía las dos propiedades.
Y antes
de que el hermano mayor pudiera recriminar al carpintero por haber desobedecido
sus instrucciones, el hermano mayor se percató de que el hermano menor venía
corriendo por el puente y se le tiró encima para darle un abrazo, y le dijo que
él era un gran hombre (con los ojos llenos de lágrimas) por haber construido
ese puente, y le pidió que lo perdonara por lo del arroyo.
Entonces
en ese momento el carpintero se disponía a recoger sus herramientas para marcharse
cuando el hermano mayor le pidió que no se fuera y le dijo que tenía muchos
trabajos más para él; a lo que el carpintero le contesto que él tenía muchos
puentes todavía por construir.
Muchas
veces tenemos todas las herramientas para poder solucionar nuestros problemas, mas
sin embargo, vivimos esperando la oportunidad para construir una cerca tan alta
que no nos permita ver ni sentir el amor ni el dolor ajeno. Sin saber que lo
que realmente necesitamos es construir un puente tan fuerte y tan hermoso que
pueda perdurar en el tiempo y que sea agradable a los demás.
El
trabajo de Jesucristo aquí en la tierra era morir para redimirnos por el
pecado, era carpintero, tomo sus herramientas y construyo ese puente de amor
con su cruz, para que pudiéramos acceder al Padre Celestial. ¿Es que acaso no
lo puedes ver?, no es un obstáculo, es una oportunidad.
Cristo
te ama y te invita hoy a que construyas junto a la dirección del Espíritu Santo
todos los puentes que sean necesarios con el fin de que podamos restaurar
relaciones rotas, disipar malos entendidos, alejar dudas, fortalecer
relaciones, pero sobre todo, que podamos compartir del amor que Dios cada día
nos brinda gratuitamente (pues Jesucristo ya pago nuestra deuda en la cruz del
calvario) y en abundancia, sin reservas.
Cierra
los ojos y date cuenta de que no son obstáculos…
SON OPORTUNIDADES.
Juan
3:16 nos recuerda que: … de tal manera
amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que
en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna.
El
equipo de oloracielo.blogspot.com te desea un feliz día. Bendiciones.
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