Cuando
eres madre o padre, sé que es gratificante llegar a casa y tener algo que
llevarle a los hijos; si, se siente bien, pero más bien te sientes cuando
alguien toca tu puerta y te da algo que realmente necesitabas y que no lo habías
comentado; quedas en el asombro total, pensando ¿Quién pudo darte lo que
necesitabas?, y más asombroso es cuando ya habías perdido la esperanza de
resolver lo que tenías que resolver.
Bueno,
es, a veces, cuesta arriba verte tan esforzado en la vida, tanto trabajar, luchar,
pelear, y no poder resolver lo que tienes que resolver, o verte de manos
cruzadas ante una eventualidad de la vida que te agarro desprevenido y que
ahora no sabes cómo lo resolverás.
Pero
qué bueno que existe un Dios omnipotente, omnipresente, omnisapiente, y todo
poderoso que nos acompaña siempre, que nos ama, que nos busca y que nos espera
con amor. Que está ahí para nosotros, justo en el momento que lo necesitamos. No
es como nosotros, que a veces lo pensamos para abrir la puerta del carro, la de
la casa, levantar el teléfono, contestar una llamada por el celular, brindarle
ayuda a alguien (aunque seamos espectadores de sus necesidades de primera
fila), y en eso se nos van los segundos, minutos, horas, días, semanas, meses,
años y no ayudamos a nadie, nunca, ni por más que nos necesiten; Y a esto le
tenemos muchas veces las respuestas más emocionantes del mundo, como por
ejemplo, estoy cansado, es que molesta mucho, tengo sueño, estoy muy cómodo, no
tengo tiempo, no es mi problema, que pague las consecuencia de sus actos, en
fin, siempre tenemos moneda para devolver. Qué pena que Dios no es así y
gracias a Dios que no todas las personas son así; Si Dios fuera así, pobre de
nosotros y si las personas fueran todas así pobre de nosotros. De cualquier
manera perdemos en cada una de esas circunstancias.
Pero
como Dios es bueno todo el tiempo, hoy nos regala una promesa de amor que se
encuentra en Jeremías 33: 3: “Clama a
mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.
Clama
a Dios, Él es el único que siempre está dispuesto a contestar, y a hacerlo con
amor.
Dios
te regale un lindo día, bendiciones de lo alto.
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