¿A
cuantos de nosotros nos pone nervioso cuando escribimos un mensaje por whatsapp
y el mismo no le vemos las flechitas azules que nos indica que el mensaje se ha
ido y lo han leído?, creo que a muchos (por no decir a la gran mayoría).
Estamos tan acostumbrados a la inmediatez, que hasta en las calles transitando
en nuestros vehículos pensamos que nadie más tiene prisa por llegar a su
destino más que nosotros mismos. Es triste saber que la tecnología nos ha
llevado a la obtención de tantas cosas incluyendo el estrés… nos acerca con
personas que están lejos y nos separa de las personas con las que convivimos
bajo el mismo techo (como leí una vez por ahí)…
Deberíamos
aprender a cultivar la paciencia, pero no podemos, porque la inmediatez no nos
deja, y es esa misma inmediatez que nos acerca cada vez más a la soledad y a la
tristeza. Sin darnos cuenta y sin pensarlo siquiera, estamos dispuesto a dejar
de lado las cosas más privadas e importantes de nuestras vidas, tan solo por el
hecho de saber o enterarnos de cosas de otras personas, que muchas veces ni
siquiera nos conocen.
Hemos
sido capaces de abandonar nuestro pensar, nuestro razonar, nuestro discernir y
memorizar, por darle paso a la inmediatez, y la misma nos queda tan grande… no
somos capaces ni siquiera de memorizar un número telefónico, y ni hablar del número
de identidad y electoral (cédula de identidad); es vergonzoso ver a los niños
pequeños tararear canciones de violencia, sexo y alcohol y no saberse ni
siquiera la tabla del 2…
Deja
mucho que decir una población tecnológicamente avanzada, pero tan pobremente
instruida, que lo que le regala a la sociedad son ciudadanos llenos de miseria
espiritual, vacío existencial, seres, insatisfechos, insaciables,
incorregibles, capaces solo de seguir respirando en el momento que se vean sin
la tecnología a su alcance.
Les
hemos regalado nuestros hijos a la pornografía, al sexo desmedido y sin
control, y ni hablar de que es a destiempo, se los hemos entregado a una
sociedad vacía sin valores, sin principios, sin Dios. Creemos que todos estos
avances nos ayudaran a mejorar y a ser mas felices, pero los resultados son
contradictorios, cada día que pasa somos más infelices, mas soberbios, más irresponsables, con mucho mas altanerías,
mas envidiosos, mas frívolos, que no medimos consecuencias, irrespetuosos; Y
todo se lo debemos a la inmediatez.
Gracias
a la doña inmediatez, el señor estrés encontró su pareja perfecta, y juntos serán
capaces de acabar con una raza completa, la
raza humana. El problema no era la globalización, el problema no es vivir
felices, el problema no es amar más a nuestros hijos, el problema no es la falta
de dinero, el problema no es la inseguridad ciudadana, el problema no es el
desempleo, el problema no es problema… la pregunta es que nos está impidiendo
mejorar, transformar una sociedad al punto del colapso, de unos individuos tan
individuales que son capaces de vivir solos por su propia voluntad aunque esa
misma soledad les lleve a la muerte.
Las
palabras de la biblia son sabias y verdaderas, me gusta mucho este versículo,
te invito a meditar en el: El que es paciente muestra gran discernimiento; el que es agresivo
muestra mucha insensatez. Prov. 14:29
Volvamos a las sendas
antiguan, cuando éramos capaces de aprender y de enseñar valores y principios
para una generación futura en la cual teníamos las expectativas de que fueran
mejores que las nuestras. Pongamos nuestras vidas al servicio del prójimo,
amemos a Dios sobre todas las cosas y dejémonos guiar por nuestro creador, que
sabe todo lo que necesitamos y todo lo que nos sobra y estorba.
Vive feliz, vive un día
a la vez, deja la inmediatez y libérate del estrés.
Feliz martes. Bendiciones.