viernes, 26 de abril de 2019

¡Qué tristeza!




En el día de hoy mi corazón esta triste, al enterarme de una trágica noticia que sucedió en el día de ayer en un barrio de esta ciudad. Fue el caso de las niñas que estaban peleando en una escuela, y que su desenlace fue la muerte de una de las menores (y justamente la menor de las dos). Hechos como estos son los que cada vez más van convirtiendo los corazones de los humanos en piedra.

En la biblia cuando leemos las historias plasmadas allí, pocas veces nos remontamos a los momentos, lugares y personas que protagonizaron esos hechos, pero cuando nos toca escuchar que sucedió tan cerca de nosotros, a mí en particular, me afecta muchísimo.

En el libro de Génesis, hemos leído en infinidad de ocasiones la historia de Caín y Abel, pero creo que pocas veces hemos reparado en lo que pudo haber sentido Eva frente a ese acontecimiento; Sin embargo, cuando leemos la historia de la viuda de Naím, quizás sea más fácil identificarnos con una madre que pierde un hijo, pues la historia da más detalles sobre la situación, en contraposición con la historia anterior. Y ni hablar de misma muerte de Jesucristo delante de los ojos María.

Pero lo cierto es, que en todas las historias relacionadas que encontramos en la biblia, hay una madre sumida en un gran dolor porque ha perdido a su hijo, no importa que sea el único o que tenga más de uno, hijo es hijo. El dolor que experimenta una madre frente a la pérdida de un hijo es incontable, es indescriptible, por más que te lo expliquen, sino has sido protagonista de una tragedia similar, nunca alcanzaras a entender lo que, en ese momento, experimenta ese ser tan sensible, como lo es la madre.

De estas historias hay algo que quiero resaltar, en la primera (Caín y Abel) podemos ver cómo el mismo Dios reclama por la acción cometida, y sanciona el hecho; En la segunda (el hijo de la viuda de Naím), vemos cómo el mismo Jesucristo se interesa y hace un milagro en la vida de esa madre afligida por tan grande pérdida.

Dios ha de reclamar por todos esos actos de violencia que estamos viviendo a diario, y Jesucristo está siempre presente para consolarnos, reanimarnos y el día de su segunda venida, entonces nos otorgará el gran privilegio de volver a ver y estar con nuestros seres amados.

Esta escrito que vendrán tiempos peores que los que vivimos actualmente, y lo que le pido a mi Dios encarecidamente es que me de las fuerzas necesarias para continuar, no que me endurezca el corazón para que estas cosas no me afecte, sino que me dé la oportunidad de entregar mi vida por completo a Jesucristo, que me permita servirle, amarle y esperarle con tanto fervor y fe, que me ayude a fortalecerme espiritualmente cada día para poder fortalecer a otros en sus momentos de dolor y a llevar mensajes de esperanza y vida a todos aquellos que lo necesiten.

Hoy te invito a orar, por todas aquellas personas que han perdido a un ser querido, sin importar que tan lejos o cerca este en los lazos familiares que les unen. Orar por las madres y padres, para que nos ayude Dios  a encaminar a nuestros hijos por el camino del bien, para darles el amor suficiente y necesario para que ellos no lo busquen en otras personas o cosas de este mundo. Que nos dé el discernimiento para poder entender lo que sucede, y que no desmayemos en la lucha que representa estar cada día en este mundo, y que al final de la batalla del bien y el mal, nos pueda dar la victoria.

Dios te regale un buen día, Dios nos ama y nos perdona y recuerda lo que dice en Hebreos 4:15 “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.”

Que el mismo Dios de paz y amor que sustento ayer nos sustente hoy, bendiciones.



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